Capítulo 89

Abro los ojos cuando siento que alguien me mueve y son los ojos avellana de Lenin lo primero que veo, la preocupación se cruza por sus facciones y lo abrazo con fuerza al recordar una nueva parte de mi rompecabezas.

—¿Te encuentras bien?

—Solo fue una pesadilla —le susurro ocultando el hecho de recordar tener un hermano con ojos rojos.

Lenin me acaricia la espalda y hunde su rostro entre la curvatura de mi cuello, me da un beso y comienza a besarme, restriega su dureza en mi vientre y en forma rápida se deshace de mis jeans, mis bragas y sin quitarse del todo los pantalones, me penetra con urgencia, gimo al sentir pequeñas chispas de dolor, no me he acostumbrado a su tamaño y parece darse cuenta.

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