Deanne
Camino de un lado a otro, lanzo una mirada a Maiara, quien está entretenida mirando caricaturas, miro el reloj que adorna la sala, faltan cinco minutos antes de las nueve de la mañana. Cinco minutos y ya estará aquí, Connor es de los hombres más puntuales que he conocido, me cruzo de brazos, camino hasta el pasillo, me detengo en el espejo y me doy un vistazo rápido.
—Calma, Deanne. Solo vendrá por la niña y tú terminaras tu trabajo. —Suelto un suspiro. Escucho un motor a lo lejos, cruzo el pasillo hasta la sala y me asomo por la ventana.
Arrugo el entrecejo al no reconocer una camioneta.
El motor se apaga, luego la puerta se abre y casi mis cejas llegan en lo alto por la sorpresa.
Es Connor.
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Deanne Montserrat Mürriell, es hija de padres ricos, la típica niña mimada y que tenía que conseguir todo lo que a ella le apeteciera, el solo imaginar que estaba fuera del psiquiátrico me pone nerviosa. Podría estar rondando nuestras vidas. Veo como Connor se sube al auto y se despide agitando la mano, había insistido en dejarnos en casa, pero hay mucho trabajo que hacer, son las tres de la madrugada. Agito la mano imitando el gesto por educación y termino de apagar las luces del local, camino hasta la parte trasera donde se encuentra la oficina, entro, cierro la puerta detrás de mí y llego al sillón, me dejo caer al mismo tiempo que suelto un suspiro. Maiara sigue dormida en el sillón vecino. Cierro los ojos por breves momentos, el cansancio se hace presente, recordándome q
Connor Había prometido a Deanne hacer todo de mi parte para evitar que Montserrat se acercara a nosotros, había pensado una y otra vez la manera de que no sucediera. La había dejado en el departamento y yo… estaba frente al departamento de ella. Mi corazón estaba acelerado, tenía la ira corriendo por mis venas, cierro los ojos e intento controlarme. Bajo, entro al edificio y después al elevador. Mientras subo pienso una y otra vez mis palabras, mi advertencia. Estaba una orden de restricción de no acercarse a nosotros pero parece ser que la está esquivando. Las puertas del elevador se abren y suelto un fuerte suspiro antes de salir. Camino unos cuantos pasos y me detengo frente a su puerta. Mi personal de seguridad había confirmado que estaba aquí, que no había salido y estab
DeanneHabía entrado en pánico con la llamada de Montserrat. Lo primero que vino a mi mente fue venir a casa de los padres de Connor. Quizás después de tranquilizarme y poner en orden mi cabeza, decida algo. Connor había hablado con Alan, ahora era una persona importante dentro de la policía, le había dicho que mantuviéramos la calma, que mandarían un carro para cuidar la casa, cierro los ojos e intento masajear el horrible dolor de cabeza que tengo, el restaurante estaba en cenizas, mi casa ya no era segura, ¿Por qué me siento tan así? Como si en cualquier momento ella haría algo en contra de nosotros. Miro a Maiara dormida plácidamente en la cama, la madre de Connor nos instaló en la habitación de huéspedes. Miro hacia la entrada y seguía Connor con el celular al oído, luego de uno
Deanne Había visto el brillo gris en aquellos ojos, mi corazón se agita frenéticamente por sus palabras, la forma en que lo ha dicho me hace que la piel se me ponga de gallina. Siento como mi garganta se seca en un instante. —Connor—advierto sutilmente pero él niega. —Solo digo que es nuestra habitación, sé qué llevará tiempo ganar de nuevo tu corazón…—Connor se acerca un poco más a mí, atrapa mi mano y posa sus labios contra mi palma. Trago saliva. Mi mirada se plasma en la suya. Tiemblo. Las palabras se esfuman. Deja un segundo beso, pero se retira lentamente sin dejar mi mirada.
Connor Deanne se ha llevado a Maiara a dormir a su habitación, no espero verla hasta por la mañana. Doy un segundo sorbo a mi vaso de licor, lo disfruto por unos momentos más antes de retirarme a la habitación a descansar. Me pierdo en mis pensamientos, imaginando una vida si no hubiese ocurrido mi metida de pata de hace cinco años atrás, cierro los ojos y niego, me enfurece el solo recordar cómo me he portado, tiene mucha razón Deanne, lo sé, pero… ¿No merecemos una segunda oportunidad? He intentado mantener mi distancia con la nueva situación. No quiero abrumarla con mis sentimientos, primero lo primero, la seguridad de ellas. —Pensé que estarías en tu habitación—escucho la voz de Deanne a mi espalda. Me vuelvo un poco hacia ella, estoy en la sal
Deanne Estoy sentada en el sillón que adorna la gran habitación, desde aquí observo detenidamente desde hace horas…dormir a Connor. Habíamos hecho el amor por horas hasta que el cielo empezó a aclararse, se había quedado plácidamente dormido, en estos momentos estaba boca abajo con el trasero desnudo, su cuerpo y el mío se reconocieron como no tenía idea, lo que había pasado hace días atrás en su oficina, había despertado mi cuerpo, hasta hoy lo había notado, la conexión que teníamos ambos a pesar de tener cinco años separados, seguía ahí… Intacta. Me cubro mi cuerpo desnudo con la sábana de seda, mi cabello revuelto cae por mis hombros pálidos. — ¿Te gusta lo
Deanne Connor había salido de la casa a temprana hora, nos habíamos puesto de acuerdo en vernos para la cena en casa de sus padres y así regresar los tres juntos. Había casi suplicado a Marco que me dejaran conducir, necesitaba tener aunque sea por unos momentos mi autonomía. Maiara viaja atrás en su silla, el nuevo guardaespaldas está a mi lado en el asiento del copiloto y un auto nos sigue a cierta distancia con los dos guardaespaldas nuevos. Estaciono frente al edificio donde está el consultorio de Roger Griffin, Maiara al reconocer el lugar aplaude. El hombre de seguridad a mi lado me avisa que puedo bajar cuando le informan los del auto de atrás que está revisado el lugar. Estoy a punto de poner los ojos en blanco, pero sé que es por seguridad. —Listo, bajemos. —baj
Deanne Connor no había llegado a la hora acordada para cenar con sus padres, su asistente, Jenn, había llamado para a avisar que llegaría tarde, que nos veríamos en casa. Algo en el centro de mi estómago crece, no sé qué pueda ser, ¿Quizás está pasando algo y Connor no nos quiere decir? ¿Cómo saber? Ya muchas cosas se habían guardado como para que de nuevo regresaran las verdades a medias. — ¿Todo bien, Deanne? —pregunta Madeleine del otro extremo de la mesa, estamos en la parte del postre, Maiara estaba feliz comiendo gelatina, Ellen habla de algo que no he puesto atención y por ello Madeleine pregunta al verme distraída en mis propios pensamientos. —Sí, todo bien…—intento sonar tranquila pero es todo lo contrario.