El imponente ejército se detuvo frente al hotel. Cada soldado estaba armado hasta los dientes, con una mirada aguda en los ojos. Frente a los soldados, Félix estaba parado con las manos detrás de la espalda. Observó a Xavier en lo más alto de los escalones con una expresión burlona.—Muchacho, nos e
—¡¿Qué has dicho?! Félix sintió una repentina contracción en sus pupilas. Una asombrosa aura asesina brotó de su cuerpo. Xavier no le respondió. Sus ojos negros estaban llenos de indiferencia, con una mirada fría y amenazante. Las cuentas serían liquidadas aquí y ahora.—¡Estás buscando la muerte!
—¿Has visto la disparidad con tus propios ojos? —murmuró Xavier. Una sombra de frío pasó por su mirada.—Esa persona es realmente molesta —murmuró Valeria mientras observaba la figura de Félix alejarse.Sin embargo, ella no podía hacerle nada a Félix. Después de todo, su identidad y trasfondo eran i
En ese momento, Beatriz regresó al hotel y se preparó para dejar la ciudad Santavilla. Su rostro mostraba un ligero cansancio. Ya no sentía ningún apego hacia ese lugar. La única persona que valía la pena recordar había sido rechazado por ella misma. —Señorita, ¿realmente no le vas a decir la verd
—Beatriz, permíteme llevarte de regreso a Capironda. Esta vez, conmigo a tu lado, nadie podrá hacerte daño.Félix miró a Beatriz con un toque de arrogancia en su rostro. Él no permitiría que ella sufriera, no como con Xavier, un inútil. —Umm —Beatriz asintió con la cabeza, y en sus hermosos ojos se
—Xavier, hemos llegado.En la entrada del complejo Azul Celestial, Sonia miró a Xavier en el asiento del copiloto y le habló con suavidad.—Entonces, me marcho —Xavier miró a Sonia con una sonrisa en los ojos.—Está bien. Si tienes algún problema, llámame. No te quedes solo con tus preocupaciones.S
—¿Qué sucede? ¿Sonia aún no ha llegado a casa?Dentro de la villa, Xavier miraba su teléfono celular con el ceño fruncido al ver que aún no recibía el esperado mensaje. Según lo habitual, Sonia ya debería haberle enviado un mensaje informándole que había llegado a salvo a casa. Pero ahora, ya había
—¡Tú… no te acerques!Los ojos de Sonia temblaron, llenos de miedo.—¿Qué no me acerque? ¡Si eres muy buena fingiendo ser inocente y seduciendo a los hombres! Hoy voy a desfigurar esa cara. ¡A ver cómo te ves después de esto!Triana mostraba una expresión siniestra. Se acercó a Sonia y acercó la pun