Dentro de la villa, las copas se chocaban entre sí. Todos levantaron sus copas para brindar por el octogésimo cumpleaños del señor Alejandro.—¡Señor, le deseamos una larga vida y una felicidad eterna!—¡Jaja, gracias!Alejandro estaba radiante de alegría. Miró el asiento vacío a su lado y preguntó
En la villa, el ambiente se volvió pesado. Alejandro miró a Xavier con una leve ira en sus ojos profundos. —Muchacho, te advierto por última vez. Si has venido a felicitar, te soy la más cordial bienvenida. Pero si has venido a causar problemas, no te sorprendas si no soy amable.—¿No ser amable?X
El ambiente en la villa se volvió tenso y silencioso. Todos miraban a Xavier con incredulidad, ¡claramente sorprendidos de que se atreviera a decir esas palabras frente a ellos!—¿Qué dijiste, mocoso?La voz furiosa de los miembros de la familia Minguez resonó después de un breve silencio.—¡Maldito
—¿Traer un batallón?—¿No lo escuché mal, dijo que iba a traer un batallón? ¿Y que estarían completamente armados?—¿Quién se cree que es? ¿Un coronel?—Jeje, ¡parece que está tratando de fingir! Al escuchar que Xavier iba a traer fuerzas militares de un batallón a Santavilla, los miembros de la fa
—¡Coronel García!Los miembros de la familia Minguez miraron al hombre vestido con uniforme militar con caras pálidas, temblando violentamente. No podían creer que Xavier realmente hubiera traído un batallón del Distrito Militar de Santavilla, ¡e incluso al propio Coronel García! ¿Cómo podía ese muc
—¿Papá, deberíamos contarle esto al señor Fernández?Andrés miraba a su padre con el corazón acelerado.En este momento, parece que solo la intervención de la familia Fernández podía resolver eso sin problemas.—¿Quieres morir? —respondió Alejandro con una mirada feroz hacia Andrés. —Si el señor Fe
—Señor Chiva, veo que los miembros de la familia Minguez están todos llenos de malas intenciones —le advirtió David en la entrada de la mansión.—Lo sé —respondió Xavier con indiferencia.—Entonces, ¿por qué les está dando tres días de tiempo? —David no lo entendía.—Porque en este momento, la famil
—¡Esta tropa, realmente la mandaste tú!Teresa se tapó la boca, casi incapaz de articular palabra por la sorpresa, respiró profundamente con fuerza. Después de un rato, logró calmarse un poco. Pero su mirada seguía llena de asombro: —Xavier, ¿quién eres realmente para que incluso un teniente corone