Adrián vio su reloj por tercera vez, ya habían transcurrido más de quince minutos de que Valentina se había ido al baño. Estaba al tanto de que las mujeres tardaban mucho, pero no tanto. Todos estaban con sus respectivas copas de champagne, mientras él por alguna razón no dejó de ver a ese pasillo. __ Te ves preocupado. - comentó Sara cuando regresó de su llamada para saber de sus hijos. - ¿Ocurre algo? __ Nada. - no iba a decirle que le preocupaba algo sin sentido como lo era eso que tenía en la cabeza. __ Cada vez que dices que nada, es mentira. Si esperas a alguien del baño, te puedo asegurar que está vacío. - sus ojos se movieron para estar sobre su cuñada. - Estuve ahí para llamar a la casa y durante los cinco minutos no entró, ni salió nadie. Sí buscas a tu esposa, se seguro está por ahí. No quiso decir nada más porque vio ese mismo gesto asesino que veía en su esposo, pero él Leonardo sabía cómo calmarlo, en Adrián no tenía mucha idea, ademas que era por su matrimonio reci
__ La razón por la que vine fue para traer esto. - dijo Mirna sacando de su bolso una invitación. - Esta noche es mi cumpleaños, ya que todo está en paz en las familias, opté porque sea aquí en New York. Adrián se levantó sin dejar de teclear en su teléfono. __ Es para tí. - la puso en su pecho con la sonrisa de oreja a oreja que no disimuló ni un poco el coqueteo descarado. - Guardé una para tí...y Valentina.Adrián la observó cómo si fuera una ofensa hacia a él. Ni se esmeró en tomar la invitación, sin esperar a que la sostuviera para seguir su camino como si fuera lo más insignificante de su día. __ ¡Oh, vamos! No seas así, antes te gustaba cuando...__ Valentina, sube al auto. Si quieres trabajar, tengo algo en lo que podrías ayudar. - soltó sin verla. La rubia ni lo pensó antes de levantarse de su silla. Su cuñada no era de su agrado, soportar sus delirios de importante para todos no estaba en sus planes. Además era trabajo, podría distraerse. __ Voy por mis cosas y salgo. -
La llegada de Micaela a su casa no era algo que Adrián hubiese querido presenciar, pero no tuvo más alternativa que hacerlo cuando antes de levantarse escuchó su exigente voz pidiendo hablar con su hija. El gato siguió estando en su espalda, pero solo lo apartó y caminó afuera de su habitación para dejarlo en la habitación de su dueña. Esta vez no fue tan sutil y abrió la puerta encontrando a Valentina con las manos sobre su cara al oír los alegatos de su madre. __ ¿Sales o suelto a Rasha? - le preguntó y aunque ella quiso tomarlo como una broma, se dió cuenta que no era así, este habló muy en serio. __ No me da temor tu advertencia, me da temor que lo dude yo. - se apartó el pelo para levantarse de la cama. - Deja de robarte mi gato. Tienes uno gigante para que te quieras adueñar del traidor de Tritón. __ Encierralo en su jaula, porque eso de dormir con alguien que me deja la espalda arañada no es algo que me agrade. - mencionó dándose la vuelta, sintiendo los ojos de Valentina
__ El cargamento ya fue recibido. - dijo Leonardo por la línea. - Viene completo. __ Tengo que revisar el mío. - mencionó Joseph. - Pero por lo visto está completo también. __ Solo queda recibir la confirmación de la tercera y cuarta bodega. - exclamó Adrián. - Estarán llegando en dos horas. __ Recibiré la alerta en cuanto lleguen. - declaró Leonardo. - Buen trabajo. Este solo asintió viendo lo que seguía en su itinerario de trabajo. Tenía que organizarse, con el asistente Monroe no le bastaba porque él era que le llevaba el manejo total de esa casa y teniendo a Valentina ahí, no podía irse a la mansión Crown que era la única en donde a veces dormía, luego de la suya. __ El viaje a Madrid tendrá que extenderse. No creo que pueda revisar todo en dos días. __ Toma el tiempo que necesites. Es mejor algo bien hecho aún cuando se tarde, que llegue a fallar por tener prisa. - sugirió Leonardo entregando sus claves de acceso al consejero Ryan. - Por ahora espera la confirmación del vac
Valentina abrió la puerta trasera dejando que Rasha bajara al mismo tiempo que ella ayudó a Adrián a bajar tan rápido sus pies se lo permitieron. Cargó con su peso casi por completo,lo cual la había esforzarse el doble, pues su peso era mucho para ella. __ ¡Monroe! - su voz salió más alto de lo que jamás se escuchó. Repitiendo el nombre una segunda y tercera vez para continuar con los pasos que amenazaron con lanzarlos al suelo a ambos. Su mano tenía tanta sangre como para aterrarla, pero no pensó en nada más que no fuera llevar a Adrián a su cama. __ ¿Que ocurrió? - le preguntó el asistente dejando su tablet en la mesa para socorrerlo. __ Tiene una bala en el hombro, ha perdido mucha sangre y... Ayúdalo. - su voz apenas salió normal. __ Llamaré al señor Leonardo. - dijo el asistente Monroe. Adrián negó. __ Trae un jodido médico... primero el médico. - contradijo, no pensaba alarmar a nadie por algo que podía resolver. Fue puesto en su cama y ese dolor agobiante no lo dejó fijar
Cuando Valentina abrió los ojos descubrió en donde se había quedado dormida la noche anterior. Estaba tan cansada emocionalmente que no se midió y terminó con Adrián en una cama. Solo que no de forma sexual, una más centrada en curar algo que ni siquiera sabía que existía. Se levantó con cuidado, vio a su gato en el otro lado de la cama y se lo llevó con ella a su dormitorio, teniendo la precaución de no despertarlo. __ Sí, es cómodo. - dijo hacia su gato cuando lo puso en su cama. - Pero no lo agarres de costumbre. Es comprensible, no aceptable. Se rió cuando el gato se acomodó sobre sus patas como si entendiera. Su noche no había sido tan mala como esperó, de hecho su energía no se había ido del todo, se sintió más relajada cuando se duchó, tenía un buen ánimo al vestirse y no dudó en bajar cuando le avisaron que su desayuno estaba listo. Sabía cuan orgulloso era Adrián, por lo que verlo sentado en la mesa no le resultó nada de qué asombrarse. __ Buenos días. - saludó como siem
Despertar con un gato dormido en su espalda ya era parte de la rutina de Adrián, cada mañana era lo primero que sentía, por lo que no se le hizo extraño oír la puerta ser abierta, siendo Valentina quien entró y lo tomó cuidando de no hacer ruido. __ Que se vea cómodo no quiere decir que tengas que venir todos los días. - lo regañó saliendo de puntillas, en tanto él se giró en la cama para verla cerrar la puerta con mucha suavidad. Su herida en su brazo ya no dolía tanto, pues la misma mujer que peleaba con un gato, era quien se encargaba de limpiarla y lo reprendía si no tenía cuidado. Vio los puntos en su reflejo cuando se dio un baño y aunque las cicatrices ya tuvieran algún lugar en su pecho y abdomen, ese le recordó que debía prestar más atención a lo que veía y hacía. No podían dejarse robar por alguien que para ese momento era invisible. __ Acuéstate en la cama. - la voz de Valentina salió en una orden, mientras llevaba una bandeja con apósitos y algunos suplementos médicos.
Los pensamientos de Adrián se centraron en lo bien que se veía Valentina sentada en su regazo, dispuesta a continuar el trabajo que tenía su mente ocupada, mientras ella tan solo pensaba en como este con todo descaro le hizo sentir la dureza en su miembr0 y no se veía con ánimos de soltar los dedos que la sostenían sobre él. __ ¿Todo bien? - le preguntó el administrador desde la puerta. La incomoda no sería solo ella, se dijo la rubia, por lo que se movió dejando que este sintiera su trasero frotando sobre sus pantalones, cerrando su garganta con el gruñido que se guardó. __ Todo bien. - logró contestar Adrián al sentir como Valentina, se movió discretamente estimulándolo de forma lenta y tortuosa. __ Tengo el otro aquí mismo para que lo revise de una vez. - Bran fue por el segundo libro y la agenda que tenía a un lado. En lo que Adrián quiso detenerla , sin embargo la chica sobre él encontró el ritmo de atrás hacia adelante, sin prisa. - En la libretita encontrarán lo que hace fal