ANELYS
Me siento mal, la cabeza me estalla y siento que las cuerdas vocales se me desgarran, es como si quisiera rendirme pero algo en mi interior me empuja a gritar, tengo miedo, estoy confundida, no sé si quién dicen que soy, en realidad soy yo. Es todo tan enredado que me siento en medio de un laberinto sin fondo.
Lleno mis pulmones de aire y estoy a punto de volver a gritar hasta que la puerta se abre, me pierdo en el par de ojos avellana que me no dejan de observarme, es él… el hombre de mis pesadillas, quien me apuñaló y mató a mi bebé, es un asesino, lo es.
—¡Asesino, te odio! —grito sin saberlo bien y sin sentirlo.
Mi cerebro es una m&aa
ANELYSNo comprendo cuál es el punto para que me ponga esta clase de vestido, entallado hasta el culo, con un escote provocativo que alza mis tetas, sin mangas y corto, más que elegante me siento como una puta, como…—La mujer de la mafia.Doy un respingo con la voz que golpea mi espalda. Tomo la plancha para el cabello y apunto hacia el hermano del tal Lenin, quien se dice mi cuñado.—¿En serio Anelys? —enarca una ceja con diversión—. Si la gente de la orden ve que le apuntas a un hombre y más aún, a un Hoffman, con una plancha para el cabello, serías la burla y en ese caso creo que hasta yo aplaudiría al que te matara.
ENOCRespiro profundo, intento estabilizarme, masturbarme a mi edad es algo que enciende las ganas. Termino de enjuagarme las manos y al salir, Claudia Speitzer está esperándome, mirando con repulsión la enorme pintura al óleo de Anelys, mi hija, a quien deseo y a quien volveré a tener.—¿Cuánto tiempo llevas aquí?Ella se gira y posa sus asquerosos ojos sobre mí, aún no he mencionado que sé que apuñaló a mi Anelys, prefiero dejarlo como sorpresa, me conviene usarla todavía antes de aniquilarla por herir lo que más me interesa, lo que para mí es el ser más importante del planeta. Frunce los labios y se sienta de mala manera frente a mi escritorio
LENINEl desespero con el que me despierto solo hace que me incorpore sin importarme el dolor que siento en el cuerpo, desde que sucedió lo que sucedió con Anelys, tengo la misma pesadilla, mis demonios me persiguen como cada noche, solo que ahora se han hecho más fuertes, sólidos y poco alentadores.Estabilizo mi respiración, me encuentro en la cama de un jodido hospital y quiero matar a mi hermano Isac por ponerme inconsciente y traerme, cuando dejé claro que no lo hiciera. Intento recordar cada detalle, cada cosa, y con temor giro a mi izquierda, Anelys se encuentra dormida plácidamente sobre uno de los sillones que están dentro de la habitación como una pequeña sala de espera.Es hermosa, siempre
ANELYS—No.La respuesta de Lenin es rotunda y quiero sacarle los ojos con la mirada, el hecho de que me siga viendo como una mujer débil hace que la rabia crezca con las ganas que siento de tajarle el cuello. Isac suelta un largo suspiro lleno de exasperación, niega con la cabeza y al igual que Eithan; quien al parecer no se recupera del todo con la noticia de su padre.—Eres inestable —reafirma su decisión y me enojo por dentro.—Tal vez sea buena idea… —interviene Isac.—No y no está a discusión.
LENINPierdo la cabeza totalmente con lo que veo, y son los labios del Boss de la mafia rusa sobre los de Anelys, quien parece tan anonadada como yo, solo se requieren cerca de dos segundos para que actúe alejándolo de ella, de manera inmediata sus hombres apuntan hacia mi y los míos hacía el Boss, quien sonríe triunfante.—Debo decir que son unos labios muy sexys —dice pasándose un dedo por los suyos—. Sin duda un beso que jamás olvidaré.—Dato curioso —intervengo apartando a Anelys de él, colocándola detrás de mi—. Ella tiene dueño y soy yo.La atención de Nikolav me atiende esta vez, sus oj
ANELYSLos nervios me matan, mi sistema comienza a impulsarme a asesinar, no sé qué tipo de sustancia me ha inyectado Enoc pero siento que me ha dañado. No sólo se ha metido en mi cabeza, sino, en mi sangre, en todo, el tic tac del maldito reloj colgado en una de las paredes, me pone mal, me da jaqueca y cuando creo que ha es suficiente, lo arranco y lo lanzo contra la pared, haciéndolo añicos.—Joder.Camino de un lado a otro, casi me muerdo las uñas de la desesperación, y todo se desvanece cuando escucho la puerta abrirse, pensando que se trata de Lenin para acabar con mi sufrimiento de espera, pero me detengo en seco al ver que no es él, es el Boss de la mafia rusa, quien entra cerrando detrá
LENINSiento que mi verga palpita cuando bombeo dentro de Anelys, aún recuerdo la primera vez que la follé, estaba ebrio, pero los recuerdos asaltan mis memorias, intento abrir los ojos, el sabor de su piel no deja mi boca y el aroma de su cuerpo junto al mío, se queda tatuado en mi piel. Trago grueso, de pronto la boca la siento seca, quiero decir que esto es algo que me inquieta pero más que eso, estoy ardido al acomodar las piezas del rompecabezas de mi mente.Abro los ojos y lo primero que veo es un techo de piedra oscura, el frío cala en mis huesos y me incorporo sintiendo un dolor punzante en mis manos, el sonido del arrastre de cadenas me hace descender la mirada para encontrarme con que estoy esposado de ambas manos con cadenas que van desde uno de los extremos del lugar.<
DIABLOCierro la llave de la regadera, la cabeza no deja de arrojarme las ideas que tengo para desmembrar a Enoc Steel, el llevar su sangre corriendo por mis venas ya es demasiado pesado como para dejarlo con vida. Querer a mi hermana para sus asquerosos fines no solo lo hace repugnante, sino, peor que un saco de mierda. No la va a tocar, no la va a lastimar.El que esté con Lenin e Isac Hoffman solo acrecienta mis inseguridades, juran protegerla de todo peligro ¿pero es real? Lo único de lo que estoy completamente seguro es de que es a mi lado donde está segura, ella es mi hogar, es mi pequeña hermanita y mato por ella. El único ser por el que realmente siento algo, me educaron para no sentir nada por nadie y eso hago.Rodeo m