Jane
No sé en qué carajo estaba pensando al ponerme este vestido tan ridículo, no debí hacerle caso a mi hermana cuando me dijo que me veía bien. Ahora no solo he perdido una gran oportunidad de trabajo, también he quedado como una idiota frente a mi posible jefe. Sí sigo a este paso, no me quedará de otra que volver a casa con mis padres y seguir haciéndome cargo de una productora que extraño con cada fibra de mi ser. No obstante, los recuerdos de ese día de Connor con aquella chica se reproducen en mi mente una y otra vez. Aún sus gemidos y sus cuerpos desnudos en la oficina del que era mi prometido me retumban en la cabeza, torturando esa fuerza de voluntad que tengo para no volver a ese lugar nunca más. ¿Qué más hago? Dónde puedo hallar un trabajo. Ya estoy cansada de pasar entrevistas sin éxito según por mi aspecto, y el día que decido cambiar mi imágen, pasan infortunios con el propietario del lugar. Más salada no puedo estar.— ¡Jane, espera! — me detuve al escuchar a alguien llamarme.— ¿Sí? — Gabriela venía casi corriendo detrás de mí. Es una mujer muy formal además de hermosa.— Te quiero ofrecer una disculpa por lo que ha dicho el Sr. Cooper, él es un tanto difícil de llevar pero es buen jefe — sonrió ladeado —. Ahora bien, el puesto de trabajo es para ti. He visto miles de chicas y ninguna tiene tal experiencia que tienes tú. ¿Te parece sí hablamos del contrato y en lo que se basa el trabajo en la oficina?.— Está bien — murmuré.Me quedé totalmente impactada por lo que me estaba diciendo. No me la creía que era conmigo. ¿Qué les ha hecho cambiar de opinión? Me pregunté siguiendo sus pasos hacia una oficina muy diferente a la que estábamos hace un rato.— Jones, ¿qué le dije? — enarcó una ceja ese hombre tan peculiar, y todo dentro de mí se removió. De nuevo me está dando una mirada que me pone con los nervios de punta.— Al parecer no he sido clara; recuerde que usted me dijo que la buscara a mi gusto y eso hice; Jane será su secretaria a partir de este momento — no sé porque me dio la impresión de que ellos tuvieron algún tipo de relación. La manera tan confiable en la que hablan me da a entender eso —. Lee muy bien el contrato, Jane.Extendió una carpeta blanca en mi dirección y la recibí con el brazo tenso. Por qué sigue mirándome de esa manera tan fija. No me hace sentir para nada cómoda.— Gracias — mi boca floja me hizo decir cosas en un principio que no debía. No quiero que este hombre me saque a patadas de su empresa, suficiente tengo con la mirada llena de odio que me está dando.Gabriela ya me había hecho una entrevista por medio de una computadora, además que en ella me preguntó todo lo estipulado en el contrato. Supongo que en esta ciudad es diferente la contratación del personal a como lo es en un pueblo. Leí lo que puede, el Sr. Cooper no ha dejado de observarme. Sus ojos queman de mala manera mi piel. Es evidente que no le agrada el hecho que sea su nueva secretaria. Luego de firmar el contrato, Gabriela me llevó a conocer mi lugar de trabajo, me dio la agenda personal del Sr. Cooper, y me explicó detenidamente cada una de mis obligaciones.— Srta. Wilson, venga conmigo — avisó el hombre cruzando por el pasillo, como rayo le seguí el paso hasta que llegamos al ascensor del edificio —. Le dejaré dos cosas en claras, ¿bien? — asentí hecha un manojo de nervios por dentro —. Primero, no quiero volver a verla vestida ni maquillada de esa manera tan inadecuada, no es vestimenta para una secretaria. Luce como payaso mal pago de circo. Segundo, al primer error que cometa será despedida. Por si no se ha dado cuenta, no estoy para nada conforme con la decisión que tomó Gabriela al momento en que la contrató, pero ni modo, supongo que todos merecen una oportunidad. No la desaproveche, Srta. Wilson.— Entiendo perfectamente, Sr. Cooper. Puedo preguntar algo — asintió con la cabeza, viéndome desde las alturas de reojo —. Sí no está de acuerdo con que trabaje para usted, ¿por qué permitió que me quedara? Después de todo, usted es el jefe, ¿o me equivoco?.Agachó la cabeza para mirarme por completo. Ay, mamá, ahora sí estoy muerta. Esos bellísimos ojos verdes se clavaron en los míos. Su dura mirada solo provocó que el pulso se me disparara a mil. Maldije mi boca por no permanecer callada.— Parte de su trabajo no es hacer preguntas tan estúpidas, Srta. Wilson — dejé de respirar ante su tono duro —. Salga, no tengo todo el día para enseñarle a vestir como una verdadera mujer profesional.Salí primero en cuanto las puertas del ascensor se abrieron. Su sombra cruzó por mi lado y seguí caminando detrás de él. Este trabajo será temporal, no creo soportar tantos malos tratos de ese hombre. No estoy acostumbrada a recibir órdenes, pero todo sea por ahorrar lo suficiente para irme lo más lejos posible de este estado.— Mariela, busca un uniforme con la talla de la Srta aquí presente — ordenó a una mujer mayor quien se acercó para tomarme medidas en el cuerpo —. También quítale esos feos garabatos que tiene en la cara.Es grosero, pedante, egocéntrico, con un humor de los mil diablos; qué estaré pagando para que me sucedan estas cosas a mí.— Toma, puedes cambiarte en el baño del fondo — asentí recibiendo la ropa en mis manos.— Gracias — la mujer sonrió amable y fui directamente al baño, antes que el ogro de cara bonita dijera algo.— ¿Cómo se supone que me coloque esto?.Le di vuelta a la mínima falda en mis manos y negué con la cabeza. La blusa blanca se veía demasiado pequeña y el chaleco igual. No hay manera que me vista con ropa tan ajustada al cuerpo, esa no soy yo. Sin embargo quité el vestido y empecé a poner una a una las prendas. Como me lo esperaba, el uniforme me queda muy ajustado. Mis piernas están a la vista de todo el mundo y la blusa me hace ver lo que tanto odio mostrar, se quieren salir de su lugar. Es más, nunca las había visto tan grandes y eso que veo mi cuerpo a diario.— ¿Ya acabó? No tengo todo el día, ¿o es qué el uniforme no es de su talla? — no sé qué demonios pasó, pero al momento en el que, el Sr. Cooper abrió la puerta, me quedé quieta con las manos acomodando mis pechugas, pues no me esperaba que fuese a entrar de repente y verme en esta situación tan incómoda —. ¿Qué carajos está haciendo?.Dereck— ¡Salga del baño! ¿Es ciego o nada más se hace? — exclamó minutos después con las mejillas encendidas de rojo. Su voz me sacó del trance en el que me había quedado. Su cuerpo casi desnudo esta frente a mí, de algún modo no pude apartar la mirada de sus pechos pequeños, redondeados y firmes. El color café de su pezón me causó un hormigueo en todo el cuerpo —. ¡Que se salga, imbecil!.— Discúlpeme, pero tampoco hay mucho que ver — es cierto. He visto mejores pechos que esos y, ¿entonces por qué me hicieron pasar saliva? —. Vístase rápido y deje de jugar. Ese tipo de cosas hágalas en su casa, Srta. Wilson. En la privacidad de su habitación y no en horas de trabajo.Sus mejillas, su cuello y en efecto toda su piel se volvió roja, al tiempo que sus o
— Tome asiento, Srta. Wilson — pidió a lo que cerré la puerta de la oficina. Hice lo que dijo y me senté frente a él —. Ahora bien, le pido una disculpa por lo que ocurrió hace un momento en el baño y por las palabras que le dije en cuanto a su apariencia — se me quedó viendo tan fijamente que los nervios crecieron en la boca de mi estómago —. Pero me gusta la sinceridad, Srta. Wilson. Su vestimenta anterior no era la adecuada para trabajar en mi empresa e incluso se ve mucho mejor sin maquillarse — tragué saliva —. Disculpe que le pregunte algo tan personal, ¿usted no se visualizó en un espejo antes de salir de su casa? — tuve la leve impresión que está aguantando una sonrisa —. No lo tome a mal, pero soy un diseñador de modas demasiado importante en la industria; no puedo darme el lujo de tener una empleada que trabaje para m&iacut
No comprendo porqué Gabriela me dijo que el Sr. Cooper era un buen jefe y que era excelente trabajar con él. Ha de estar ciega o solo me lo dijo para que firmara el dichoso contrato de una vez por todas. Este señor es el hombre mas insoportable y poco tolerable que he tenido la desdicha de conocer. Cada día se comporta de manera grosera conmigo y aun no entiendo por qué. Lo soporto porque es mi jefe, pero me está llenando la copa y no querrá conocerme cuando llegue a mi limite. De nuevo estoy en la oficina organizando el desastre de documentos que tiene en ella. A mi parecer, este hombre lo hace a propósito para que, no lo sé, pero es insoportable tener que organizar lo mismo cada día. Es como si se quedara en las noches exclusivamente a desorganizar todo lo que en el día hago. Lo peor de todo, es tener que soportar y ver ese rostro de ogro que lleva a todo momento. ¿Será que no se cansa de es
—¿A qué se refiere, Sr. Cooper? — pregunté muy confundida, no sé de qué está hablando —. No comprendo lo que acaba de decirme.—Olvídelo, Wilson. Mejor así — encendió el auto y empezó a conducir en completo silencio.No me atreví a preguntar más, pues el mal humor le brota por cada poro de su piel. Al cabo de largos minutos en silencio, llegamos a un restaurante. No recuerdo de alguna reunión a esta hora de la tarde y mucho menos que abarcara parte de la noche. Debo avisar a mi hermana para que deje al niño con la vecina en lo que llego a casa. Abrí el bolso y saqué el teléfono del interior del mismo. Mi hermana agarró la llamada al segundo tono.—Aun demoras en llegar, hoy debo estar más temprano en el club — inquirió agitada.—¿Qué
DereckSe me quedó viendo muy confundida, sin entender a lo que me refería. No existe mujer más despistada que ella, y yo creyendo que Gabriela era la única que no entendía de indirectas y Jane le ha ganado. Aunque esa inocencia no me la creo del todo, ha de ser como otras que se hacen las desentendidas y luego les brota de la nada las garras, los cuernos y la cola de diablas. El resto de cena fue en completo silencio. Tampoco me animé a hablar, por qué de repente estaba diciéndole todas esas palabras a ella, si según yo, no me agrada ni la forma en la que respira. Es como ese pan viejo y duro que ni con agua me baja por la garganta ¿Qué carajo hago hablándole en doble sentido? Quizá sea el cambio que ha tenido en estos últimos días, lo que ha llamado mi atención. Luce bien, muy bien. Eso no lo voy a negar. Y eso es lo que quiero creer.&mda
Jane—No. No soy capaz de salir así, señora Mariela — mordí mi labio inferior con el rostro rojo de vergüenza, este vestido es demasiado revelador para mi gusto —. No tienes otro que no sea tan… exuberante.Negó con la cabeza.—¿Y porque otro, si con el te ves hermosa? — inquirió con una dulce sonrisa —. Dejarás a más de uno encantado, mi niña. Este vestido lo he hecho especialmente para ti. Para que demuestres la belleza que siempre has llevado por dentro y por fuera.Me quedé viviendo mi propia imagen en el espejo. El vestido es muy hermoso, eso no lo puedo negar. Pero en el no me siento para nada cómoda, es que simplemente, no soy yo. Estoy acostumbrada a usar ropa normal, una que no sea tan extravagante, pues nunca me ha gustado llamar la atención. La alarma que había programado para el encu
Cerró la puerta con seguro y caminé hasta quedar junto al espejo, cosa de quedar lo más lejos posible de él. Su mano se posó en la perilla de la puerta y suspiró con fuerza antes de girar y verme directamente a los ojos.—Le haré un memorando por abandono de puesto y créame que estoy siendo considerado solo porque sé que necesita el dinero para salir adelante, según usted — tragué saliva, ¿Por qué está tan molesto?.Sí, cometí un error, pero no es para tanto. También tiene otras secretarias las cuales no ocupa, no sé porque a ellas no les exige y les pide como a mí. Dio un paso al frente y sentí la habitación demasiado reducida. No se supone que debamos estar a solas acá y con la puerta asegurada. Se podría entender de mal.—Las horas serán descontadas de su pag
DereckMe quedé ahí de pie asimilando lo que acababa de hacer y la reacción de Jane ante mi beso desprevenido. Solo quería callarle la boca, es que nunca se cansa de llevarme la contraria o responderme sarcásticamente. Deshice el nudo de la corbata y tiré de ella. Maldición, he quedado con los huevos en la garganta. Me pregunto, ¿Por qué la besé, si se supone que ella no me agrada? ¿Entonces por qué maldita sea la tengo en mis pensamientos a todo momento? Es la culpable que tenga el tronco firme y recto. Me ha mantenido en una patética altura que solo se baja con agua muy fría. La imagen de sus senos se reproducen en mi mente cada cierto momento que no estoy haciendo nada. Y ahora que ha quitado esa capa de fealdad, el deseo de tenerla en la cama me ha gobernado por completo.Jane ha hecho que en pocos días deje de pensar en Gabriela, cosa que Fiorella u