10 de enero de 1742—Capitana, estamos por llegar a Gavedra —informa Cooke.Catherine no lo escucha del todo. Ahí de pie en la proa del fantasma del pacífico, no puede dejar de pensar en todos los sucesos que acontecieron hace poco menos de quince días. Cooke hace una ligera venia y se aleja de allí, porque sabe que ella no lo mirará. Ha estado distante desde que hicieron el funeral de Heinrik en altamar.Un nudo en la garganta amenaza con hacerla llorar de nuevo cada vez que lo recuerda; y para su mala suerte es algo constante.Flint no había podido hacer nada para salvarle la vida. La bala que atravesó su costado terminó por matarlo más rápido de lo que jamás hubieran pensado.Ahora que tiene la cabeza fría puede pensar con más claridad, está completamente segura de que aquello sucedió cuando Heinrik cayó al suelo en el momento que huían.Los piratas del sur no los habían seguido, pero no podía estar confiada, se había echado encima a un enemigo nuevo sin quererlo, pues no duda que
10 de enero de 1742Rápidamente se separan. A Catherine se le encienden las mejillas de la vergüenza. Andrew suspira y se prepara mentalmente para enfrentar cualquier cosa que suceda.—No es lo que parece —se apresura a aclarar la capitana.La realidad es que es justo lo que parecía, pero no lo iba a admitir así. Arden cierra los puños en un arranque de rabia, ha tolerado demasiado, pero esto no. Sin pensarlo, levanta su brazo con un golpe destinado directo a la cara del comodoro.»¡Arden, no! —interviene. La menuda mujer se mete entre los dos y en una rápida respuesta por parte de Andrew, este la jala del brazo y la pone detrás para evitar que el puño pegue en su cara.El pirata no puede detenerse y termina por golpear a Andrew volteándole la cara al otro lado.»¡Arden, basta! —La chica se libera del agarre y empuja al pirata hacia atrás, pone las manos sobre su pecho para detenerlo. Al principio la ira no lo deja ver nada más que al comodoro, pero el toque de Catherine sobre su pech
CAPÍTULO 63: REVELACIONES10 de enero de 1742—¿Qué has descubierto? —interroga la capitana.Berry toma asiento y abre el gran libro azul en el escritorio frente a ellos. Arden y Catherine se miran expectantes. A ella le late el corazón acelerado, una parte muy dentro de su ser desea que todo haya sido un error, y que no sea él el verdadero descendiente, así no tendría que buscar la forma de tener que evitar su muerte.—Esto es increíble, en verdad increíble —comienza a decir—, el libro es como una entidad viva. Al principio no entendía nada, pero cuando lo puse junto al medallón, fue cambiando, apareció nuevo texto que antes no estaba.La mención del medallón le trae a Catherine a colación el recuerdo de lo que pasó en la isla. Al final había sido Berry quien lo escondió en su bolsillo sin que ella se diese cuenta, porque estaba seguro de que la llevaría hasta el libro; y no se equivocó.—¿Y bien? —insta Arden.—Burchard sí se fue a vivir a lo que ahora se conoce como Queen Bay, ahí
11 de enero de 1742El comodoro no puede soportar más tiempo tener que ver a Arden sujetar por la cintura a Catherine mientras le planta un beso. Desde el día anterior ella ha estado pegada a él como una lapa y ha evitado todas las miradas que le ha dado.Sabe muy bien que luego de haberlos encontrado abrazados y, después de recibir aquel golpe, las cosas ya no serían para nada iguales. Muy en el fondo de su corazón, piensa que seguir buscando una relación con ella es meramente un imposible.Un capricho de sus necios sentimientos, que se niegan a ceder ante la excitación que le produce esa mujer. Por mucho que Andrew ha intentado controlar sus impulsos románticos hacia ella, lo único que consigue es enamorarse cada vez más.Brama sin disimulo y pasa de largo por donde ellos están, se mete a las galeras y se arroja a la hamaca que cuelga allí para él.Desde que había iniciado el viaje “en contra de su voluntad”, había logrado ganarse por mucho el respeto de la tripulación. Ya los había
17 de febrero de 1742Un olor penetrante a humo despierta a Catherine de su letargo. Cabecea sobre el escritorio en un intento por no quedarse dormida. Lleva toda la noche tratando de escribir una carta para su padre en Birronto. Hace tanto que no sabe de él que; por alguna razón desconocida, sintió la necesidad de escribirle, pero no haya las palabras adecuadas.Mira por la ventana del camarote y se da cuenta de que ya ha amanecido, pero el océano se ve gris y apagado. No hay sol que ilumine, así que da la sensación de ser muy entrada la tarde, en lugar de la primera hora de la mañana.Arden sigue durmiendo apacible en la cama; podrían estar bajo el ataque de la criatura del abismo y él no se despertaría.Catherine se levanta y lo despierta con un suave beso en los labios.Después de aquella conversación donde le había dicho la verdad sobre Andrew, ninguno de los dos volvió a mencionar el tema, pero ella sabía que todavía no había quedado todo saldado.Su promesa es lo único que la m
17 de febrero de 1742Lin Shi dirige a los recién llegados a lo que queda de un edificio bastante peculiar. La arquitectura de los piratas del este es algo digno de admirar. Lástima que de ella no quedaba casi nada. La destrucción que fue capaz de causar Sparrow es impresionante.Mientras Catherine observa la isla en agonía, no puede entender cómo es que terminó sucediendo todo esto. Sparrow vive, y atacó la isla de las sombras por alguna razón que desconoce, aunque puede darse una idea de cuál es.Después de todo, Sparrow sabía acerca del libro y del tesoro, y sería solo cuestión de tiempo que descubriese que hay más. Sin embargo, eso no es lo que agobia la mente de Catherine en este momento. Necesita una explicación plausible para comprender cómo ese condenado pirata sobrevivió una caída de más de sesenta metros a unas cascadas implacables.Lin Shi entra a su resguardo y hace pasar a los demás, debidamente escoltados por los pocos hombres que quedan en la isla.—Seamos directos y si
17 de febrero de 1742Catherine camina de un lado a otro como una fiera enjaulada. Los han encerrado en una celda oscura y sin ningún acceso a la luz solar. Lo único que ilumina el lugar es una pequeña antorcha que a penas y alcanza para mirar un par de metros al frente.Arden, Cooke y Berry parecen estar igual de preocupados que ella, sin embargo, Catherine se desespera con cada minuto que pasa.—¡Maldita sea! —reniega.—No es tu culpa Cath, no lo sabías.—No, pero debí saberlo. He condenado a todos los piratas del mundo, ¿entiendes lo que eso significa? Por mi culpa, todos podrían morir.La idea de que ella es la causante de la destrucción de los piratas no la deja en paz. Si su gente le da el exilio y los demás piden su cabeza, ella no se opondrá.—Es culpa de esa maldita bruja, ella nos engañó para hacer su trabajo sucio —consuela Arden. Se acerca a ella e intenta abrazarla, pero Catherine se zafa de su agarre.—¿Qué quiere esa mujer con Andrew? —se pregunta en voz alta.—A lo mej
17 de febrero de 1742Catherine queda inmóvil ante el beso inesperado del comodoro. Volver a probar el dulce y la suavidad de sus labios le traen a la superficie todos esos sentimientos que había querido enterrar muy en lo profundo de su corazón. Cierra los ojos un instante y deja que él la bese. Abre su boca gentil y afianza el beso apegándola a su cuerpo.El grito de algunos piratas y el rugido de Lin Shi a sus espaldas la obliga a separarse de él. Lo mira con los ojos muy abiertos, él le sonríe como si no estuvieran en medio de una batalla. Su frente tiene gotas de sangre y ya la ha ensuciado a ella, pero eso no le molesta.—¡¿Cómo demonios escapaste?! —brama la señora pirata con una mirada asesina.Le saca la espada a uno de sus hombres que yace en el suelo y corre en dirección a los dos.Andrew pone a la capitana detrás de él y detiene el ataque de la pirata con la espada que le quitó.—Fue un placer, pero hasta aquí llega nuestra estancia —dice Andrew.La pirata vuelve a arremet