MaeveLos días se habían convertido en una sucesión interminable de horas grises y silenciosas en esa habitación.El aire en este lugar tenía ese toque fresco y pesado que se siente cuando estás cerca del agua, el ligero eco de las gotas resonando en algún lugar cercano, me indicaban que estaba cerca de un río, tal vez en una cueva o bajo tierra.La puerta solo se abría cada pocas horas, un plato se deslizaba dentro, y se cerraba con un clic que resonaba como un eco de mi desesperación.No quería comer, no quería aceptar nada de este hombre, me rehusaba a darle a él, a Ethan, la satisfacción de verme sometida.Él quería que odiara, que despreciara a una especie entera.Pero no podía, no cuando Luca, un vampiro, había sido mi soporte, mi mejor amigo. Y Kane... Kane, que había ocupado cada rincón de mi corazón y todavía estaba allí. ¿Seguiría siendo mi novio después de todo esto?Dudaba, no solo de mi futuro con él sino de todo lo que había creído sobre nosotros. ¿Podría él amar a algui
KaneLas llamas danzaban en lo alto, consumiendo la guarida de los cazadores con un hambre que reflejaba la mía.Acababa de matar al último de ellos, mi furia teñida en carmesí sobre mis manos, y el eco de su último aliento aún colgaba en el aire viciado.El suelo bajo mis botas estaba pegajoso, empapado en sangre y cenizas, y el olor metálico y quemado se mezclaba en un perfume grotesco que me llenaba los pulmones.Ada se acercó a través del humo, sus pasos casi silenciosos en el caos.—No está aquí, —dijo, su voz cortante como el viento de invierno."Mierda" rugí, la frustración ardiendo en mi pecho.Era la cuarta guarida que destrozábamos esta semana y no había rastro de Maeve. La ira se desató dentro de mí como una bestia salvaje.Giré hacia el cuerpo sin vida del cazador a mis pies, y con un grito, mis puños cayeron sobre él, golpeándolo, deshaciendo lo que quedaba en pedazos irreconocibles.Vinicius apareció frente a mí en ese momento, sonriendo con esa sonrisa irritante, sabía
MaeveCuando Luca me levantó en sus brazos, apenas tuve tiempo de procesar lo que estaba sucediendo.Me sentí tan liviana, tan frágil, como si todo mi ser estuviera desmoronándose después de las palabras de Kane.El aire frío de la noche apenas rozó mi piel mientras él corría conmigo en brazos, y el rápido latido de mi corazón resonaba en mis oídos, mezclándose con el sonido de sus pasos apresurados.En lo que pareció un instante, estábamos en mi apartamento. Luca me dejó con cuidado en el suelo de mi habitación, sus movimientos eran rápidos pero cuidadosos, como si temiera que pudiera quebrarme en cualquier momento.—Saca lo que puedas, tenemos unos pocos minutos antes de que alguien venga aquí... —dijo con urgencia, mirando hacia la puerta como esperando que en cualquier momento pudiera aparecer alguien más.—¿Qué más da? —las palabras salieron de mí en un sollozo, mi voz quebrada por el dolor. Me senté en el borde de la cama, sintiendo la presión de cada lágrima que brotaba. —A él
MaeveRecostada en el asiento trasero del coche, cerré los ojos por un momento, intentando encontrar algo de calma en el suave ronroneo del motor.La conversación entre Luca y Clau se filtraba por mi cansancio, sus voces un suave murmullo que poco a poco captó mi atención.—Creo que deberíamos ir al sur una vez que encontremos a la mamá de Maeve. Podría ser más seguro allí para todos, en especial para ella... —estaba diciendo Luca mientras cambiaba las estaciones de radio.—¿Al sur? ¿Estás seguro de que eso nos alejaría de todo este lío? —Clau parecía escéptica, pero su tono mostraba que estaba considerando la idea.—Sí, he oído que hay menos actividad de cazadores y vampiros allá. Podríamos encontrar un lugar donde Maeve pueda estar segura, al menos por un tiempo, —respondió ajustándose en su asiento.Hubo un breve silencio antes de que Clau le volviera a hablar, el sonido de la carretera llenando el espacio entre ellos.—Está bien, pero solo si Maeve está de acuerdo. Al final, es su
Kane—He llamado a todos, estarán en unas semanas por aquí, —anunció Vinicius con un tono de suficiencia, haciendo girar la silla en la que se sentaba detrás de su escritorio. Su mirada calculadora me estudiaba mientras hablaba. —Tiempo suficiente para rastrear a Ryder y matarlo.—Bien, —respondí secamente, mi voz escondía mis emociones que luchaban por salir. Quería escapar de sus garras, de esta red de manipulación y muerte en la que me había enredado.—Con eso liquidado, nos queda un cabo suelto... —continuó, su voz bajando a un tono conspirativo que me hizo tensar cada músculo. —La chica Ryder también tiene que morir.Intenté por todos los medios mantener mi rostro impasible, no quería que él viera cuánto me afectaba la idea de hacerle daño a Maeve. Realmente deseaba que no pudiera leer en mí cuánto me jodieron esas palabras.—Bien. —Mi respuesta fue un susurro forzado, un esfuerzo para ocultar el desgarro interno que sentía.Vinicius sonrió con una autosatisfacción nauseabunda, c
MaeveObservé a Kane alejarse, cada paso hacia eco en el vacío que se había formado en mi pecho.No hubo vacilación en su andar, ni una mirada atrás, nada que indicara que lo que acababa de pasar lo afectaba en lo más mínimo. Que mí sufrimiento no le importaba.Pero yo no podía moverme, paralizada por el dolor y la incredulidad, sobre el cuerpo sin vida de Luca, sintiendo el frío del suelo del bosque penetrando en mis huesos."¿Por qué a todos los que amo terminan así?" La culpa me consumía, mordiendo cada rincón de mi ser.Dani, Clau, ahora Luca... cada uno arrancado de mi vida por una violencia que parecía seguirme como una maldición."¿Por qué ellos?" Todo esto era por mí, por mi legado, por mi sangre.Si no hubiera sido por mí, Luca y Clau todavía estarían aquí, viviendo. La crueldad de esa verdad me envolvía, sofocante y despiadada."Debería haber sido yo," pensé con amargura. "Debería haber sido más fuerte, más inteligente. Debería haberlos protegido." Pero las palabras no ofrec
MaeveDesperté de repente, con la sensación desconcertante de que algo, o alguien, faltaba a mi lado en la cama.Mi mano se deslizó sobre las sábanas frías, buscando en vano el calor de esa otra persona. Abriendo los ojos, me encontré sola en la habitación, el recuerdo de la noche volviendo a mi mente.—Idiota, —me murmuré a mí misma, reprendiéndome por la esperanza fugaz de que podría haber sido una pesadilla.Me levanté con movimientos lentos, impregnados del cansancio de mi alma. Miré la hora en un reloj sobre la mesita de noche; el día apenas comenzaba y ya sentía el peso de lo que me esperaba. Suspiré, mi aliento formando un pequeño vaho en el aire frío de la habitación, y me dirigí hacia el baño.La ducha fue rápida, el agua caliente golpeando mi piel y ayudándome a disipar la tensión en mis músculos. A medida que el vapor llenaba el espacio, traté de ordenar mi mente, preparándome para el entrenamiento. Me envolví en una toalla y regresé a la habitación para vestirme.Abrí el a
MaeveMientras mis puños golpeaban con un esfuerzo que poco a poco se convertía en frustración, Ethan observaba cada movimiento con una precisión casi quirúrgica. Sus ojos no se perdían ni un solo detalle, y aunque había mejorado en fuerza y precisión, mi velocidad seguía siendo un punto débil.—Debes trabajar en tu velocidad, —dijo cómo leyendo mi mente, lanzándome una patada rápida que no logré esquivar a tiempo. El golpe me desequilibró, y caí al suelo con un golpe sordo.Me levanté rápidamente, escupiendo sangre a un lado del ring de entrenamiento. Aunque los golpes y las caídas se habían vuelto una rutina diaria, y gracias a mi condición de cazadora mi cuerpo se curaba rápidamente, el dolor físico era apenas una sombra comparado con el dolor emocional que llevaba dentro. Las marcas de los golpes desaparecían, pero las cicatrices internas permanecían.Ethan continuó, aprovechando mi momento de debilidad para añadir un comentario que no había pedido.—Y de paso deberías hacer nuevo