Capítulo 30

MARTINA

Dejé de creer en el amor cuando por segunda vez consecutivas me rompieron el corazón, dejé de creer en ese, te quiero que le grité ayer a Lars cuando me di cuenta de que de él se trataba todo lo que era hasta el día de hoy. Preferí sálvame de volver a sentir ese sentimiento tan doloroso y me refugié en una coraza que lastima con mis palabras al que me devolvió la esperanza, y que ahora me quedé a oscuras en aquel túnel sin luz.

El desayuno no pasaba por mi garganta, el silencio era incómodo y la señora Zelinda jugaba con los alimentos de su plato. Me dijo que Lars le había pedido que se marchara unos días a casa de su hermana. Pero a mí eso me llenó de rabia porque ella era en lo que consistía mi trabajo.

Se suponía que debería estar feliz porque al fin tengo a mi pequeño entre mis brazos, pero en vez de eso estaba batallando con una guerra interna que sabía que iba a salir perdiendo.

Él me castigó con su ausencia y su silencio, eran más de las doce y él no había salido de su
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