Seis meses después.
Me despierto entusiasmada, hoy exactamente hace una semana me mudé aquí, presiento que será un año espectacular.
No es muy normal que una chica de diecisiete esté muy entusiasmada con ir a una nueva escuela, hacer nuevos amigos y cambiar totalmente su vida, pero todo lo hago por mis padres. Ellos son todo para mí y si piensan que nos irá mejor aquí es porque así debe ser. Nos mudamos puesto que mi padre lo transfirieron de su pequeño puesto a uno más elevado aquí en esta ciudad y él sin dudarlo aceptó. Dice que promete mucho.
Me quito el pijama y me empiezo a duchar. Mientras tomo la ducha pienso que de verdad espero que pueda hacer amigos, ya que verdaderamente quiero hacerlos, en mi otra escuela no era precisamente señorita popularidad, pero tampoco era la nerd que todos molestaban. Tenía una mejor amiga, bueno aún es mi amiga, sólo que nos separan muchos kilómetros. Se llama Katie, hemos estado enviándonos correos y hablando por w******p, la extraño.
Salgo envuelta en una toalla, me seco el cabello ya que me lo he lavado y me seco el cuerpo. Me coloco mi ropa interior y mis jeans favoritos, los amo porque son cómodos, nada como unos jeans, una blusa manga larga y mis zapatillas color crema. Me peino un poco el cabello, aplico un poco de brillo labial, tomo mi mochila y bajo a desayunar.
Al llegar a la cocina me encuentro a mamá preparando lo que parecen ser unas tortillas. Ella dice que el desayuno es la comida más nutritiva así que todas las tardes ve un programa de cocina, así a la mañana siguiente tiene una nueva receta.
—Buenos días, mamá —la saludo con un beso en la mejilla.
Mi madre es una mujer de casa, sale poco y se preocupa por el hogar, es muy parecida a mí físicamente. Tiene ese rostro de niña que nos caracteriza. A mí no es que me agrade mucho pero ella dice que pocas tienen ese privilegio y que de hecho fue lo que hizo que papá se enamorara de ella.
—Buenos días, Kim —responde con una sonrisa gigante.
—Buenos días familia. Kimberly no hay tiempo de desayunar, hora de irnos —habla papá mientras baja las escaleras.
Tomo una manzana de la cocina, me despido de mamá y salgo con papá hacia el auto, siempre ha sido así, papá me lleva a la escuela camino al trabajo.
En unos veinticinco minutos llegamos a la escuela.
—Espero con todo mi ser que te vaya bien en tu primer día, muñeca.
Mi padre es como mi mejor amigo. Nos llevamos muy bien y confío en él. Sé que nunca me defraudaría. Él lo hace todo por mí.
Recuerdo cada momento que he pasado con él. Las sonrisas, las carcajadas y la dicha que siempre siento cuando estoy con él. Lo adoro con toda mi alma.—Gracias, papá —digo bajando del auto y lanzándole un beso al aire.
Agarro fuerte mi mochila y empiezo a caminar hacia las instalaciones. Es una escuela grande, donde al parecer la mayoría son de dinero, mucho dinero, todavía no me creo que estudie aquí, pero aun así estoy contenta de hacerlo, mi padre me dijo que consiguió un préstamo para pagar el primer semestre, el cuál es carísimo, pero sí mis notas son excelentes podré obtener una beca a mitad del año.
Voy caminando cuando escucho la bocina de un auto así que me sorprendo, casi me atropella, es un auto lujoso y muy caro al parecer.
De él se bajan tres chicas que enseguida me intimidan con su ropa cara y sus bolsos finos ya que yo sólo llevo unos viejos jeans. Siempre en toda escuela hay este tipo de chicas. Jamás me han agradado, en sus ojos se nota la dureza de sus corazones y la frialdad que las carcome.
Siempre trato de evadirlas o simplemente ignorarlas. No me gustaría relacionarme con personas así. Mi perfil siempre ha sido bajo, pocos amigos, pero confiables, buenas notas, pocas fotografías en redes sociales, sólo he tenido dos novios, ya saben de esos que te llevan a comer helado y ver películas, pero sólo eso. En el fondo me considero una adolescente normal. No como en las películas que exageran todo, como esas chicas populares que sus padres no saben ni como se llaman y hacen fiestas todos los fines de semana. Esas cosas no pasan.—Mira por dónde vas, perra—me dice una de las chicas que tiene el cabello castaño.
Cuando estoy dispuesta a responder ya se han ido las tres. No acostumbro a responder a esos tipos de insultos pues poco los recibo.
Doy un suspiro y sigo mi camino.
Entro a la gran escuela, dispuesta a empezar de nuevo y hacer nuevos amigos, pero mis esperanzas se vienen abajo cuando me doy cuenta cómo me miran aquí, me siento como un bicho raro, la mayoría de las chicas se visten muy bien, bueno, no tan bien como esas chicas del estacionamiento, pero si mucho mejor que yo.
Estoy acostumbrada a estudiar en colegios totalmente normales, claramente hay dos o tres chicas que se creen aquellas protagonistas de Mean girls pero hasta allí. Es muy diferente cuando todas las chicas de la escuela son así. Cuando todas parecen protagonistas de una teen movie.Con la cabeza abajo empiezo a caminar desorientada hasta que encuentro la dirección, allí me atiende una secretaria refinada y muy esbelta, me entrega mi horario y camino a mi primera clase; ciencias económicas, perfecto, no es que sea mi preferida, mi día va de lo mejor.
A unos veinte minutos de estar caminando de aquí para allá encuentro el aula, creerán que soy una estúpida por no preguntar, pero no lo piensen, con las miradas cargadas de desprecio que dan las personas tampoco lo harían.
Toco la puerta y un señor de edad me abre.
—Llega tarde señorita... —se detiene buscando mi nombre en el papel que tiene en su mano
—Kimberly Presscot —susurro lo suficientemente alto para que sólo él escuche.
—¡Oh! usted es la nueva —afirma sin expresión alguna.
—Sí, señor.
—Bueno que no vuelva a pasar, entre y tome asiento —me invita.
Sin pensarlo entro y absolutamente todos me quedan viendo, puedo observar de reojo que se encuentran las chicas del estacionamiento, la chica de cabello rojizo se lima las uñas, la rubia teclea su celular y la castaña me mira, pasea su mirada desde mis zapatos hasta mi rostro, cuando termina de hacerlo se ríe, así que rompo contacto visual con ella.
Me siento en la fila de atrás, al lado de una chica que al parecer no me mira con desprecio.
—Hola, que no te intimide todas esas miradas —me dice.
La miro bien y se viste muy lindo, su cabello es castaño y sus dientes son blancos, más o menos es de mi altura y se ve muy simpática.
—Hola, trataré de que no sea así —le respondo y ella ríe, una risa sincera.
—Me llamo Tania —se presenta y me tiende su mano, hay una perfecta manicura en ella.
—Kimberly —respondo y agarro su mano con la mía, la cual sólo tiene un barniz de brillo.
Me sonríe y puedo notar que lo hace de verdad, tal vez si que encontré una chica normal que puede llegar a ser mi amiga.
En toda la clase estuvimos charlando. Lo sé, debí prestar atención, pero no puedo desperdiciar la oportunidad de encajar en algún grupo de chicos buenos como Tania. Espero haber sido de su agrado, así como ella es del mío.
Voy a estacionar el auto y veo a una estúpida con pinta de mojigata en medio del camino así, que hago sonar mi bocina, ella se sobresalta y se aparta.Me bajo del auto y escucho que Bridgit le dice algo, pero no le presto demasiada atención así que sigo mi camino y las chicas me siguen.En todo el transcurso de nuestra caminata recibimos varias miradas desde deseo por parte de los chicos hasta de envidia por parte de las chicas. En todo cuento estúpidamente cliché hay un grupo de chicas que son unas brujas y son detestables con las personas. Sí, ésas somos nosotras, pero este no es un estúpido cliché, es la vida real y sí, somos unas brujas, pero no cometemos actos como reírnos del cabello de una chica fea y gorda, no, aquí hacemos que engorde m&a
La clase acaba y nos vamos a almorzar. Tania es muy divertida y me hace reír a montones.Llegamos a la cafetería y ella me presenta a algunos de sus amigos y nos sentamos en una mesa cualquiera. No presté mucha atención a sus nombres pues estaba bastante distraída.De pronto las puertas se abren de par en par y entran estas chicas que, según Tania, son las más populares. ¡Pero vamos! Ya yo lo había notado.Empiezan a caminar como buscando una mesa hasta que se detienen en una que está en todo el centro de la cafetería, pero, ya está ocupada.—¡Largo! —brama la rubia.—¡Per
Estoy en completo Shock, no sé qué acabo de escuchar. Hace unas horas llegué a la escuela y recibí mis primeras dos horas de clase, luego salí a almorzar y me encontré con Tania, pero también con una horrible noticia, a la chica que se enfrentó a Sharon le cortaron los frenos del auto y está grave en la clínica. La policía dice que fue muy extraño y todos suponen que fue por el incidente de ayer, pero nadie dice nada. Nunca nadie dice nada.Estoy segura que fueron ellas, pero ¿por qué? No era para tanto. Es sólo una mesa en el centro de la cafetería. Debo tener cuidado.Ahora estoy recibiendo mi clase de trigonometría y las tres chicas llegan media hora tarde y con unas risas escandalosas. Sus ojos se ven muy diferentes
La limusina nos deja frente a la gran mansión de Erik, las chicas y yo nos bajamos con nuestros hermosos atuendos para la fiesta.La mansión está iluminada y la música está por lo alto, hay muchos autos finos aparcados afuera, así que hay invitados muy especiales.Con la ayuda de uno de los escoltas entramos a la casa.Al entrar lo primero que noto es la lluvia de colores por las luces. Es fantástico. Erik siempre hace las mejores fiestas. Siempre está acompañado de gente importante y alcohol importado. Es lo que más me gusta de él, incluso más que su físico. Es como alguien difícil de alcanzar; insuperable.—Okay chicas, voy a buscar a Erik, ustedes no se alejen mucho —ellas asienten y salen en busca de alcohol.<
Me subo al auto de mi padre rumbo a la escuela. Ya que no funciona el mío, mi papá debe ser mi chofer personal. Dejo mi bolso en los asientos de atrás y el auto arranca.—¿Cómo te sientes en la escuela? Creo que no había tenido la oportunidad de preguntarte, cariño —observo a mi padre con una sonrisa antes de comenzar.—Bien —él frunce el ceño.—¿Solo bien? ¿Estás segura?—Es algo intimidante. Todos allí tienen dinero, todos, sin excepción, pero estoy bien, tengo amigos.—Así que estás bien, pero es intimidante.
Un mes después.Hace un mes que Kimberly pasa más tiempo con nosotras, ella es muy divertida, aunque su personalidad no es explícitamente como la nuestra, lo es, a su manera.A veces no paro de pensar que tiene una belleza que la llevaría a ser la reina del mundo, si quisiera, pero no la aprovecha, ella es... Definitivamente ella es la chica para Erik, es virgen, pero sé que le gustará, le encantará.Cuando Erik me comentó que quería una nueva chica la primera que se me vino a la mente fue Verónica de mi clase de geografía, tiene caderas anchas y el cabello negro, lacio y largo, pero no se compara con Kimberly. Es que cuando la vez te da miedo tocarla porque sientes que es una ilusión y que desaparecerá así que la elegí, la eleg
Al llegar a la casa de Kimberly, lo primero que noto es que es muy hogareña. Es de dos plantas y tiene un pequeño jardín delante. Es muy bonita, es como esas casas pequeñas que parecen de muñecas pero definitivamente no se compara con la mía.Toco a la puerta y me abre su madre. He hablado un par de veces con ella, sin embargo, no me cae nada bien, ella es quién tiene a Kimberly así de estúpida y retraída.—Hola... —se detiene buscando en su mente mi nombre.—Sharon, me llamo Sharon —le digo rodando los ojos. Es imposible que alguien olvide mi nombre.—Lo siento, ¿buscas a Kim?—¿A quién más en est
Me quedo estática en mi lugar, lo que me dijo Sharon me cayó como un balde de agua, no sé porque tomó esa actitud, es sólo una fiesta.Estarás con la incógnita de qué hubiera pasado si me hubieras acompañado....Sus palabras se repiten en mi mente, ¿será que voy? ¡Demonios! Vaya, hasta digo malas palabras.—Ya deberías estar dormida —la voz de mi madre hace que salga de mis pensamientos.—Lo sé, lo lamento —contesto.—Kim, ésa chica Sharon no me da buena espina, es impertinente y mal educada, además, por culpa de ella te has alejado un