NadinaFue extraño, más no incómodo, el despertar de nuevo en sus brazos. Dormía profundamente. La cita médica era a las nueve y apenas eran las seis de la mañana. Salí con cuidado, tomé ropa interior, algunos objetos personales para bañarme en el otro baño. No quiero despertarlo. Me dio la impresión de que no ha dormido muy bien y si él no se cuida podría tener un bajón y eso se traduce en anemia, luego una descompensación de plaquetas y no quiero ni pensar en lo que pasaría.Al abrir uno de los cajones, vi las cartas que había encontrado al llegar cuando las dejé en el aeropuerto. No pude leerlas porque llegó Andy y las guardé, ahora tampoco las iba a leer. En parte lo dicho por Andy era razonable, se puso a tener detalles cuando vio que me perdía. «¿Insistes en esa tontería? Sabes que te mientes a ti misma». No era momento de pensar… pero algo muy feo se siente en el pecho.Mi tía Fernanda preparaba el desayuno, no tenía idea de lo que preparaba, pero olía muy bien. Ingresé en la s
NadinaEros era un intenso, pero sí había notado que mis hijas pataleaban mucho cuando él no estaba cerca. Eso me gustaba y, por momentos, me fastidiaba. Alex me dijo que mis hormonas se intensificarían por ser mellizas, y lo cierto, era que ni yo me entendía. Sí, me había dolido mucho la situación con mis padres.Ahora que pasé sola, lo noté. Por eso le daré la mejor fiesta de cumpleaños, quiero reivindicarme y hablaré con ellos, quiero que me entiendan. Con lo de Eros, tenía miedo de que me juzgaran cuando se sepa que la intensa fui yo. Y con el embarazo había días en donde amanecía sin ganas de ver a nadie y no quería reconocerlo. Y al siguiente lloro por no tenerlos cerca.Y espero reivindicarme con mis padres, por eso haré una bella recepción. Quiero demostrarles cuánto los amo a todos ellos. Mi tía Fernanda tenía razón; dijo que no diera por hecho algo que no era normal en mí, mi embarazo me tenía como la loca de la familia. Lo sucedido hoy con Andy me molestó e indignó.Era cie
AdaraEl padre había oficializado una misa corta, yo me mantuve alejada de eso. Mientras los empleados, los niños y él celebraba, yo recorría las instalaciones. Mi tía Patricia me encontró en la última habitación de bebés hasta un año, había varias cunas.—Te encontré.—Hola, tía.Me abrazó y en ese momento no sabía que necesitaba tanto de una muestra de afecto. Pero como me ha dicho mi madre. Con los años no es necesario que nos digan las cosas, las intuimos.—¿Estás bien? Te veo triste.Y ahí estaba la sabiduría de los años. Siempre se daban cuenta de todo, dicen que las madres eran adivinas, pero nosotros tenemos madre y segundas madres a las que no se les escapaba nada.—Solo un poco. Creí que me había embarazado y en la madrugada me vino la menstruación.—Sé cómo se siente, por varios meses me sentí así cada mes, hasta que ocurrió el milagro y Eduardo José llegó a mi vida, después cada uno de mis siguientes hijos.—¿Cómo lograste controlar la ansiedad?—Trabajando mucho, y entreg
ErosNadina se puso muy pálida, la cargué, le di un beso en la frente, salí con ella para llevarla a la clínica de Alex. Fernanda se despidió de la agente, a mí se me pasó. Fue descortés el no despedirme de ella, en el momento en que vi a la madre de mis hijas palidecer nada fue más importante.Reconozco que sentí muchos celos y de no ser por mi tía que me encontró de camino y se plantó firme, en este momento le estaría reventando la cara al Andicito ese. Luego escuché cuando ella lo llamó y le dijo las palabras que me devolvieron los sentidos y la cordura. Saber que su intento de besarla fue fallido, escucharla decirle que se apartó, no se lo permitió me agradó mucho.Lo mejor fue escucharla decir que quería quedarse sola, si le daba por tener compañía me escogería a mí por ser padre de sus hijas y sobre todo porque seguía amándome. Yo sabía que mi Divina estaba ahí adentro; controladora, egoísta, intensa, pero así la amaba, también tenía una larga lista de cualidades las cuales me h
JuliánAdara me envió la dirección del nuevo orfanato de mi madre y mis tías; ya con este era el número diez. Dejé el carro al frente del lugar. Al ingresar, varios niños corrían por todos lados. Mi tía bajó las escaleras y me abrazó.—¡Qué guapo estás! —sonreí, le di un beso en la frente.He visto cómo su metodología había dado resultados. En la constructora había un arquitecto y dos delineantes. Ellos eran jóvenes egresados del orfanato, y no solo en la constructora teníamos a los jóvenes que no fueron adoptados. Los había en cada una de las empresas de sus esposos.Como en el despacho de Carlos, en las oficinas de Alejo, en los colegios administrados por Regina, en los restaurantes de mi tío José Eduardo, en las clínicas de Benjamín y de Eros, en las empresas de Santos, en los supermercados y en las inversiones de Vladímir, en los hoteles de los Katsaros, en la clínica de reposo de mi madre, en los orfanatos de mi tía, hasta en los hoteles - hacienda de Aurelio.En cada una de las
NadinaLlegamos de la reunión de Blanca, ya no podía seguir ocultándole a Eros que estaba embarazada.—Divina, ¿quieres cenar? —Le sonreí, me miró y suspiró—. Mientras preparo la cena, ¿podemos hablar? —mi corazón comenzó a latir más de prisa.—Claro.—Vi la invitación que te hicieron para presentarte en la galería de Nueva York.—Sí. —Aún no había decidido.Esa preciosa sonrisa me desarmó. Lo amaba, jamás lo negaré, pero yo quería más. Necesitaba sentirme importante para él y no su última opción.—Nadina…—Sí. —Me observaba.—Sí, estarás en la galería, o sí debemos hablar. Desde hace un mes no hemos estado juntos, me evades y eso ya me preocupa.Tenía razón, ya se me notaba el vientre y con lo demandante que podía llegar a ser en temas íntimos, temía que le hiciera daño, hasta ahora mi hijo se desarrollaba de manera perfecta, y sus turnos en la clínica fueron los que me había salvado. Puso el agua para hacer pastas. Sacó el atún y el tomate para hacer la salsa.—Eros… yo…No pude hab
ErosMe tardé más de la cuenta y le dije a Nadina que no demoraría, pero esto era fascinante y espero ella pueda entenderme. Ver el milagro de la vida y saber que hice parte para lograr a cabo da una gran satisfacción en el alma. Era como confirmar que naciste para salvar vidas. Así como mi mujer me salvó en el pasado.Todos me felicitan porque la medicina que le suministré al paciente, la cual era experimental, daba resultad. Él ya había sido diagnosticado con daño cerebral, y ahora sus familiares no dejaban de agradecerme. Aún debía seguir sumando más casos para que puedan avalar mi tratamiento como la cura para esas personas que estuvieran en estado de coma. Ellos estaban regresando.Eran las dos de la mañana, Nadina ya debía de estar dormida. ¿Qué querrá decirme? No hemos intimado desde hace un mes y eso me preocupaba. Dejé la bata en el perchero, tomé las llaves del carro. La puerta se abrió y Amelia ingresó. —Si volvía de nuevo a insinuarse, tendré que pedirle a Benjamín que la
AdaraTerminé de arreglarme para presentarme en la constructora. Ayer, después de que la gente se fue, nos quedamos en la casa, con nuestro pequeño príncipe… —No pienses de nuevo en eso, pero no podía mentirme a mí misma, así me vean sonriente. Mi alma no sanaba, creo que jamás sanará por la pérdida de mi bebé y el llanto de mi pequeño príncipe solo renovó todo.Pero Maco tenía razón, ya era momento de enfrentar mi verdad, y no iba a permitir que ese imbécil se case, y si lo hace, haré que se arrepienta. Él sigue odiándome, y yo he sido la primera promotora para incrementar ese desprecio al darle a entender que, si lo hice, el problema fue que él no entendió la ironía.Y los antecedentes a mi espalda, por creerme una mujer empoderada y liberal… yo misma, por creerme toda poderosa, me enteré el puñal. Tampoco quiero pensar en las palabras del padre Castro, si lo hago no tendré la valentía de plantarme en mi empresa. —tocaron a la puerta.—¡Adelante!Papá ingresó. Ya se encontraba ar