Capítulo 94

Giro y frunzo el ceño al ver que me indica la silla principal y no la de invitados, pero guardo silencio, así como estaban las cosas no sabía cómo iba a reaccionar. Me siento y rápido me remuevo incómoda, Isac se pone frente a mí sin apartar su gélida mirada sobre mí.

—Diablo lo mató aquí mismo, esta era su oficina —espeta con brusquedad—. Y ahí mismo en donde estás sentada, murió.

Su confesión me golpea tan fuerte que el miedo cala en mis huesos, quiero moverme, salir corriendo, pero al ver como las comisuras de sus labios se elevan en dirección al cielo, cambió de parecer, es como si hubiese leído mi mente.

—¿Por qué estoy

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