Capítulo 2

Aksel

Aksel

Me recargué sobre la pared frente al sofá donde descansaba la pequeña niña con la que había pasado toda la mañana después del accidente, pasé mi mano sobre mi rostro frustrado por la situación en la que me encontraba. No sólo había sido que casi mato a una mujer con mi auto, sino la situación a la que me enfrentaba con los medios debido al resentimiento de mi ex esposa.

Su resentimiento era justificado, podría aceptar que barriera con mis valores morales pero no que se metiera con algo tan serio como lo eran mis negocios, levantando falsos sin ninguna prueba en mano. Podría demandarla por difamación pero ni siquiera eso la detendría.

Miré el móvil apretándolo con fuerza mientras volvía a leer el artículo donde me acusaba por lavado de dinero y conspiración contra el gobierno. Solté una risita carente de humor, faltaba poco para que saliera humo por mis orejas, de tenerla cerca no sé de qué sería capaz.

Aquello no era cierto, jamás acepté los negocios sucios por mucho que me los ofrecieran y ella era testigo de eso. Pero el haberse llevado gran parte de mis posesiones en el acuerdo de divorcio parecía no serle suficiente. Quería barrer con todo lo que tenía y verme en la nada, pero eso no pasaría, jamás me verían derrotado porque no conocía lo que era estar en el suelo. Siempre he estado en la cima y jamás bajaré de ella.

Me llamó la atención el movimiento en la camilla, después de varias horas al fin había despertado. Por unos segundos me quedé en mi sitio viéndola removerse y agitar sus largas pestañas, abriendo sus ojos y mostrando una versión más grande que los de Elanna.

Decidí acercarme cuando empezó a ver inquieta todo el lugar, seguramente buscando a su hija, vi la desesperación y el pánico recorrerla, poniéndola más pálida de lo que ya estaba.

—Tranquila —sus orbes azules se posaron en mi —lo que buscas está en el sofá.

De inmediato dirigió su mirada hasta el sitio, se reincorporó y trató de quitarse la intravenosa por lo que fui rápidamente a impedirlo.

—¿Quién eres tú? —preguntó asustada.

—Soy Aksel, el hombre que iba conduciendo el vehículo que te dejó en este estado —hizo un gesto de dolor y reparó en la muñeca enyesada —Lamento mucho lo ocurrido y voy a recompensártelo.

—Gran parte es mi culpa, no es necesario una recompensa

—Reitero, ha sido mi culpa y dado que estarás imposibilitada por las siguientes semanas...

—¿Qué? —me interrumpió y abrió desmesuradamente sus ojos —Eso no es posible, yo necesito trabajar.

—Lo sé, y me haré cargo de tu recuperación. No debes preocuparte por eso —le dije queriendo que se tranquilizara, porque en ese preciso momento parecería querer levantarse de la cama y salir corriendo.

—¿Por qué haría eso? —frunció el ceño mirándome con desconfianza.

—Porque lo necesitas y ha sido mi culpa que ahora mismo estés imposibilitada para trabajar.

—Yo, no...

—Por favor no me rechaces —miré por unos breves segundos a su hija quien permanecía dormida —Elanna me ha contado su situación y...

—¿Qué te ha contado exactamente? —preguntó mostrándose a la defensiva

—Sobre su situación —no quise ser descriptivo porque quizás le avergonzaba compartir con un completo desconocido lo que estaba pasando.

—Mi situación... —repitió en voz baja y bajó la mirada, hizo el mismo gesto con las manos que anteriormente lo vi en Elanna. Lo que me hizo suprimir una sonrisa. —Pese a eso, señor Aksel, no puedo aceptar lo que me ofrece.

—La entiendo, soy un completo desconocido para usted pero de alguna manera me siento responsable por su estado, acéptelo y piense en su hija —ella se quedó en silencio, con la mirada baja, la curiosidad por saber que la llevó a este estado me embargó.

—Ella estaba muy preocupada por ti, en su lamento mencionó que quería estar en casa contigo, no le niegues esto y acepta mi ayuda —añadí viéndola encogerse más. Se quedó por algunos minutos en silencio, jugando con sus dedos e incapaz de levantar la mirada y sostener la mía.

—No quisiera ser una molestia, señor. Pero prometo que en cuanto me recupere le pagaré todo —dijo después guiando sus bonitos orbes a la niña.

—No pienses en eso y sólo preocúpate por mejorar. El doctor encontró deficiencia de hierro en tu sangre, lo cual te debilita demasiado.

—Gracias, es usted una buena persona.

«Buena persona» ciertamente no lo era, solía ser alguien que no gastaba ni un minuto de su vida para voltear a ver a la gente de mi alrededor, concentrado sólo en mí mismo. Pero después de haber visto cómo está indefensa mujer prefirió dar su vida por su hija, se ganó mi completa admiración y la consideré merecedora de mi tiempo. Algo en mi interior se despertó al intercambiar palabras con la pequeña Elanna y al ver el estado de su madre sólo me provocó querer protegerlas.

—No lo soy —fui sincero —pero quiero ayudarte.

Me alejé de ella y regresé con Elanna, sentí su mirada sobre mi y me hizo sonreí de medio lado, parecía tímida e incapaz de mirarme cuando me tenía de frente.

Me acuclillé de frente a la niña y la moví con suavidad, está abrió despacio sus ojos y observó a su alrededor analizando todo.

—¿Y mamá? —con el ceño fruncido volteó a ver a la camilla y una sonrisa se formó en su rostro al encontrarla consciente. Se deslizó del sofá y corrió hasta donde ella, alzando sus brazos —¡Mami!

—Mi cielo —sonrió ella derramando lágrimas de sus bonitos ojos. Decidí intervenir y me volví a acercar para ayudar a Elanna a subir.

—Las dejaré a solas, volveré en un momento.

Ella asintió y se concentró en su hija, me di la vuelta y salí de la habitación sintiendo esa rara sensación. Busqué al doctor para saber a qué hora le darían de alta, también aproveché para pagar todos los gastos y hacer el proceso para su salida.

Busqué entre mis contactos a la ama de llaves para que me ayudara a habilitar una habitación en el apartamento de la ciudad, encargándole ropa de mujer y de niña.

—Prepara algo suave para la cena, alguna sopa que contenga verduras —le indiqué sorprendiendo a mí mismo por lo que estaba haciendo. Esto era totalmente nuevo para mi, pensar en alguien que no fuera yo mismo.

«Definitivamente estoy cambiando»

Después del divorcio con Isla decidí cambiar mi manera de ser, comprendiendo que estaba haciendo las cosas mal y que ya no tenía la excusa de que era joven para ampararme de mis estupideces e inmadureces. Tenía treinta y cinco años, estaba al frente de la empresa de mi padre, tenía que ver y actuar de manera distinta. Y aunque mi trabajo era impecable, mi vida personal era un desastre.

Volví adentro encontrándome con una imagen demasiado tierna, la pequeña Elanna abrazada a su madre y recibiendo caricias en el cabello de esta, utilizando la mano sana.

—El doctor dice que está tarde te darán de alta, vendrán a darte una última revisión y luego vendrán conmigo.

La pequeña cabeza de Elanna se levantó del pecho de su madre y volteó a verme con sorpresa.

—¿Nos iremos con Asel, mamá?

—Si, ¿tú qué opinas? —la miró

—Me agrada, me cuidó cuando tú estabas dormida y me dio de comer —la mujer me volteó a mirar con agradecimiento y sólo asentí en respuesta.

—¿Y le agradeciste?

—Si, mami.

Me quedé un momento viéndolas interactuar, hasta que recibí una llamada y me alejé a contestar. Era mi madre.

—¿Donde estás, Aksel? Tu padre te ha estado marca si todo el día, fue a buscarte a la empresa y a tu casa, y no te encontró en ningún sitio —fue lo primero que me dijo tras que atendí la llamada.

—Estoy ocupado, en cuanto tenga tiempo iré con él.

—¿Qué es todo esto, Aksel? La prensa no nos ha dejado en paz, Amy fue de compras con sus amigas y la molestaron en la salida con incómoda preguntas acerca de ti. ¿Hasta cuando parará?

—Nada de lo que dicen es cierto, es otra manera que encontró Isla de molestarme. Solucionaré todo cuanto antes

—Pueden comenzar una investigación en la empresa, Aksel. Eso nos afectaría demasiado y muchas de las acciones se vendrían abajo, tu padre no para de repetir que tomará cartas en el asunto sobre Isla. Esto no puede continuar así —Se escuchaba bastante molesta y no era para menos, mi ex esposa no sólo lograba afectarme a mi sino a toda mi familia.

—Cuando demuestre que todo lo que ha dicho es falso será cuestionado su juicio, ella sola se ha hecho su propio daño —no tenía intenciones de irme por lo legal. Podría acabar con su carrera de quererlo, pero le debía mucho a esa mujer.

—No me conformo con eso, Aksel. No entiendo como la defiendes, dejó de ser una víctima cuando comenzó a atacarte.

—No pienses en eso, me haré cargo para que pare con todo esto —dije mientras pensaba en la manera de para a Isla, cada vez iba más y más lejos. Su familia también era de poder y no me sorprendería que implantara pruebas en mis negocios para verme caer y no lo iba a permitir.

Si, lo que le hice fue bastante malo, pero ya le había pedido perdón, le di el treinta por ciento de todos mis bienes. Ya había pagado el precio de la traición.

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