08 de abril de 1742La tripulación por fin se ha reunido alrededor de la fogata y todos cenan el pescado que han conseguido. Es la primera vez en mucho tiempo que pueden relajarse de esa manera. Wyler toca una suave melodía para dar algo de ambientación; lo único que hace falta es una buena copa de ron; las reservas del barco ya se estaban agotando, pero la capitana muy generosamente, decide compartirla también con los hombres de Portgas, mientras le cuenta toda la historia con el tesoro, la bruja, las demás islas piratas, y su encuentro con Lin Shi. El hombre no se puede creer la historia; observa boquiabierto lo que ella cuenta sin poder dar crédito a sus palabras.—¿Entonces los cuentos que contaban los viejos piratas no son mentira? —pregunta, lleno de asombro.—Es todo verdad —confirma Catherine.—No lo puedo creer, es de verdad increíble. ¿Eso quiere decir que has estado buscando un tesoro y no pensabas compartirlo? —acusa con una ceja enarcada.—Honestamente, todavía tengo mis
12 de abril de 1742Cooke y los demás marinos llevan cuatro días intentando reparar al menos uno de los barcos afectados. El que lleva el casco roto es imposible de arreglar; piensan que tal vez el del mástil roto sea más sencillo, pero la tarea se les está complicando más de lo previsto. Los tiburones que habitan la isla les dificultan la tarea de moverse entre la isla y el agua. Finalmente habían logrado traer el navío hasta la arena para poder repararlo con tranquilidad.Cooke mantiene su mente distraída en eso para no pensar en Berry y todo lo que ha acontecido en su vida; y le ha funcionado bastante bien hasta ahora.—¿Cuánto te falta? —le pregunta Catherine.Está un poco impaciente, aunque no sabe por qué. Después de esa noche con el comodoro, no lo ha vuelto a ver. Se encerró con los libros donde antes Berry lo hacía y se ha quedado allí hasta para dormir.—No mucho, pero el mástil debe estar firme para que puedan partir, no quiero que se vuelvan a quedar a la deriva a medio ca
12 de abril de 1742No debes hacer promesas que luego no podrás cumplir. Es una premisa básica, sin embargo, la capitana se había confiado demasiado en que podría cumplirle su palabra a Lin Shi; ahora mira con horror como se había esfumado frente a sus ojos.Arden se queda atónito mirándola de arriba abajo. —¿Cómo le prometiste algo así? —cuestiona.—No sabía que eso pasaría —dice señalando al gran mapa en las manos de Andrew. El pergamino color beige tiene trazada una gran entrada circular en medio del océano, donde marca el inicio, pero lo demás no se ve a simple vista.El brillo dorado que se ve bajo los reflejos del sol da indicios de hacia dónde conduce esa misteriosa entrada. Nunca habían visto algo parecido, no existe ningún abismo como ese en los mares.—No importa eso ahora, mejor concentrémonos en el mapa —comenta Andrew.Vuelve a colocar el mapa en el suelo del barco y toma el medallón, que ahora parece una especie de lupa con cuatro lentes que salen del cuerpo redondo y c
13 de abril de 1742La media noche es tan helada que el vaho que sale de las exhalaciones de los piratas se puede ver claramente en el ambiente.El clima está cambiando, y el frío los hace tiritar, pero no es eso lo que tiene con la piel de gallina a la tripulación.Catherine vuelve a mirar la estrella de drobdos en el cielo y acomoda el mapa para que los puntos brillantes encajen con el diseño del firmamento. Berry era el experto en cartografía, aunque eso no significa que ella no sepa nada del asunto, por supuesto que ya domina lo básico hace mucho tiempo; después de todo, es una pirata; y si un pirata no sabe navegar, bien puede darse por muerto en el mar.Así que no había señal a duda, el mapa apuntaba hacia el sur. La misma dirección donde se encuentra el abismo de Naim, y, por ende, el monstruo al que casi no sobreviven aquella vez.No debería resultarle una sorpresa que esa sea la entrada al tesoro de Burchard. Un tesoro tan mítico como ese no podría estar en otro lugar más que
23 de abril de 1742Para Andrew, navegar con Portgas es una experiencia totalmente diferente a lo que ya estaba acostumbrado con Catherine, o incluso él mismo en sus barcos. El pirata es un loco de atar, poco antes de llegar a Queen Bay, se deshizo de todas las velas negras que lo delataban como pirata y se propuso a terminar el recorrido solo con los remos largos y el impulso de la marea.—¿Estás seguro de que esto funcionará? —cuestiona Andrew al pirata.—No, pero qué es la vida sin un poco de riesgo —dice con tono despreocupado y encogiéndose de hombros.El comodoro no puede creer la locura que están haciendo, sin embargo, decide dejarse llevar por la corriente y apoyarlo en su idea, por muy absurda que le parezca.Los pocos hombres que decidieron acompañarlos como tripulación se cubren los tatuajes de la marca pirata y se alistan para arribar en el puerto del reino.—Creo que es mejor que me dejen hablar a mí —señala Andrew cuando alcanzan a ver los primeros barcos en la costa. Qu
23 de abril de 1742El silencio que precede a esa propuesta pone nervioso al comodoro. Jacob ha sido su fiel amigo y leal oficial desde hace mucho tiempo, sin embargo, quizá ese pedido exceda los límites de lo que un amigo o compañero pueda tolerar. La cara del muchacho pasa de la sorpresa a la felicidad en un par de segundos.—¿De verdad? —pregunta sin poder creérselo.—Sí —dice Andrew con seguridad.—Le seré muy sincero, desde que se fue hace un mes, no he podido dejar de pensar en eso. Todavía no le he dicho que sí a la propuesta del comodoro Koch, porque tenía la esperanza de que usted me lo pidiera primero.La confesión de Jacob también lo deja anonadado. Una cálida dicha le llena el corazón, saber que puede contar con él en las buenas y en las malas es fantástico. En especial ahora, porque seguramente se las verá negras un buen tiempo.—Entonces no hay nada más que decir, zarparás conmigo mañana, luego de conseguir el arma que fabrica la bruja.—¡Esto se merece otras cervezas! ¿
24 de abril de 1742La luna llena está álgida en el cielo. Al caer la media noche ya no queda nadie en las calles de la ciudad. Las pocas personas que vagan por los callejones oscuros no son precisamente las damas o caballeros de sociedad, porque esos ya se encuentran recogidos en sus hogares, bajo el calor del fuego chispeante de la chimenea.Andrew camina por las calles, considerándose ahora uno de ellos: un pirata. De manera oficial, ni siquiera lo ha pronunciado en voz alta, es solo una idea que recorre su mente desde hace algún tiempo; y en realidad; tampoco sabe cómo es que podría ganarse ese título, o siquiera si lo merece.Se desliza entre las sombras para evitar ser visto por las patrullas de oficiales que recorren la ciudad. Es cierto lo que Jacob le comentó acerca del redoble en la seguridad de la ciudad. Se pregunta si Portgas y sus hombres habrán conseguido las velas nuevas sin causar demasiados problemas.El único lugar donde puede comenzar a buscarlos es en el barco, as
QUINTA PARTE25 de mayo de 1742Hace dos semanas que Catherine arribó a la isla azul con sus hombres. En todo ese tiempo han descubierto cosas interesantes, además del bello campo de flores azules que le dan el característico nombre al lugar; también está lleno de frutos dulces y coloridos, y alguno que otro animal peculiar.Al principio estaban advertidos porque se decía que también podía haber sirenas, y luego de aquella horrible experiencia en ese islote, no querían arriesgarse, a pesar de que la última vez que estuvo ahí, no habían encontrado nada.Cuando se dieron cuenta de que no había peligro, se relajaron un poco más.Estar ahí es un constante recuerdo de lo que pasó entre ella y Arden. Esa isla fue testigo de la consumación de su amor, ahí ella admitió sus sentimientos por él, y le suplicó que la hiciera suya.Ahora, han estado lo más distanciados posibles. Catherine sabe que Arden también es consciente de esos recuerdos, lo que desconoce es qué podría estar sintiendo en la a