Aquí tienen la segunda parte. Creo que saben quien es ella y en donde estamos justo ahora. Es más que obvio ;)
La Bestia. Un nombre que todos gritaron cada vez que se presentó ante ellos, pues la única emoción que sentían al verlo fue de euforia. Ganaban dinero por él, celebraron la muerte de su contrincante en su nombre y para quien no lo consideró un animal, era tomado como un loco. "La criatura" una definición que se ganó al no querer referirse a él como una persona, ya que no lo veían como tal. No habló de nuevo, no quiso hacerlo por una promesa que inconscientemente estaba cumpliendo, como también el temor por ser cortado de nuevo.Quería ser amable. Deseó que esa parte volviera a aflorar, sin embargo no sucedió cuando se vió en el el reflejo del agua que le llevaron. El balde le hizo ver su rostro, en donde fijó sus ojos por varios minutos. Prácticamente no tenía una cara que le dijera quien era. Palpó con sus dedos y fue tocar algo que lo erizó, dejando caer el agua, para ver hacia la esquina oscura, intentando que la imagen se esfumara. Eso era él. Un recipiente de la maldad. Un cue
A Adelina se le fue dicho de lo riesgoso que sería para quedarse en la mansión Crown, pues aunque contaban con seguridad suficiente para que nadie atravesara la propiedad, una vez sucedió y pensar en que volverían a hacerlo era una opción que aún no se podía descartarLe dijeron que debían sacarla del país, ya que los Crown solo confiaban en los Crown y Braulio no tenía la certeza de que iban a cuidarla como se debía. Ella no se quiso marchar de ese lugar, no cuando su hijo y sus nietos estaban en peligro. No cuando esa presión en su pecho era mas grande con cada segundo. Tuvieron pérdidas y ella con solo enterarse entendió la renuencia de todos por dejarla en la ciudad. La sacaron cuando toda la seguridad colapsó, por lo que fue la única sin noticias cuando todos desaparecieron, hasta que Aarón la llevó a un Jet para que estuviera con Walter, mientras resolvían todo. Perderla no era una posibilidad jamás. Dejando a Braulio como el alma solitaria que estuvo esperando noticias toda la
Marcelo Crown. Ver mis manos con marcas por todos lados, me dio para saber que acoplarme a ellos me costaría la vida entera quizas, ya que se trataba de un grupo de personas, quienes eran muy diferentes a las últimas que vi antes de que toda la tortura iniciara. No era cómodo. Todos tenían curiosidad por mí. Yo la tenía aún más. Recordaba mucho y en ese punto de mi vida no supe si no saber absolutamente nada podría ser mejor que evocar lo que pasó. Habían pocas caras conocidas. Muchas eran nuevas o estaban distintas. Fue un infierno tratar de entender todo en pocas horas. El contacto humano fue... extraño. Había un selecto grupo de personas a quien podría permitirlo, pero el resto me hicieron sentir que siempre debía estar a la defensiva. Todos lo entendían, pero quien más sabía el porqué sin hacer cuestionamientos fue Sara. La chica de voz tranquilizadora que resultó ser la esposa de mi sobrino. Sobrinos que no fueron los niños llenos de energía que recordaba. Sino hombres de
El proceso por el que Marcelo tenía que pasar no era nada alentador, desde el momento en que le explicaron lo que sucedería, el tiempo y la sesiones que debía hacer con láser, medicamentos y todo tipo de situaciones lo pusieron a pensar si era una buena manera. Habían altas probabilidades de que pudiera tener el rostro sin ninguna cicatriz, pero también que debía tener contacto con varias personas a la vez. Siendo de los obstáculos que más le pesaron, pues aún tenía sus reservas con ese tipo de cosas, sabiendo que posiblemente jamás se iría del todo.Era consciente de que debía dejar atrás las pesadillas, pero eran parte de él, y de cada una volvería a arruinar su paz al querer borrar las pruebas físicas de que existían.Vio una y otra vez el manual que le entregaron para que leyera lo que pasaría, pero entre cada palabra tan solo vio que iba a volver a sentir algo tocando su rostro. Ni siquiera él era capaz de pasar las yemas de sus dedos de nuevo en esa zona, yendo al espejo que h
Las campanas de la iglesia comenzaron a resonar dando paso a un día en el que el ajetreo de semanas al fin llegó a su final. Las flores blancas estaban por todos lados, decorando las paredes y la entrada con dos grandes ramos de rosas del mismo color. Convencer a Sara de que podía vivir un momento único no le costó mucho a Adelina, pues la ilusión con tantas ideas en la cabeza nacieron y aún cuando no tenía la pieza de su alma que le hizo falta, tomó un diario donde habían creado bodas para ambas, que ahora podrían hacerse realidad.Sara supo que nada haría más feliz a Keyla que ver sus ideas siendo puestas en prácticas, por lo que se esmeró en que cada una tuviera lugar en la preparación de su boda. La primera no fue tan agradable y aunque todo mejoró, quiso tener un recuerdo hermoso luego del nacimiento de su segunda hija. Una niña que tenía vueltos locos a todos con su llegada, pues era la primera mujer en nacer con el apellido grabado en sus genes. Adelina más emocionada no pod
Un grito. Un disparo. Una quemadura y sus ojos buscando la forma de mantener su imagen hasta que se cerraron. El centelleo sumado al trueno que resonó por el cielo la pudo haber despertado, pero no sucedió. Estaba bañada en sudor, moviéndose en la cama, mientras su mano se sostuvo de lo único que encontró. Las sábanas bajo su cuerpo.__ ¡Keyla! - gritó rasgando sus cuerdas vocales al abrir los ojos y su cuerpo impulsandose hacia adelante de forma abrupta y con la violencia suficiente para mandar sus pesadillas en contra del vacío dormitorio, la penumbra de la noche y los sueños de alguien más que escuchó su nombre ser dicho una y otra vez. La chica se movió en su cama, buscando lo que veía en sus sueños una vez más. "Un figura abriéndose paso entre las cortinas de su ventana, ella esperándolo con un jarrón en las manos que lanzó sobre él al momento de tenerlo cerca. Pero el jarrón fue atrapado, arrebatandolo de sus manos por el hombre que la tomó de la cintura con una risa arrogant
Keyla veía a su hijo en brazos de la chica que lo cuidaba desde la cocina, dándole un poco más de tranquilidad al saber que se encontraba bien. Entre su profesión que poco a poco recuperaba, las píldoras que debía tomar y el estrés de estar con el hombre con quien discutía casi todo el tiempo, se estaba volviendo loca. Ocho meses más habían transcurrido desde que despertó en una camilla, donde su padre le explicó del accidente que había tenido. Lo primero que recordó fue al bebé que adormecía en sus brazos temiendo el haberlo lastimado, pero le hicieron saber que no lo llevaba en ese momento. Fue un gran alivio. Mateo era su adoración. No recordaba mucho más de lo que los sueños le mostraban y aún trataba de darle sentido, lo que le decía su padre sobre sus vidas desde antes que un borracho al volante los chocara y la más afectada fuese ella; como también que esposo quisiera convencerla de que ese amor que decían tenerse aun existía.Pero ella sentía sus besos muy fríos. La forma
Los últimos tres años para la vida de Joseph se habían reducido a negocios, viajes por los mismos y a evadir a todos aquel que intentó mencionar a Keyla alguna vez. Sus pesadillas se volvían más vividas cuando eso ocurría. Su nombre estaba tatuado en su mente cada segundo del día, y lo estuvo desde el primer momento en el que la perdió. Pues con solo meses que habían pasado se alejó de todos, manteniendo siempre el apoyo para su familia, pero lo que conocían de él pasó a ser parte del pasado, pues el humor que siempre tenía, ya no era parte de su vida, ni de la mirada ensombrecida que adquirió. Salió de su Jet personal, mirando la pista del aeropuerto en donde aterrizó minutos antes. Tantos meses en Asia lo hicieron extrañar esa ciudad, ya que Manhattan era, por mucho, la ciudad en la que mejor se la pasaba. Los recuerdos de su sonrisa lo invadieron en cuanto alzó la mirada hacia el cielo gris que cubría su cabeza. Bajó la mirada a los autos, oyendo muy cerca sus risas divertidas,