17 de febrero de 1742Catherine queda inmóvil ante el beso inesperado del comodoro. Volver a probar el dulce y la suavidad de sus labios le traen a la superficie todos esos sentimientos que había querido enterrar muy en lo profundo de su corazón. Cierra los ojos un instante y deja que él la bese. Abre su boca gentil y afianza el beso apegándola a su cuerpo.El grito de algunos piratas y el rugido de Lin Shi a sus espaldas la obliga a separarse de él. Lo mira con los ojos muy abiertos, él le sonríe como si no estuvieran en medio de una batalla. Su frente tiene gotas de sangre y ya la ha ensuciado a ella, pero eso no le molesta.—¡¿Cómo demonios escapaste?! —brama la señora pirata con una mirada asesina.Le saca la espada a uno de sus hombres que yace en el suelo y corre en dirección a los dos.Andrew pone a la capitana detrás de él y detiene el ataque de la pirata con la espada que le quitó.—Fue un placer, pero hasta aquí llega nuestra estancia —dice Andrew.La pirata vuelve a arremet
03 de marzo de 1742El fantasma del pacífico corta las aguas a toda la velocidad que logra conseguir. Han recorrido ya bastante camino de vuelta a Birronto, y, en realidad, están bastante cerca de llegar. Catherine esperaba toparse con Sparrow en algún punto, pero no hay señales de su paradero por ningún lado. Su peor temor es que ya esté en la isla.Si su capacidad destructiva es tan grande como ya comprobó en la isla de las sombras, está segura de que su isla está en serios problemas. A pesar de que Birronto cuenta con los seis señores piratas más bravos de los mares del norte, Sparrow no está solo, de su lado tiene a una bruja poderosa.Por otro lado, Catherine ha estado jugando un juego peligroso entre Arden y el comodoro. Desde el día en que confesó sus sentimientos a Andrew; y a pesar de haberle pedido tiempo; se le ha hecho mucho más difícil controlar sus impulsos por estar con él.La adrenalina que le produce verlo a escondidas de Arden o de cualquiera de su tripulación se ha
03 de marzo de 1742Una gran flota de barcos del rey está dispuesta por varios kilómetros a lo ancho del mar. No hay forma de eludirlos, tendrían que desviarse demasiado del camino para poder salir de su vista sin ser interceptados. Catherine observa la situación con impotencia. La flota no está demasiado lejos de la isla; su primer pensamiento es que tal vez, ya los han encontrado.—¿Cómo demonios vamos a pasar eso? —cuestiona en voz alta.—No hay forma —musita Arden.—Es la primera vez que veo al destructor en mar abierto —comenta Andrew. Todos voltean a verlo con incertidumbre.—¿El destructor? —Cooke es el primero en hablar.—Es ese barco de ahí —dice señalando al navío más grande de todos los que se ven—. El rey lo conserva solo para batallas de guerra. Dicen que puede albergar hasta a quinientos marineros. Tiene más de trescientos cañones y es muy veloz. Es un monstruo.Catherine vuelve a mirar por el telescopio con preocupación. Alcanza a ver el barco al que se refiere. En efec
17 de marzo de 1742Dicen que siempre se vuelve a donde se es feliz, pero ese no es el caso de Catherine.Una vez más está en Queen Bay por un motivo forzoso, esta vez, encadenada y maltratada por el nuevo comodoro; Theodore Koch. Andrew había hecho lo posible por reducir al mínimo los malos tratos, sin embargo, la tarea le quedaba cuesta arriba. Si quería liberarlos en el reino, debía pasar inadvertido y no demostrar que en realidad es aliado de los piratas; de lo contrario, todo su plan se iría al fondo del océano.Theodore no es cualquier tonto al que pudiesen engañar. Parecía bastante astuto y perceptivo. Mantenía a Andrew lo más lejos posible de la celda de los piratas para evitar que les pasara información, o siquiera comida o agua.El barco atraca en el puerto luego de catorce largos días de retorno.Cuando Catherine y los demás salen a la luz del sol, deben arrugar la vista hasta que sus ojos se adaptan de nuevo a la claridad. Lo primero que hace la pelirroja es buscar su bar
17 de marzo de 1742Volver a entrar en la botica de la bruja le produce escalofríos al comodoro. El lugar se ve más lúgubre que antes, si es que eso es posible. Jacob lo sigue de cerca con el corazón acelerado. A Andrew le parece increíble que su ex primer oficial haya aceptado tan fácilmente a su petición. Sin duda, le pagaría un aumento si pudiese hacerlo.—Comodoro, quiero decir, Lord Andrew, ¿está seguro de este lugar? No parece el sitio donde viviría una bruja mágica.Él le había contado todo lo necesario que debía saber para poder ayudarlo, incluyendo el hecho de la leyenda y profecía que gira en torno a sí mismo.—Este es el lugar, estoy seguro. —A diferencia de la última vez, ahora no hay nadie quien lo reciba en la entrada. El lugar se ve ligeramente cambiado, hay algo en el ambiente que no termina de cuadrarle, no le gusta la sensación extraña que está sintiendo.La entrada a la habitación donde todo se pone raro está allí, pero ya no la cubre una cortina de cuentas. Ahora n
18 de marzo de 1742La angustia de tener que esperar para ejecutar el plan vuelve loco al ex comodoro. Ni siquiera puede ver a Catherine o enviarle un mensaje para asegurarle que todo está bien, y que los hará salir de ahí esa misma noche. Solo espera que ella no esté tan enojada con él como para no perdonarlo por todo lo que la está haciendo pasar.Decidió pasar la noche en lo de Jacob, para evitar a su familia, al menos hasta que se enteren que ya volvió, lo cual no cree que demore mucho tiempo en secreto, pero al menos sí lo suficiente para planear con exactitud el escape y no dejar cabos sueltos.Es crucial para su plan que nadie se entere de que será él quien los liberará. Si no, toda su carrera y hasta su vida estará puesta en juego.Esa mañana Andrew se levanta temprano y envía al muchacho a buscar a Isaac para que lo ayude, pues este le aseguró que llegaba ese mismo día, al mediodía. Isaac también es un marino en el que confiaría su vida de ser necesario, solo espera que su le
19 de marzo de 1742—¿Qué acaba de pasar? —pregunta en voz alta la capitana.Catherine lleva casi tres días encerrada en esa maldita celda, y puede que su mente le esté jugando sucio, o que esté delirando, porque acaba de ver a sus hombres desaparecer ante sus ojos. Se siente mareada y casi se desvanece en el suelo, pero Andrew es rápido y la sujeta por los brazos antes de que caiga.—¿Estás bien? —indaga con una creciente preocupación en la voz.—Sí, eso creo —dice Catherine aclarando su garganta—. ¿A dónde se han ido?—Te lo explicaré todo, pero primero tenemos que salir de aquí. No estoy del todo seguro de cuánto dura el efecto del polvillo para dormir.—¿Polvillo para qué cosa? —Enarca una ceja, confundida.—Te juro que te lo explicaré. Ahora ¡vámonos! —exige.Catherine duda, voltea una vez más al lugar donde antes estaba su tripulación y suspira. Toma la mano de Andrew y este la dirige velozmente a un lugar más seguro. Se sorprende al ver a todos los hombres tendidos en el piso,
CUARTA PARTE19 de marzo de 1742La excitación de Catherine acelera su corazón hasta el límite. Ver a Andrew en todo su esplendor frente a ella le trajo a la superficie todo eso que él siempre le provoca y trata de ocultar; es imposible resistirse a la tentación de su virilidad, la belleza de cada músculo torneado de su cuerpo y esos ojos miel cubiertos por aquellas pestañas frondosas, que esconden más de un secreto.Andrew se mete en el agua y se estremece al sentir la temperatura fría, sin embargo, su excitación no disminuye, sobre todo al contemplar los senos redondos y erectos de Catherine.No pronuncian palabras porque no hace falta. Con sus miradas y la atracción que producen sus cuerpos es más que suficiente. Andrew se sienta en la tina y coloca a Catherine sobre su regazo, acaricia su labio, haciendo hincapié en la zona donde está lastimado. Ella cierra los ojos y permite que él haga con su cuerpo lo que quiera. Deja escapar un jadeo cuando siente su erección pulsante entre su