Capítulo 38

MARTINA

Lars era un hombre maravilloso pero muy complicado a partes iguales. La forma en la que se castiga es tan dura que parece que está en una batalla inacabable, en una situación devastadora y yo necesitaba aliviar esa parte que lo atosigaba, lo maltrataba. Y así al menos poder llevar una buena vida juntos.

—Vale, buenas noches— añadí y me fui a mi habitación llevándome a Leo. Al rato se acostó y aproveché para darme un largo baño. Relajé cada centímetro de mi cuerpo y cerré los ojos mientras el agua caliente junto a las sales minerales hacían su perfecta función.

Mi móvil empezó a vibrar, una y otra vez, salí de la bañera y me coloqué el albornoz.

Al ver las llamadas perdidas de Teo, se me erizó el cabello de la nuca, por el simple hecho de que se había vuelto a poner en contacto conmigo. Y lo peor de todo, es que conocía la manera en la que se ponía cuando se enfadaba a cierto grado.

Volvió a sonar y me sobresalté. Vi el nombre y con las manos temblorosas contesté—: No me llames
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