Despertar en los brazos de su esposo no fue como lo pensó antes. Se dijo que lo odiaría siempre, tal como lo hizo al inicio, pero no sucedió. Lo conoció, hurgó más profundo, cortó lo que le dio paso a ver el fondo de su alma y aún estando llena de remiendos y heridas, espinas y bombas atómicas capaz de destruir con solo tocarla, le resultó ser lo más hermosa ante sus ojos. Desayunó en sus brazos, entre risas y con miles de cosas que debía atender, pero no quiso desaprovechar los minutos que le quedaban. Quería disfrutar de cada segundo. Tal vez en un acto egoísta o en una decisión desesperada por verse siendo la única que se llevaba su atención, aunque no era necesario porque así el mundo estuviera en aprietos, ella siempre sería el centro de su interés. Estando en la mesa uno de los hombres se acercó, con cautela de no interrumpir algo que lo hiciera perder la cabeza por intromisión.__ Lo que dijo, acaba de llegar. - dijo cuando se a aseguró de que no interrumpía nada. Braulio
Braulio abandonó el lugar, dejándo a su gente el trabajo posterior. Ellos sabían lo que debían hacer para dejar claro el mensaje. Existía un gansgter dueño de la ciudad entera, pero no había alguien que colocara la vara mucho más alta al derrocar a un auto titulado amo de todo lo conocido. Se hizo una curación en su despacho para luego subir a su dormitorio en donde encontró a Adelina abrazada a su almohada. Cumplió su palabra de dormirse, eso lo hizo reír, pues en cosas simples tampoco mentía. Se dio un baño y se metió a la cama para dormir el resto de la noche, cuidando que el brazo no manchara las sábanas. Por la mañana se duchó rápido y vistió con su ropa habitual encontrando a su su esposa revisando la mancha que descubrió accidentalmente en su almohada. Se asustó al pensar que era ella, pero al verse intacta supo que había sido él.__ Muéstrame. - casi fue una orden. Él la besó, pero ella tenía cara de que no funcionaría. - Muéstrame la herida. Tal vez necesite ser curada.__
De la explosión se supo en los alrededores, de casa de Walter se movilizaron rápidamente para averiguar lo que sucedió, si fue a gran escala o solo un auto que estalló. Nadie estaba al tanto de nada y por ello se detuvieron cuando vieron el lugar con los vidrios de uno de oso autos rotos, en el suelo había una marca que fuego que se extinguió segundos después de la explosión y ellos no veían a nadie cerca. Observaron por todos lados, sabiendo que por muy fuerte que haya sido debía haber algún cuerpo al menos. Sin embargo no hubo nada. Hasta que vieron aparecer a Walter con la cabeza golpeada, sangre en la nariz y oídos. __ Llévame a la casa. - ordenó sosteniendo su frente. Podía deducirse fácilmente que había tenido un accidente aparatoso, pero no fue así ya que cuando vio que el detonante fue usado, no pudo hacer más que correr en dirección a los árboles, reaccionando con el estallido a escudarse en el tronco de un árbol, pero aun así rebotó contra otro, debido a la fuerza de la
Desde que Braulio abandonó la bodega que dejó en llamas, se dirigió a la destrucción de sus comunicaciones en su totalidad, se aseguró que Darío se enterara hasta después de lo que se le iría encima, pero al regresar con lo que se encontró fue con su cuñado malherido, con una bomba accionada y con la noticia de que se habían llevado a su esposa. Sus músculos sufrieron su fuerza al ser contenida. Su rabia aumentó y su impulso de ir por él directamente le ganó. Hizo llamadas, preguntó por socios cercanos siendo sutil a la hora de saber en donde se encontraba hasta que pudo localizar a uno de los que estuvieron comiendo con Darío, obteniendo la dirección de esa forma. Mientras Walter se encargó de saber en donde estaba su hermana, él se dirigió a dicho sitio para cortarle la cabeza de una vez, sabía que dos de sus hombres podían ser más letales que los que Darío pudiera y no se equivocó al verlo rodeado de cuantos sujetos pudiera pagar. Pero cuando se dirigió a él se dio cuenta que Sil
Después de una noche llena de abrumadoras emociones, gritos pidiendo auxilio, alarmantes ruidos que se expandieron por cada rincón y una desesperación por recibir ayuda de quien era su jefe y a quien servían, sin que sucediera, al fin el amanecer se hizo presente mostrando el desastre.El humo se levantó, los colores en algunos edificios cambió con sus ruinas, sumado a quienes tuvieron que huir en cuanto las autoridades se hicieron presentes. Los números para Darío, de ser los que lo hicieron sentir como el ser más poderoso del mundo, lo pusieron con el rostro entre sus manos. Nada podría describir lo que sintió, nació y se reprodujo, una y otra vez en su cabeza. Miró el número de bodegas perdidas con asombro. Las llamadas sin respuesta significaban que tampoco existían ya, aumentando su rabia con quienes le dijeron abiertamente que en caso de una guerra de clanes estaban fuera. Colocando a Braulio Crown a la par. En una sola noche. Arrasó con todas las cosas que habían en la mes
__ ¿Quien creería que alguien se sacrificaría por amor? - se burló Darío cuando se sentó frente a Adelina. Ella esperó a que continuara. - La versatilidad del sentimentalismo absurdo. No haría algo así, hay maneras. - uno de los hombres a su disposición le dejó una bolsa con comida en la mesa. - Estando conmigo nadie te tocaría y de seguro, si alguien se atreviera a hacerlo, solo bastaría con que digas que eres una de mis mujeres para estar libre. __ Al fin eres valiente para aceptar que quieres un harem. - agarró la bolsa para ver su contenido, ante la mirada de su ex. - ¿Que me asegura que no me has colocado veneno o un somnífero ahí? __ Nada. - contestó como si nada. - Pero soy mas de jeringas. Eso me permite ver el miedo en la víctima.__ Además no está tu hombre de confianza para que lo haga por tí. - le recordó. - Confío más en esa respuesta que en cualquier otra. __ No toques el fuego si no quieres salir quemada, encanto. Porque todo tiene un límite y creo que tú estas más q
El ambiente se tornó una hoguera con leves ráfagas de un viento frío y amenazante, un encuentro injusto en cuanto a números, pues uno contra más de cincuenta hombres armados y con orden de disparar al primer cambio, no era precisamente algo de lo cual vanagloriarse.__ ¿Temor, Crown? - le cuestionó bajando dos escalones más. - Porque para ser quien se ha dicho tanto últimamente, me parecería una burla tenerte como contrincante. __ Yo no soy quien tiene dos armas en el cinturón y ocho hombres alrededor, seis tiradores en las columnas, dos en cada puerta y si sumamos a quienes están afuera sin quitarme los ojos de encima, creo que quien se debería sentir indignado realmente sería yo. - contestó con la misma actitud arrogante que usó Darío. - Vengo solo. Mi principal línea de defensa me la quitaron al entrar, ¿porque sigues temiendo? __ No te sientas especial. Solo se tiene precaución del imbécil que no le tuvo miedo a la muerte cuando acabó con mi tranquilidad. - bajó los últimos dos e
Lazarus siempre se desplazó entre los objetivos que su jefe le entregaba sin mayor problema que un atraso. Su letalidad era la más temida de entre los de su tipo. Caer no era una opción. Peleó entre bandos enteros, a los cuales dio de baja y derribó con la mano armada solo con una hoja de filo extremo. Cortes limpios, tiros certeros y puños que jamás pudieron ser devueltos. Cada víctima que él tomaba jamás llegó a ser un problema más que para deshacerse del cuerpo y aún con tiempo relativamente corto, este no tuvo un solo fallo. Los grupos militares lo conocían muy bien, en su etapa de un criminal desconocido, pues sus masacres eran todo lo que sabían de él. Siempre cubrió sus huellas, su rostro y no dejó que nadie lo viera en ningún momento. Siendo catalogado como un tipo con la habilidad más temida entre muchos. Matar a todo aquel que se volviera su objetivo. Entre tantas formas, usando cuchillos. En ese instante solo pensaba en batir su récord, una vez más. Asesinar a su contr