Dominic tomó una respiración profunda, como si estuviera reuniendo el valor necesario para hablar. —Violet, sé que no soy muy bueno con las palabras, pero quiero disculparme contigo por ser tan grosero —su voz era firme, pero en su interior, un torrente de emociones lo asediaba.La joven lo miró, sus ojos llenos de curiosidad y algo de preocupación. —Dominic, no tienes que...—No, déjame terminar —interrumpió él, sintiendo que debía ser claro en su intención—. Sé que tus intenciones han sido buenas e intentas ayudarme. Solo te pido que trates de comprenderme. Nunca he sido de expresar a los demás cómo me siento y, cuando lo hago, no es de la mejor manera.Dominic mordió su labio inferior, sintiéndose incómodo y avergonzado. Había mantenido la vista fija en cualquier parte de la estancia menos en ella, como si los libros antiguos y las estanterías llenas de historias pudieran ofrecerle una excusa para evitar su mirada. Sabía que había sido borde, que sus respuestas habían sido más c
El trayecto al trabajo de Violet le resultó sorprendentemente breve, sintiendo que su destino estaba más cerca de lo que había imaginado. Quizás era la nueva conexión que había comenzado a forjar con Dominic, una sensación de comodidad que no experimentaba desde hacía mucho tiempo. La cercanía que había entre ellos le agradaba, y había una amistad que creía haber perdido años atrás. Aunque el pelinegro aún se mostraba reservado, al menos hablaba un poco más sobre su vida personal. Le había comentado que tenía planes de retomar la terapia, lo cual alegró a Violet.—Haces lo correcto; me alegra mucho que busques ayuda, Dominic —dijo mientras posaba la mano en su hombro, en señal de apoyo. Él asintió, agradecido—. Sin duda, te sentirás mejor pronto.—Eso espero —suspiró, dirigiéndole una mirada de reojo.—Ya verás que sí —le aseguró la joven, animándolo—. Bueno, nos vemos más tarde. Gracias por el aventón.—De nada —respondió Dominic, guiñándole
Sofía se encontraba sentada en su oficina, rodeada de documentos desordenados y una computadora que parpadeaba con notificaciones sin leer. La luz del sol se filtraba a través de la ventana, iluminando el espacio de trabajo, pero su mente estaba sumida en la oscuridad. Los ecos de la conversación con Sebastián aún resonaban en su cabeza, como un tambor que no dejaba de sonar. La ira que había sentido en su habitación ahora se había transformado en un rayo de determinación. Estaba decidida a actuar. Con las manos temblorosas, tomó su teléfono y comenzó a buscar información sobre Violet, la chica que había capturado la atención de Dominic. No había mucho de ella, salvo fotos con la familia Hoffmann y otras de pequeños. Mientras navegaba, su corazón latía con fuerza. Cada clic en la pantalla era un paso más cerca de descubrir la verdad. Pero no había nada, ninguna evidencia que confirmara las palabras de su hermano. Sin embargo, una imagen apare
Su Lado OscuroSu cuerpo temblaba, atrapada en la cajuela de la parte trasera de un auto. Podía sentir la intensidad de la presión en su pecho, el miedo de acabar muerta, como tantas veces imaginó. El movimiento del auto se acabó, lo que indicó que llegaron. Fue bajada con dureza de allí y llevada a un lugar desconocido a rastras. —¡Camina! ¡Mueve el trasero! —escupió el hombre a sus espaldas. El trato hostil no paraba desde que esos hombres la forzaron a subir a la camioneta. Juliette tenía el presentimiento de que su destino le puso punto y final a su vida. Mientras tanto, Karim Ghazaleh, el apuesto y exitoso CEO conocido por ser implacable, caminaba seguro de sí mismo, a través de las instalaciones de la compañía, por dentro era un hombre andando entre las sombras, tratando de escapar de la presión que su apellido y su familia ejercían sobre él. —Señor, corrí la fecha que me pidio de su itinerario, está completamente arreglado —informó la asistente. Él arqueó una ceja. —¿Te
Desde la densa oscuridad de su despacho en casa, casi en tinieblas, su padre lo observó. —Sí, ve en mi lugar. Allí está la dirección —señaló con la cabeza. Karim no quería ir, pero terminó animado. Cogió el móvil desechable y se marchó en su auto. Estaba tan enojado esa noche, aborrecía casarse con una desconocida, y ese enojo se transformaba en un oscuro deseo por dañar a la susodicha. Apretó con fiereza el volante, dió un giró y aparcó. ***En un ambiente sombrío y frío, Juliette luchaba y resistía, enfrentando un huracán de incertidumbre y vulnerabilidad. Intentaba descansar en una cama precaria, pero el silencio opresivo y los miedos sin barreras lo sumergían en la desesperación. La extinción parecía inminente, sin escape. —¡Saquenme de aquí! ¡Se lo suplico, déjenme salir! —pidió con ese ardor deslizándose en su garganta. Pasó un tiempo allí, horas inacabables.El dolor físico y el hambre la consumían, mientras la debilidad limitaba sus movimientos. En medio de la oscuridad
"Un «Sí» Forzado" Dos semanas después. —Estás perfecto, ¡Ya es hora! —recordó su amigo palmeando su hombro. Le dedicó una mirada asesina a través del espejo de cuerpo completo. —Dylan, no es el día más especial de mi vida. —Lo es para el mundo, los medios, inclusive los allegados de tu familia. Así que sonríe, se avecina una lluvia de flashes, atención y aplausos —recordó y volvió a dedicarle una mala mirada. Por otra parte, Mirella debía actuar con dureza, pero ver el reflejo triste de la joven, la inclinaba a ser amable. —Sonríe, por favor. La novia debe estar radiante, llena de felicidad por este día. —No estoy feliz —emitió —. ¿Es lógico estarlo cuando fui obligada? Tampoco soy una actriz. —Raid no es comprensivo como yo, hazlo, no busques un castigo, Juliette. «Su marido es un maldito infeliz, al igual que su hijo». Expiró. —¡La novia debe presentarse! —exclamó alguien. En un salón magníficamente decorado, con candelabros de cristal que iluminaban la estancia bajo la
"Atrapada" La suavidad del colchón acarició su espalda durante la caída, Karim no apartó los ojos de su mirada, y reanudó los besos, las caricias. Todo aquello que volvía dinamitas el interior de la joven. Juliette se extravió en sus orbes hechizantes, atrapando bocanadas con la intención de seguir oxígenando sus atrofiados pulmones. Él era un tipo fámelico, exigiendo todo de sí, mientras que la inexperta joven desposada, se hacía a la idea de entregar a ese árabe hambriento, su virginidad. En medio del acto, sus manos tantearon algunas cicatrices, pero sus labios la silenciaron antes de siquiera cuestionar. La espera se terminó, Juliette se reflejó en él, se volvió parte de aquel millonario, que realizó su petición y la marcó suya. —Karim...—Eres mía, de mí no podrás escabullirte jamás. Lo sabía, pero en aquellas circunstancias le importó un bledo. —No quiero huir —aseguró aferrada a su cuerpo.***La luz de la mañana se filtraba por las cortinas, iluminando suavemente la hab
"Me Darás Un Hijo" 1 semana después...Juliette se sentía como una prisionera en su propia casa. A pesar de estar rodeada de lujos y comodidades, ella anhelaba más que nada la libertad de poder hacer lo que quisiera, ir donde quisiera y ser quien quisiera. Pero sabía que eso no era posible mientras estuviera atrapada en el mundo de Karim. La opulencia que la rodeaba la detestaba, era una maldición para ella. Cada vez que pensaba en ello, las lágrimas brotaban de sus ojos y se preguntaba si alguna vez encontraría la forma de escapar de todo ese infierno.—¿Estás lista? No tengo tiempo que perder —exclamó desde el exterior. —Solo un segundo —pidió antes de dirigirse al baño. Juliette sostenía la pequeña píldora anticonceptiva en su mano, sintiendo una mezcla de emociones. Sabía que debía tomarla si no quería estar en problemas. Después de un momento de reflexión, cerró los ojos, tomó un sorbo de agua y dejó que la píldora se deslizara por su garganta. Con ese acto, se sentía más al