DIABLO
Mientras descanso, reviso mi herida, no ha sangrado, lo que quiere decir que Dalila ha hecho un buen trabajo cuando estaba en las mazmorras dentro de la fortaleza de los Hoffman, casi amanece y estoy seguro de que para esta hora, Lenin ya debe de estar buscando mi cabeza, es una lástima que nunca lograra atraparme, y que el hecho de que le hubiera dejado hacerlo, solo fue por un propósito, uno que me mira con el ceño fruncido, fingir que no la conocía solo me hace las cosas fáciles, pero saber que mi padre me puso la foto de su madre en lugar de la de ella con su información, me hace quebrarme la cabeza pensando en las teorías del por qué lo hizo.
Dalila Sprouse es una excelente hacker, y saber que ahora está de mi lado, solo hace que mis planes sean
Dalila está leyendo la nota que tiré al suelo, me mira y me preparo para los cuestionamientos, pero no dice nada, solo cierra la boca y me pica un poco su indiferencia, pero más el hecho de que no me vea como un fenómeno, no llevaba mis lentes oscuros, lo que me deja libre, pero al parecer el rojo intenso de mis pupilas le intriga en vez de asustarla.—Conocidos, eh —suspira mirando los cadáveres suspendidos por un par de cuerdas—. Creo que pronto los veré.Me recargo bajo el marco del umbral de la puerta, me cruzo de brazos y la observo mejor, su cuerpo y su trasero firme en forma de corazón, me siguen poniendo duro.—Pareces resignada a tu destino, ¿acaso no le temes a la muerte?
Lenin no deja de mirarme como si fuera su enemiga, desde anoche está un tanto quisquilloso conmigo, su mirada me dice que piensa que yo sé en dónde se encuentra mi hermano, pero no es así, vamos, la realidad era que pensaba visitarlo hoy por la tarde, para mí también ha sido una verdadera sorpresa saber que se ha marchado con Dalila, la mujer que intentó asesinarme, solo esperaba que no se uniera demasiado a ella, ya que es enemiga ahora. Isac no ha parado de estar de mal humor desde la mañana, me lo he topado un par de veces y en las mismas me mira mal.No me odia, pero si antes me había dejado claro el hecho de que no soporta a Grece, ahora con esto, siento que lo ve en mí. La reunión de los cinco clanes es esta misma noche, mi trato con Claudia se había ido al traste con la huida de Grece, por lo que a
Por lo que me mantengo al margen. En cuanto entramos otro tipo nos dirige a una especie de salón enorme en donde están reunidos muchos hombres, quedo impactada al ver que incluso hay putas bailando descaradamente sobre el regazo de otros, las cortinas de humo no tardan en llegar y giro para decirle a Lenin que esto le hace daño al bebé, pero él parece evadir mi mirada. Seguimos caminando bajo algunas miradas discretas y otras no tanto, las risas, las malas palabras y el que muchos estén recibiendo mamadas por las chicas de servicio que contrataron, hace que el estómago se me estruje.—Recuerda, silencio total, si uno de estos pendejos te insinúa algo deja que sea yo quien te defienda —me dice al oído mientras travesamos el salón intestado de mafiosos.Asie
La tensión que hay entre ambos es demasiado abrumadora y poco a poco me siento más confundida.—Bien, yo la llevo —Isac me toma del otro brazo con discreción.—No, Lenin la dejó bajo mi cuidado, no nos tardaremos —insiste Ryan e Isac me suelta a regañadientes.Lo miro pero el contacto visual que empleamos no dura mucho, ya que Ryan me jala ligeramente y salimos del salón. Entramos al que está lleno de mafiosos, me miran como depredadores, cuando salimos, de pronto noto que ya no están los tipos que custodiaban el área por la que entramos, Ryan comienza a acelerar el paso, actúa extraño y no tengo idea de por qué, pero le sigo hasta que noto como subimos por un par de escaleras en
La oscuridad le abría las puertas mientras aterrizaba en Italia, no pudo evitar levantar la mirada en dirección al cielo, la noche estaba despejada e incluso se divisaban algunas estrellas, pero pese a toda la belleza nocturna, en el aire se olía el miedo, la muerte, era como si su vieja amiga hubiera despertado a la par, asechando como en el pasado. Una punzada en su pecho le hizo saborear lo amargo del mal presentimiento que dominaba sus sentidos, nublándole la razón.—¿Todo bien? —le preguntan a sus espaldas.—¿Acaso debo estar mal? —respondió con un tono de voz más gélido que el que sentía en esos instantes.—No, pero has estado actuando con extrañez.
Un extraño escalofrío se apodera de mi cuerpo, inhalo y exhalo el humo del cigarrillo, provocando una imparable cortina de brumosidad dañina a mí alrededor. Tenso la mandíbula con tanta fuerza, que hasta mis dientes duelen, los recuerdos me golpean y las imágenes de lo ocurrido hace un par de horas me avasallan, dejándome ardido, dolido y con ganas de derramar sangre. Me aparto de todos, quiero estar solo, no he hablado con nadie y tampoco dejo que se me acerquen los hombres que cuidan mis espaldas, me mantengo firme en la terraza del maldito hospital, con la pistola en mano, con la grieta que se forma en mi pecho y las manos cubiertas por la sangre seca de Anelys.Horas atrás...El timbre del hospital me bombardea los oídos, cada que suena es p
Presente...Un minuto estoy cabreado con ella por ocultarme las cosas, por pensar siquiera en dejarme, y al siguiente la sostengo en brazos, desangrándose, con puñaladas en el cuerpo, he visto a gente importante para mí morir, he asesinado sin que me temblara la mano, pero sostener a la persona que más amas en la vida, dando su último respiro de vida, cubierta de sangre, es la cosa más perturbadora que he experimentado. La traición de Ryan me arde, quema mi piel, y las ganas de matarlo nadie me las quita. Los clanes se dispersaron esa noche, recogieron a sus heridos y se postergó la reunión.Y ahora, apagando mi maldito cigarro, recargando mi peso sobre la muralla de cemento, cerrando los ojos y dándome ligeros golpes en la frente con mi arma
Rusia, 10:00 pm, FortalezaBlokovik.NIKOLAYEl olor a sangre me enloquece, mientras observo como mis hombres recogen los cadáveres, me tomo el momento para caminar por la zona boscosa que permanece iluminada gracias a las farolas colocadas estratégicamente en lo alto de algunos árboles, y a la luz del sol. Una de las cosas que más me gustaba eran los días del cazador, días en los que jugaba con mis presas a dejarlas en libertad, les ingería tanto dolor físico como psicológico, que todo lo que les decía se lo tragaban. Las dejaba libres y las cazaba yo solo por el bosque, hasta que las mataba.Era un juego del escondit