Rusia, 10:00 pm, Fortaleza Blokovik.
NIKOLAY
El olor a sangre me enloquece, mientras observo como mis hombres recogen los cadáveres, me tomo el momento para caminar por la zona boscosa que permanece iluminada gracias a las farolas colocadas estratégicamente en lo alto de algunos árboles, y a la luz del sol. Una de las cosas que más me gustaba eran los días del cazador, días en los que jugaba con mis presas a dejarlas en libertad, les ingería tanto dolor físico como psicológico, que todo lo que les decía se lo tragaban. Las dejaba libres y las cazaba yo solo por el bosque, hasta que las mataba.
Era un juego del escondit
LENINCINCO AÑOS ATRÁS...Dejo que el agua caliente recorra mi cuerpo, llevo días de juerga y la resaca no me deja razonar bien, intento abrir los ojos mientras me encuentro en medio del empape pero me es imposible, mis párpados se sienten tan pesados como rocas,inhaloy exhalo pero de nada me sirve, no cuando sé que he defraudado a mi padre. Hace dos noches que discutimos acerca del tema de los rusos, las alianzas con ellos no me gustan, la mafia italiana y la rusa nunca han sido buenos entre ellos.En especial cuando me toca las pelotas elUnderboss, pero Albus; mi padre, está tan empecinado con hacerlo, que llevarle la contraria fue un golpe du
DIABLOEl olor a sangre siempre me ha parecido nauseabundo, pero encuentro cierta fascinación en ella cuando mis víctimas la derraman, personas llenas de pecados con una cierta alma que se encuentra en balance con el infierno, a lo largo de mi vida he asesinado a muchas personas, no es nada nuevo para mí, pero esta vez es distinto, lo hago con un propósito que me importa y que no me imponen, vengar a mi hermana, matar a nuestro padre es una meta a la que tarde o temprano voy a llegar.Levanto el brazo y dejo que mi mano someta a la fuerza el enorme hacha que sostengo, mientras lo desatoro del cuello de la mujer que yace sin vida, una de las científicas leales de mi padre y quien me vio crecer, rogó por su vida pero olvidó cierto detalle que la llevó a la muerte, y
DALILASalgo del cubículo con la esperanza de que Diablo me lleve pronto de vuelta a su maldito escondite, pero en lugar de eso, me encuentro con un par de ojos asesinos, un par que en el pasado me enloquecía por admirar todo el tiempo. La oscuridad que habita en ellos, quiebra por un par de segundos todas las barreras que me han costado años, por colocar entre él y yo. Mis ojos rápidamente ven la puerta de salida, la ha cerrado con pestillo, no hay ventanas y el aire que se respira a nuestro alrededor es hostil.—No te recuerdo tan callada —dice Isac con voz ronca.Reprimo el impulso de mandarlo a la mierda, estaba enfadado, lo conocía tan bien como para deducir que sabe que follé con el hermano de Anelys.
Respiro a una velocidad que me sofoca, pero no dejo de hacerlo, ya que es la única manera que tengo para saber que estoy viva y que esto es real, que no se trata de una estúpida pesadilla. Mi pecho sube y baja, el sonido del péndulo que descansa en una de las esquinas del escritorio, me quiebra la cabeza, me da jaqueca y el ácido estomacal se me sube por la garganta. Los deseos por gritar, llorar y salir corriendo sin rumbo ni dirección, me avasallan y alteran mi sistema nervioso.Uno... dos... tres... respira...Cierro y abro los puños, las lágrimas se me han secado, pero el sentimiento de angustia no desaparece.Uno... dos... tres... respira...
ANELYSDespierto en tiempos esporádicos, y cuando lo hago, estando medio consciente, las únicas personas a las que veo son a las enfermeras cambiándome el suero, los doctores diciéndome que avanzo bien en mi recuperación, no hablo, no confío en nadie, no he vuelto a ver a los dos tipos que entraron hace una semana aquí, uno diciendo que es mi cuñado y el otro mi esposo, pero no veo ninguna sortija en mi dedo, no me explican qué es lo que ha pasado, solo tengo mis pesadillas, en las cuales el principal protagonista es el hombre de ojos avellana y mirada siniestra.En el sueño él me hace mucho daño, él me apuñala, él me amenaza, pero cuando entró hace días y le grité, en su rostro se notó el
LENINLa sangre me hierve, mis músculos se contraen y siento que la rabia aumenta con cada segundo que transcurre, el odio que siento por Enoc Steel, que pese a ser el verdadero padre biológico de Anelys, es un objetivo y va a morir, al igual que todos los que tuvieron que ver con la perdida de mi hijo, mi legado y el daño colateral que sufrió la mujer que deseo y amo. Jugaron con su mente, la han convertido en un arma que en cualquier momento va a explotar con el único objetivo de aniquilarme.Pueden controlar su mente pero no sus sentimientos, no, nada de eso, ella me ama. Tuve que sedarla para poder llevarla a la nueva fortaleza de la que nadie sabe, solo los Hoffman, en la cual se aloja a petición mía, Diablo y Dalila, junto con la mocosa que no se les despega, mi her
ANELYSMe siento mal, la cabeza me estalla y siento que las cuerdas vocales se me desgarran, es como si quisiera rendirme pero algo en mi interior me empuja a gritar, tengo miedo, estoy confundida, no sé si quién dicen que soy, en realidad soy yo. Es todo tan enredado que me siento en medio de un laberinto sin fondo.Lleno mis pulmones de aire y estoy a punto de volver a gritar hasta que la puerta se abre, me pierdo en el par de ojos avellana que me no dejan de observarme, es él… el hombre de mis pesadillas, quien me apuñaló y mató a mi bebé, es un asesino, lo es.—¡Asesino, te odio! —grito sin saberlo bien y sin sentirlo.Mi cerebro es una m&aa
ANELYSNo comprendo cuál es el punto para que me ponga esta clase de vestido, entallado hasta el culo, con un escote provocativo que alza mis tetas, sin mangas y corto, más que elegante me siento como una puta, como…—La mujer de la mafia.Doy un respingo con la voz que golpea mi espalda. Tomo la plancha para el cabello y apunto hacia el hermano del tal Lenin, quien se dice mi cuñado.—¿En serio Anelys? —enarca una ceja con diversión—. Si la gente de la orden ve que le apuntas a un hombre y más aún, a un Hoffman, con una plancha para el cabello, serías la burla y en ese caso creo que hasta yo aplaudiría al que te matara.