25 de marzo de 1742La isla de Birronto aparece ante Catherine y Arden, pero lejos de verse destruida; parece el mismo paraíso tropical al que ya estaban tan familiarizados. Los árboles se mecen a merced del viento y las aguas azul turquesas del mar acarician la costa, dando la sensación de estar en un sueño.—¿Dónde estamos? —pregunta Arden.—Parece Birronto —musita Catherine.—No puede ser la isla, tú misma viste cómo estaba.—¿A dónde se fue Berry? —pregunta mirando a todos lados.—No tengo idea, todo esto es muy extraño, hasta para mí.Ambos continúan tomados de la mano, Catherine es la primera en percatarse de ello. Dirige la mirada a sus dedos entrelazados y lo contempla con melancolía, antes de que él se dé cuenta. Cuando Arden lo nota, se apresura a soltarle.—Deberíamos buscarlos —propone.—Sí, tienes razón —carraspea la garganta y ambos intentan disimular que aquello no les pareció incómodo.Berry ha vuelto a desaparecer y no parece haber nadie en ese lugar. Deciden caminar
26 de marzo de 1742La extraña cúpula que rodea a Cooke y los otros dos comienza a brillar mucho más intensamente. Andrew observa con terror los movimientos rítmicos que hace Cassia alrededor de la burbuja de colores, y entonces Catherine y Arden salen despedidos de allí en direcciones contrarias.El comodoro se arroja en el aire en un intento por alcanzar a la pelirroja antes de que se estrelle contra la pared del barco; por muy poco casi no lo logra. Abre sus brazos y la chica golpea de frente contra su pecho, dejándolo sin aire. Los dos caen al suelo, pero al menos consigue frenar su velocidad lo suficiente como para no rebotar contra la madera.Catherine abre los ojos y deja escapar un jadeo agonizante. No parece darse cuenta de dónde está así que se altera. Andrew tiene que rodearla con sus brazos para calmarla.—Tranquila, ya estás de vuelta —susurra en su oído.Ella se da cuenta de que es el comodoro quien la sostiene y permanece en sus brazos solo un par de segundos más antes
26 de marzo de 1742El barco de los piratas del oeste es tan grande e imponente como el fantasma del pacífico. Las caras que la reciben no le dan la mejor bienvenida a Catherine; supone que tiene que ver con el hecho de que acabó con la vida de varios de ellos hace poco más de un mes y medio.El pirata que ella recuerda se hace llamar Cheng; la conduce hasta el camarote de la capitana Lin. Sus miradas hostiles la ponen bastante nerviosa, en especial cuando la mayoría de ellos llevan la cara cubierta con pintura de guerra o máscaras aterradoras con forma de dragones. Su vestimenta dista mucho de la de los piratas del norte. Van casi en su totalidad de negro, las fajas de cueros con ligeras púas que sobresalen de sus cinturones les dan un aspecto feroz.Catherine levanta la cabeza, no piensa dejarse intimidar por esos hombres; después de todo, no puede olvidar que ella es la reina del mar.Lin Shi está sentada cómodamente delante de una gran mesa, sobre esta hay una variedad de frutas y
08 de abril de 1742Doce días es lo que llevan los piratas del fantasma del pacífico navegando sin un rumbo establecido. Son pocos los lugares a los que pueden ir, ahora que las aguas del norte están controladas por la marina real. Las islas piratas ya no son protección para ninguno de ellos, y solo es cuestión de tiempo para que los encuentren. No duda que el comodoro Koch ya haya desplegado toda una armada para encontrarla.Si eso volvía a suceder, Andrew estaría en serios problemas al encontrarse con ellos. Es por eso que han sido muy cautelosos, tomando rumbos diversos y cambiando la dirección cuando sienten que se acercan demasiado a alguna costa o isla.Sin embargo, la jugada no puede durarles eternamente. Necesitan reabastecerse. La comida y el agua empiezan a escasear, y cuando eso pasa, todos se ponen de mal humor.Catherine ha sobrellevado como puede la perdida de sus seres queridos. Se ha distanciado aún más de Andrew y de Arden, pero ya no es tan incómodo cuando se topan l
08 de abril de 1742La tripulación por fin se ha reunido alrededor de la fogata y todos cenan el pescado que han conseguido. Es la primera vez en mucho tiempo que pueden relajarse de esa manera. Wyler toca una suave melodía para dar algo de ambientación; lo único que hace falta es una buena copa de ron; las reservas del barco ya se estaban agotando, pero la capitana muy generosamente, decide compartirla también con los hombres de Portgas, mientras le cuenta toda la historia con el tesoro, la bruja, las demás islas piratas, y su encuentro con Lin Shi. El hombre no se puede creer la historia; observa boquiabierto lo que ella cuenta sin poder dar crédito a sus palabras.—¿Entonces los cuentos que contaban los viejos piratas no son mentira? —pregunta, lleno de asombro.—Es todo verdad —confirma Catherine.—No lo puedo creer, es de verdad increíble. ¿Eso quiere decir que has estado buscando un tesoro y no pensabas compartirlo? —acusa con una ceja enarcada.—Honestamente, todavía tengo mis
12 de abril de 1742Cooke y los demás marinos llevan cuatro días intentando reparar al menos uno de los barcos afectados. El que lleva el casco roto es imposible de arreglar; piensan que tal vez el del mástil roto sea más sencillo, pero la tarea se les está complicando más de lo previsto. Los tiburones que habitan la isla les dificultan la tarea de moverse entre la isla y el agua. Finalmente habían logrado traer el navío hasta la arena para poder repararlo con tranquilidad.Cooke mantiene su mente distraída en eso para no pensar en Berry y todo lo que ha acontecido en su vida; y le ha funcionado bastante bien hasta ahora.—¿Cuánto te falta? —le pregunta Catherine.Está un poco impaciente, aunque no sabe por qué. Después de esa noche con el comodoro, no lo ha vuelto a ver. Se encerró con los libros donde antes Berry lo hacía y se ha quedado allí hasta para dormir.—No mucho, pero el mástil debe estar firme para que puedan partir, no quiero que se vuelvan a quedar a la deriva a medio ca
12 de abril de 1742No debes hacer promesas que luego no podrás cumplir. Es una premisa básica, sin embargo, la capitana se había confiado demasiado en que podría cumplirle su palabra a Lin Shi; ahora mira con horror como se había esfumado frente a sus ojos.Arden se queda atónito mirándola de arriba abajo. —¿Cómo le prometiste algo así? —cuestiona.—No sabía que eso pasaría —dice señalando al gran mapa en las manos de Andrew. El pergamino color beige tiene trazada una gran entrada circular en medio del océano, donde marca el inicio, pero lo demás no se ve a simple vista.El brillo dorado que se ve bajo los reflejos del sol da indicios de hacia dónde conduce esa misteriosa entrada. Nunca habían visto algo parecido, no existe ningún abismo como ese en los mares.—No importa eso ahora, mejor concentrémonos en el mapa —comenta Andrew.Vuelve a colocar el mapa en el suelo del barco y toma el medallón, que ahora parece una especie de lupa con cuatro lentes que salen del cuerpo redondo y c
13 de abril de 1742La media noche es tan helada que el vaho que sale de las exhalaciones de los piratas se puede ver claramente en el ambiente.El clima está cambiando, y el frío los hace tiritar, pero no es eso lo que tiene con la piel de gallina a la tripulación.Catherine vuelve a mirar la estrella de drobdos en el cielo y acomoda el mapa para que los puntos brillantes encajen con el diseño del firmamento. Berry era el experto en cartografía, aunque eso no significa que ella no sepa nada del asunto, por supuesto que ya domina lo básico hace mucho tiempo; después de todo, es una pirata; y si un pirata no sabe navegar, bien puede darse por muerto en el mar.Así que no había señal a duda, el mapa apuntaba hacia el sur. La misma dirección donde se encuentra el abismo de Naim, y, por ende, el monstruo al que casi no sobreviven aquella vez.No debería resultarle una sorpresa que esa sea la entrada al tesoro de Burchard. Un tesoro tan mítico como ese no podría estar en otro lugar más que