Xavier ignoró por completo las miradas de las mujeres. Miró a Sonia, que aún estaba sorprendida a su lado, le dijo con tono muy suave: —Sonia, vámonos.—¿Eh? ¡Hmm!Sonia finalmente volvió en sí y también planeaba irse de allí en ese momento.—¡Pero Xavier, ¿quién te dio permiso para irte?!Triana de
—Triana, ¡tu novio es realmente impresionante!—Sí, ¡logró cambiar drásticamente la actitud del señor Zumbado!—Tienes mucha suerte de tener un novio así. ¡Te lo envidiamos muchísimo!Cuando las mujeres se enteraron de que fue Uriel quien ayudó detrás de escena, todas se aglomeraron alrededor de él.
—Lo siento, Xavier, otra vez te he causado problemas.Frente a la entrada del club La Estrella, Sonia apretó con fuerza los labios, con una expresión de culpabilidad en su rostro. Si no fuera por Xavier tratando de salvarla, no habría sido arrastrado a ese alboroto.—No tienes que disculparte conmig
Esa noche.Xavier, que se estaba preparando para bañarse, recibió una llamada telefónica de un número desconocido.La llamada era de José. Su tono estaba lleno de respeto y temblor: —Señor… Señor Gran Demonio, ¿es usted?¿Gran demonio? Xavier, al escuchar ese título, no pudo evitar levantar asombrad
—Claro que estamos aquí para asistir al banquete.Fue Xavier quien habló. Miró fríamente a Triana, observando a esta mujer presumida.—¿Asistir al banquete?Triana se sorprendió por un momento, y al instante, una sonrisa burlona apareció en la comisura de sus labios: —Aún no les he cobrado lo que hi
Una sola frase, cargada de sarcasmo.Uriel tenía una expresión juguetona mientras miraba a Xavier.—Jaja, parece que tienes mucha confianza en ti mismo.Xavier sonrió levemente.—Yo siempre he tenido confianza en mí mismo, a diferencia de algunas personas que necesitan recurrir a la intimidación par
—Señor Hugo, los dos ya se fueron.Respondió Uriel al señor Hugo con total indiferencia en su tono.—¿Se fueron?Hugo se quedó atónito: —¿Cuándo se fueron?Esa vez, vino específicamente para disculparse con el señor Chiva y la señorita Uriarte. Antes de salir, ¡el jefe le dio innumerables advertenci
La sala entera quedó repentinamente en completo silencio, sin un solo murmullo. Todos miraban al señor Hugo con asombro y temor en sus ojos. ¿Qué... qué estaba pasando aquí realmente?—¿Están todos sordos? ¡Maldición, les dije que fueran y trajeran al señor Chiva y a la señorita Uriarte de vuelta!E