NadinaEros era un intenso, pero sí había notado que mis hijas pataleaban mucho cuando él no estaba cerca. Eso me gustaba y, por momentos, me fastidiaba. Alex me dijo que mis hormonas se intensificarían por ser mellizas, y lo cierto, era que ni yo me entendía. Sí, me había dolido mucho la situación con mis padres.Ahora que pasé sola, lo noté. Por eso le daré la mejor fiesta de cumpleaños, quiero reivindicarme y hablaré con ellos, quiero que me entiendan. Con lo de Eros, tenía miedo de que me juzgaran cuando se sepa que la intensa fui yo. Y con el embarazo había días en donde amanecía sin ganas de ver a nadie y no quería reconocerlo. Y al siguiente lloro por no tenerlos cerca.Y espero reivindicarme con mis padres, por eso haré una bella recepción. Quiero demostrarles cuánto los amo a todos ellos. Mi tía Fernanda tenía razón; dijo que no diera por hecho algo que no era normal en mí, mi embarazo me tenía como la loca de la familia. Lo sucedido hoy con Andy me molestó e indignó.Era cie
AdaraEl padre había oficializado una misa corta, yo me mantuve alejada de eso. Mientras los empleados, los niños y él celebraba, yo recorría las instalaciones. Mi tía Patricia me encontró en la última habitación de bebés hasta un año, había varias cunas.—Te encontré.—Hola, tía.Me abrazó y en ese momento no sabía que necesitaba tanto de una muestra de afecto. Pero como me ha dicho mi madre. Con los años no es necesario que nos digan las cosas, las intuimos.—¿Estás bien? Te veo triste.Y ahí estaba la sabiduría de los años. Siempre se daban cuenta de todo, dicen que las madres eran adivinas, pero nosotros tenemos madre y segundas madres a las que no se les escapaba nada.—Solo un poco. Creí que me había embarazado y en la madrugada me vino la menstruación.—Sé cómo se siente, por varios meses me sentí así cada mes, hasta que ocurrió el milagro y Eduardo José llegó a mi vida, después cada uno de mis siguientes hijos.—¿Cómo lograste controlar la ansiedad?—Trabajando mucho, y entreg
ErosNadina se puso muy pálida, la cargué, le di un beso en la frente, salí con ella para llevarla a la clínica de Alex. Fernanda se despidió de la agente, a mí se me pasó. Fue descortés el no despedirme de ella, en el momento en que vi a la madre de mis hijas palidecer nada fue más importante.Reconozco que sentí muchos celos y de no ser por mi tía que me encontró de camino y se plantó firme, en este momento le estaría reventando la cara al Andicito ese. Luego escuché cuando ella lo llamó y le dijo las palabras que me devolvieron los sentidos y la cordura. Saber que su intento de besarla fue fallido, escucharla decirle que se apartó, no se lo permitió me agradó mucho.Lo mejor fue escucharla decir que quería quedarse sola, si le daba por tener compañía me escogería a mí por ser padre de sus hijas y sobre todo porque seguía amándome. Yo sabía que mi Divina estaba ahí adentro; controladora, egoísta, intensa, pero así la amaba, también tenía una larga lista de cualidades las cuales me h
JuliánAdara me envió la dirección del nuevo orfanato de mi madre y mis tías; ya con este era el número diez. Dejé el carro al frente del lugar. Al ingresar, varios niños corrían por todos lados. Mi tía bajó las escaleras y me abrazó.—¡Qué guapo estás! —sonreí, le di un beso en la frente.He visto cómo su metodología había dado resultados. En la constructora había un arquitecto y dos delineantes. Ellos eran jóvenes egresados del orfanato, y no solo en la constructora teníamos a los jóvenes que no fueron adoptados. Los había en cada una de las empresas de sus esposos.Como en el despacho de Carlos, en las oficinas de Alejo, en los colegios administrados por Regina, en los restaurantes de mi tío José Eduardo, en las clínicas de Benjamín y de Eros, en las empresas de Santos, en los supermercados y en las inversiones de Vladímir, en los hoteles de los Katsaros, en la clínica de reposo de mi madre, en los orfanatos de mi tía, hasta en los hoteles - hacienda de Aurelio.En cada una de las
NadinaSe fue, Eros salió a verse con esa pelirroja, ¡me dejó sola y se fue con ella! Continué pintando, tenía unas ganas enormes de llorar.—¿Ese cuadro se llamará masacre en el apartamento Kozlova?—¡No estoy para bromas Fernanda!—¿Fernanda? —Se puso las manos en la cintura y comenzó a taconear. Lancé el pincel al balde que tenía con agua para que no se endureciera y la miré a los ojos—. A la sala jovencita.—Ya estoy bastante grandecita…—¡Me importan la reverenda M!, tú y yo tenemos una conversación pendiente desde el día en que llegué y creo que hoy es el día apropiado para hablar.No iba a discutir con ella, tenía la particularidad de que siempre se salía con la suya y, la verdad, tenía muchas ganas de gritar. Cuál perrito regañado salí del taller y me senté en el mueble de la sala. Fernanda puso dos botellas con agua en la mesa. Desvié la mirada, me enfoqué en la ventana; cualquier cosa era más interesante que verla a punto de reprenderme.—¿Por qué es el enojo?—No estoy enoj
Nadina—Jamás he dejado de hacerlo, para mí fue muy claro cuando Andy intentó besarme, ni mi cuerpo, ni mis hijas, ni mi alma lo aceptaron.—Eso ya es un punto a favor. Y Andy no es una buena persona. —Me miró con detenimiento—, no lo es Nadina. Un ser humano que te dice que la familia es lo peor del mundo y que a cierta edad ya debes de mandarlos a la porra, esa información es una mierda. Te acepto esa reacción si tu hogar fuera un campo de batalla y necesitas tranquilidad.» Lo comprendería si tus padres sean de esos seres mal intencionados quienes no quieren que sus hijos crezcan en la vida. Donde los maltratan física y psicológicamente. Pero Vladímir y Socorro son personas increíbles. Saben cuándo intervenir. Y perdóname, ya vas a ser madre y comprenderás, los hijos siempre serán nuestros hijos hasta que mueran. Siempre nos vamos a preocupar, los padres queremos verlos bien. Los buenos padres.—Lo sé.—Antes de ser descortés con las personas que te dieron la vida, analiza por qué
NadinaHabían pasado varios días. Eros regresó a Colombia para tratar sus temas referentes a la clínica, quedó de viajar el viernes de nuevo; debe de llegar mañana. Los días con Fernanda se pasaron muy rápido. La organización del cumpleaños de mi papá nos mantuvo ocupadas. Además, en las tardes hasta la madrugada me había dedicado a pintar. De mi parte lo agradecía, puse mi mente en sincronía con quién era.Eros y yo hablábamos mucho por teléfono, sus llamadas las recibía con un hormigueo en mi estómago; como cuando éramos jóvenes. Fernanda me comentó que, muy seguro, después de los seis meses mis hormonas estarán estables. Aunque lo dudo, no hemos pensado en los nombres de nuestras hijas. Eso era algo para pensar, una vez Eros, regrese.De Andy no sabía nada, me escribió el sábado a decirme de su repentino viaje a un tema familiar. Me pareció extraño, pues él era poco familiar. Eros pidió discreción y no le dijera nada, pero la verdad… temía por mis hijas. Aún me parecía increíble es
Nadina—¿Qué te preocupa? —sonrió y me señaló con el dedo.—Así me gusta. Amo a Samuel, soy su madrina y es mi niño también. Lamento el darme cuenta de la carencia de amor, de hombre, hacia mi niña, la quiere, pero como un hermano. La cuidará, dará su vida por mi hija, pero soy consciente: la ve, respeta, la tiene en su lista de mujeres sagradas. Pero no la ama, la adora de la misma manera en cómo ama a Maco. Mientras tanto, mi hija desde su adolescencia suspira por Samuel.—Gaby es hermosa.—Gabriela es preciosa. Ni modos, en el amor nadie manda. Es cierto, lanzo comentarios como: nunca te metas con ella, es sagrada para ti, donde le faltes… ya sabes. Solo lo he hecho para retarlo y mirar si esa negación lo hacía mirar como mujer. Pero nada. Solo me duele ver a mi hija rechazar buenos partidos solo por esperar algo que nunca le llegará.—¿Por eso todos ustedes les mandaron a las chicas a las citas conyugales?—Sí, Gaby lleva dominó y cartas para jugar con Samuel. En un par de ocasion