Capítulo 41Aclarando mi situación (parte 3)ErosAcomodé la maleta a un lado de la cama. Ni me tomaré la molestia de sacar la ropa, solo tomaré la vestimenta para mañana. Estaré hasta que asista a la ecografía. Me senté al borde de una de las camas, saqué el anillo de compromiso… Ironías de la vida, y sin duda hoy vuelvo a comprobar que el alma sí existe, y puede llegar a doler como cualquier herida física o tal vez hasta más.Me apresuré tanto por lograr un objetivo y eso fue la causa que detonó el que dejara de amarme… ¡Dejó de amarme! —Una fuerza extraña presionó mi pecho. Guardé el anillo en la maleta, me quité la ropa, ingresé al baño y bajo el agua sobre mi cuerpo para ver si podía calmarme y se pasaran las terribles ganas de llorar.Tampoco sé ni que pensar, vienen dos bebés… Vamos a estar separados, sé lo que era anhelar tener a un padre a tu lado y no tenerlo… No permitiré que mis hijos alberguen esa sensación. ¿Cómo no se ha dado cuenta lo egoísta que ha sido? Acepté que to
Eros—Eso es…—Ni se te ocurra decir que lo hago ahora. Porque desde que estás en la universidad lo he hecho, así que no cambiaré esa realidad. —Se puso roja—. No lo quieras ver con claridad ante lo que sea que esté pasando por tu cabeza, eso no significa que vas a tergiversar una realidad, eso no te lo voy a permitir. Te guste o no, era mi manera de decirte cuánto te amaba, con hechos te apoyaba en todo.—Eros, no quiero ilusionarte. —No te preocupes, solo será por mis hijos, hijas o ambos. —puse el vaso con la bebida a la mitad en la mesa—. Conservaré la llave, pero no te preocupes, no llegaré a este lugar sin avisarte, no quiero… No será agradable para mí verte compartir con tu nueva pareja.—No es mi pareja. Es un amigo y también es mi psicólogo.—Ya veo. —Me levanté, la ira me estaba volviendo.—Yo pagaré todos los gastos del apartamento, no me parece justo que lo hagas tú. —No dije nada.—El lunes vamos a una entidad bancaria, abriré una cuenta para mis hijos y ahí depositaré e
JuliánSolo puedo dormir sobre el lado derecho de mi brazo, pero no me importa, así puedo tener a mi mujer en una de nuestras mejores posiciones para dormir, de cucharita, tengo su lindo trasero pegado a mi endurecido pene cada mañana. Adara se había despertado hace más de veinte minutos y solo había pasado acariciándose el vientre.Ayer la vi mirándose en el espejo de lado, aún no sabemos si estaba embarazada y temía a que se obsesione con eso y qué nos genere un problema a futuro. Y, en efecto, era mejor hablarlo; ya habíamos pasado por lo mismo en el pasado, no quiero que esta vez nuestra relación caiga en esa espiral de la desconfianza.O de no prestarle atención a esos pequeños detalles que más adelante puedan generar un gran conflicto en nuestra relación. De algo ha de servir lo que está viviendo Eros. Qué, por cierto, nos pidió que nos reuniéramos en la casa de sus padres a las diez de la mañana.—Buenos días, Rubia. —Ladeó un poco su cuello para darme acceso, le di un beso. Ho
JuliánVolvió a llorar, esta vez aferrada a mi pecho, Dios estaba haciendo un esfuerzo muy grande para no soltar una lágrima. —Sin hacer el menor movimiento sentí que me había orinado. Llamé a mi madre y al decirle ella se puso sería, papá me ayudó a levantar y al hacerlo una gran descarga de líquido humedeció mis piernas, sabía lo grave de eso. —Se limpió la nariz—. Papá me cargó y mi madre buscó los papeles de la clínica.—Adara…—Al llegar con el doctor me dijo que ya no había nada por hacer. El líquido amniótico se había salido y mi bebé se iba a asfixiar poco a poco. Él no tenía el peso para tenerlo fuera del vientre y podría quedar con problemas graves, problemas irreparables, estaba bajo de peso. No había otra opción que provocar el parto, debía parirlo, solo que iba a nacer muerto.—Adara… —A la mierda, el aguantar, no llorar, la aferré a mí.—Fueron dos días en trabajo de parto, no dilataba ni con todo el medicamento suministrado. Tuvieron que aumentarlo y eso fue lo que pro
AdaraHablar con Julián sin duda fue lo mejor que pude haber hecho, me liberé y sentí que mi carga se compartió, como me recordó Maco en su momento. La verdad os hará libre. Desde que salimos de la cama, nos bañamos juntos y he notado a Julián pensativo, me observa y luego me abraza o besa como si quisiera calmar su culpa. Sin duda entre nosotros el orgullo hizo sus estragos. Terminé de vestirme con mi traje ejecutivo. Después de la reunión con Eros, tenía que ir a la oficina.—¿Ya estás lista, Rubia?Sonreí cuando me abrazó por la espalda, aún no me acostumbraba a verlo con el tutor en el brazo, y para colmo Julián actuaba como si no tuviera nada.—Zapatos, perfume y listo.—Magnolia ya llegó.Era la señora que realizaba el aseo del apartamento dos veces a la semana, era de la entera confianza de Julián y a mí me caía muy bien, además los días que ella venía nos deja cena preparada y no tenía que llegar a cocinar, dado que mi marido solo sabio freír y en ocasiones la terminación de l
AdaraSe hizo un aterrador silencio, tal vez por lo paranoico que estábamos, por las amenazas que teníamos con el padre biológico de Ernesto, que desde hace tiempo nos estaba jodiendo. Sin embargo, la mirada de todos nuestros padres me hizo tomar la mano de Julián y este me la apretó. Maco se aferró más a su esposo, Natalia, a mi hermano… Algo no muy agradable habían descubierto nuestros progenitores. —Leonardo, como todos saben, se encuentra viviendo en el apartamento al frente del de ustedes. Ha estado averiguando y lo que ha dicho de ese tal Andy es cierto. El hombre sí es un psicólogo, pero extrañamente sus pacientes eran y son mujeres embarazadas, —mi corazón comenzó a palpitar—. Aún no sabemos qué afinidad tiene con ello, estamos tratando de llegar a los expedientes de él, para luego buscar a las pacientes. —El rostro de mi amigo se descompuso.—Le dije a Nadina que no me quedaría en su casa. Le dije a ella lo mismo que a ustedes. Buscaré una habitación o un hotel cerca. Pero c
NadinaNo sé qué me pasaba, desde que se fue Eros, mis bebitas no se calmaban. Hace dos días me dieron esas ganas enormes de olerlo y por eso fui a su lado para olerlo. Menos mal, no se dio cuenta, porque ni yo me entendía. No quiero tenerlo a mi lado y al rato lo quiero, ¡no lo sé! Andy tiene razón de que podría ser costumbre, pero lo hablado con Eros me hizo ver un gran error. Yo soy intensa.Miré el cuadro que estaba terminando. No he adelantado nada de trabajo y me quedaba poco tiempo para terminar los de la exhibición. Por compartir tanto con Andy no avanzaba y en dos meses era mi debut. Eros me comprendía y me daba el espacio, Andy dice que debo de salir y disfrutar de la vida. —Mis bebés pataleaban, al mirar la hora comprendí, me había saltado el almuerzo.—Lo siento mis amores.«Cuando sientas la necesidad de pintar, ¿quién cuidará de ellos? ¿Lo has pensado? No comes, no te bañas, no piensas en ti, ¿cómo vas a pensar en otras personas? ¿Estoy diciendo algo errado?»Eros me lo
NadinaNo solo Andy estaba rojo, yo igual. Si algo tenía Fernanda es que ella no juzgaba a tal magnitud a menos que haya investigado… ¿Qué habrá encontrado?—Preciosa, nos vemos mañana, y recuerda la cita del jueves.—Ni mañana y por dos semanas estará disponible, Nadina. Vine porque le estamos organizando el cumpleaños de tu padre para dentro de dos semanas. ¿Puedo contar contigo, jovencita? ¿O también los consejos del chichipato psicólogo te lo prohíben?—¡No, tía!, ¿piensan celebrar el cumpleaños de papá aquí? —Eso en el fondo de mi corazón me gustó.—Vienen sus nietas y se encuentran bastante tristes, aunque no lo ha dicho, pero lo hemos notado. Así que se me ocurrió traer la montaña a Mahoma.—Tu familia es insistente.—Como no tienes idea, no podrás alejarla, querido. —Los dos se miraron y eso me causó curiosidad—. Te metiste con la familia equivocada.—Nos vemos el jueves, preciosa.—Tampoco es necesario, ¿te acompaño a la cita, sobrina? ¿Ese es el médico de confianza de Eros?