MaevePodía sentir la mirada de Kane quemando en mi espalda.Pero este era mi momento para demostrar que no solo era digna de Kane, sino también digna de ser su Reina.El vampiro era alto, con músculos grandes que indicaban su poder. Su mirada estaba fija en la mía, buscando algún signo de debilidad, pero me mantuve firme, mi postura despreocupada.—Está muy segura de ganar esto, ¿no es así? —su voz era un susurro desafiante que intentaba desestabilizarme.—Más segura de lo que tú pareces estar, —respondí con una sonrisa fría, intentando provocar su ira y ganar ventaja en su descuido.El vampiro gruñó y, sin más, lanzó un ataque rápido, su mano transformándose en una garra dirigida a mi cuello. Me incliné hacia atrás, esquivando su primer golpe con agilidad.Él, sorprendido por mi rapidez, no tardó en lanzar otro ataque, esta vez una patada baja destinada a derribarme.Giré sobre mí misma, evitando su pierna y aproveché la apertura para contraatacar. Mi puño conectó con su costado, un
MaeveLas semanas se deslizaron como sombras, y cada pista que seguíamos se desvanecía antes de que pudiéramos cerrar un círculo sobre Ethan.La frustración era cada vez más palpable en cada reunión que teníamos, pero a pesar del desánimo, la determinación por encontrarlo nunca flaqueó.Estábamos en la sala de guerra, rodeados de mapas y documentos por todos lados. Algunos de los vampiros más antiguos y poderosos, los pura sangre, estaban con nosotros.El aire estaba cargado de una tensión nerviosa, cada uno consciente de la amenaza que Ethan representaba no solo para nosotros, sino para todo el equilibrio del mundo sobrenatural.—No sería la primera vez que desaparece así, —suspiró uno de ellos, un vampiro llamado Alaric, que había visto más siglos pasar que cualquier humano podría imaginar. Llevó una mano al puente de su nariz, frotándola como si pudiera masajear la frustración de su mente.Estaba inclinada sobre la mesa, mis manos apoyadas sobre el mapa, con los dedos trazando las
Kane"Heredero," esa palabra resonaba en mi mente, retumbando con una intensidad que parecía hacer eco en cada rincón oscuro de mi existencia.Me paralicé, incapaz de moverme mientras los sollozos intermitentes de la mujer llenaban el aire. Mis manos temblaban ligeramente, la magnitud de lo que esa palabra implicaba golpeándome con una fuerza brutal.—Déjanos, —ordené con una voz que apenas reconocí como mía.La mujer asintió rápidamente, sus movimientos torpes y apresurados mientras huía de la habitación, dejando atrás un silencio que palpitaba con posibilidades.Una vez solos, miré a Maeve, observando cómo su pecho subía y bajaba con respiraciones agitadas, aún asustada por lo que había vivido hace nada.Me acerqué, cada paso hacia ella me costaba, como si caminara a través de una densa neblina. Al llegar a su lado, me dejé caer de rodillas a sus pies, sintiendo que el mundo entero se reducía a este momento.Mis manos, aún temblorosas, la rodearon por la cintura, y con cuidado coloq
MaeveEl aire de la sala del trono estaba cargado de tensión. La voz de Liam cortó el silencio, resonando con una cautela evidente:—No estamos aquí para pelear. —Sus manos estaban extendidas frente a él, las palmas abiertas en un gesto de paz, pero su cuerpo estaba tenso, preparado para cualquier reacción.A su lado, Sarah parecía una figura trágica, su rostro estaba pálido, sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas que reflejaban su miedo y desesperación. La tensión en sus hombros decía más que mil palabras, un temor latente a lo que podía desencadenarse en cualquier momento.A pocos pasos de mí, la mujer que había intentado matarme hace unas horas se movía sutilmente más cerca, sus movimientos casi imperceptibles, pero yo los noté todos.Mi cuerpo reaccionó instintivamente, tensándose como un arco listo para ser disparado. Ella intentaba parecer desinteresada, pero el ligero temblor en sus manos la delataba.Alrededor mío, los vampiros que estaban mas cerca, me miraron por un s
MaeveLa salida de Liam fue silenciosa pero tensa, cada paso resonando con un eco de derrota y desesperación.Kane permitió que se llevara el cuerpo de Sarah. Sin embargo, el collar que había llevado ella quedó en nuestras manos.Al examinarlo más de cerca, uno de los especialistas en tecnología le hizo un estudio, descubriendo algo que me dejó sin aliento.Dentro de él, oculto ingeniosamente, había un micrófono diminuto y un dispositivo aún más horripilante: un sistema cargado con una bala explosiva.Me dí cuenta de que Sarah había estado bajo vigilancia en todo momento, aún así no dudó cuando decidió revelarme los secretos que no debía, haciendo que Ethan actuara. Desde algún lugar remoto, él había detonado la bala, terminando su vida en un instante.Unas horas después de digerir la crudeza de esto, mientras mi corazón aún intentaba encontrar el ritmo correcto, Kane convocó a una reunión urgente con los demás vampiros.Estaba sentada en la sala de guerra esperando a los demás, con m
MaeveNuestra habitación tenía un aire casi sagrado cuando Kane cerró la puerta detrás de nosotros, sellando el mundo exterior y sus amenazas por un momento.El aire estaba impregnado del aroma sutil de lavanda y el más intenso de nuestro propio miedo y tensión. Él me rodeó con sus brazos, un abrazo que dejaba ver y sentir todo el terror que ambos sentíamos por la misión que teníamos por delante.—Prométeme que te mantendrás a salvo, —susurró cerca de mi oído, su aliento cálido enviando un escalofrío por mi columna.—Lo prometo, —respondí, aunque mi voz temblaba.—De verdad, sin ti no soy nada, ángel. No quiero ni pensar en qué pasaría si... —su voz se quebró, la idea de perderme era demasiado para él, como lo era para mí perderlo a él.—No tienes que hacerlo, mi amor, —le aseguré, cortando sus temores antes de que pudieran tomar más forma.Mis manos se deslizaron por sus brazos, sintiendo el tenso contorno de sus músculos bajo su camisa. Sus brazos se apretaron un poco más alrededor
MaeveKane y los demás ya habían entrado hacía unos treinta minutos, asegurándose de que nuestro camino estuviera libre de la mayoría de los enemigos.Aunque confiaba plenamente en su fuerza, el miedo a perderlo se enredaba en mi estómago, una serpiente fría que apretaba con cada paso que dábamos hacia el palacio.—Estamos listos, mi Reina, —anunció uno de los vampiros que me acompañaba.Asentí, intentando apaciguar el tumulto de mis emociones.Los pasos resonaban en los húmedos y oscuros pasillos del calabozo mientras avanzábamos. El olor a moho y a viejo parecía impregnar cada piedra, y la humedad se adhería a mi piel como una segunda piel.Mi corazón martilleaba contra mi pecho, cada latido resonando en mis oídos como un redoble de tambores antes de la batalla."Tiene que estar bien", me repetía a mí misma, tratando de disipar el miedo que me amenazaba con paralizarme.A pesar de la oscuridad, el camino estaba bastante claro gracias a los vampiros que iban delante, que con sus sent
MaeveJusto cuando el agarre de Liam se hizo casi insoportable, cerré los ojos por un instante, reuniendo cada gramo de fuerza que había acumulado desde que empecé a entrenar.Mi respiración se alineó con mi determinación, y en un movimiento fluido y decidido, flexioné las rodillas para bajar mi centro de gravedad y utilicé la fuerza de mis piernas para impulsarme hacia arriba y hacia atrás, desestabilizándolo.Con un giro de mi muñeca, logré aflojar su agarre en mi cabello.La sorpresa en su rostro fue visible, y aproveché ese breve instante de desconcierto para dar un paso hacia atrás, liberando completamente mi cabello de sus dedos.El dolor punzante en mi cuero cabelludo se mezcló con la adrenalina y la rabia del momento, arranqué el pedazo de flecha de mi hombro y me impulsé hacia adelante en un contraataque.Liam, recuperando su compostura, frunció el ceño, frustrado pero impresionado.—¡Todo esto es tu culpa, Maeve! —gritó, lanzando un puñetazo que logré esquivar por poco. Su v