Jane
La noche de bodas fue la noche más maravillosa, espectacular y apasionada que he tenido con mi esposo desde que nos casamos. Ese lado bestial explota de una manera que me pone a temblar con tan solo una caricia o un beso. Sabe de mis puntos más sensibles y se aprovecha de ello llevándome a la locura. Cada día que lo veo despertar a mi lado, me pregunto por qué ha decidido casarse conmigo y la respuesta automática llega a mi mente. Las tantas veces que me susurra, me grita, me enfrenta diciéndome que ama hasta los dedos de mis tiernos pies, me derrito de amor y vergüenza a la vez. Siempre he sido acomplejada en cuanto a mi aspecto; por más que la mona se vista de seda, mona se queda. A veces suelo olvidar de ponerme “hermosa” para mostrarme verdaderamente como soy, y de algún modo temo a que me rechace o vuelva aquel repudio de un comienzo. No obstante, cuando dejo de usar un vestido y mDereckEn todos mis años como jefe jamás había sobrepasado esa línea que me salté con Gabriela. Actué como un verdadero imbecil tratando de demostrarme a mí mismo, que ella me era indiferente. Tarde, fue muy tarde para darme cuenta que ella me gustaba más de lo que pensaba, y sin embargo, mis confesiones no sirvieron de nada. Es patético dejar en brazos de otro a la mujer que me gusta, y que muy a mi pesar, ese sentimiento no es correspondido. Supongo que aún no llega la mujer indicada para mí. Por donde sea que la mire hay algo que me gusta, no sé si sean sus ojos grises o tal vez es esa manera de fruncir los labios cuando se concentra en su trabajo. Debo dejarla ir, ella no es la mujer que me acompañará el resto de mi vida.— Sr. Cooper, recuerde que a las dos es la entrevista de la chica que me va a reemplazar — sus mejillas se tiñeron de
JaneNo sé en qué carajo estaba pensando al ponerme este vestido tan ridículo, no debí hacerle caso a mi hermana cuando me dijo que me veía bien. Ahora no solo he perdido una gran oportunidad de trabajo, también he quedado como una idiota frente a mi posible jefe. Sí sigo a este paso, no me quedará de otra que volver a casa con mis padres y seguir haciéndome cargo de una productora que extraño con cada fibra de mi ser. No obstante, los recuerdos de ese día de Connor con aquella chica se reproducen en mi mente una y otra vez. Aún sus gemidos y sus cuerpos desnudos en la oficina del que era mi prometido me retumban en la cabeza, torturando esa fuerza de voluntad que tengo para no volver a ese lugar nunca más. ¿Qué más hago? Dónde puedo hallar un trabajo. Ya estoy cansada de pasar entrevistas sin éxito según por mi aspecto, y el día qu
Dereck— ¡Salga del baño! ¿Es ciego o nada más se hace? — exclamó minutos después con las mejillas encendidas de rojo. Su voz me sacó del trance en el que me había quedado. Su cuerpo casi desnudo esta frente a mí, de algún modo no pude apartar la mirada de sus pechos pequeños, redondeados y firmes. El color café de su pezón me causó un hormigueo en todo el cuerpo —. ¡Que se salga, imbecil!.— Discúlpeme, pero tampoco hay mucho que ver — es cierto. He visto mejores pechos que esos y, ¿entonces por qué me hicieron pasar saliva? —. Vístase rápido y deje de jugar. Ese tipo de cosas hágalas en su casa, Srta. Wilson. En la privacidad de su habitación y no en horas de trabajo.Sus mejillas, su cuello y en efecto toda su piel se volvió roja, al tiempo que sus o
— Tome asiento, Srta. Wilson — pidió a lo que cerré la puerta de la oficina. Hice lo que dijo y me senté frente a él —. Ahora bien, le pido una disculpa por lo que ocurrió hace un momento en el baño y por las palabras que le dije en cuanto a su apariencia — se me quedó viendo tan fijamente que los nervios crecieron en la boca de mi estómago —. Pero me gusta la sinceridad, Srta. Wilson. Su vestimenta anterior no era la adecuada para trabajar en mi empresa e incluso se ve mucho mejor sin maquillarse — tragué saliva —. Disculpe que le pregunte algo tan personal, ¿usted no se visualizó en un espejo antes de salir de su casa? — tuve la leve impresión que está aguantando una sonrisa —. No lo tome a mal, pero soy un diseñador de modas demasiado importante en la industria; no puedo darme el lujo de tener una empleada que trabaje para m&iacut
No comprendo porqué Gabriela me dijo que el Sr. Cooper era un buen jefe y que era excelente trabajar con él. Ha de estar ciega o solo me lo dijo para que firmara el dichoso contrato de una vez por todas. Este señor es el hombre mas insoportable y poco tolerable que he tenido la desdicha de conocer. Cada día se comporta de manera grosera conmigo y aun no entiendo por qué. Lo soporto porque es mi jefe, pero me está llenando la copa y no querrá conocerme cuando llegue a mi limite. De nuevo estoy en la oficina organizando el desastre de documentos que tiene en ella. A mi parecer, este hombre lo hace a propósito para que, no lo sé, pero es insoportable tener que organizar lo mismo cada día. Es como si se quedara en las noches exclusivamente a desorganizar todo lo que en el día hago. Lo peor de todo, es tener que soportar y ver ese rostro de ogro que lleva a todo momento. ¿Será que no se cansa de es
—¿A qué se refiere, Sr. Cooper? — pregunté muy confundida, no sé de qué está hablando —. No comprendo lo que acaba de decirme.—Olvídelo, Wilson. Mejor así — encendió el auto y empezó a conducir en completo silencio.No me atreví a preguntar más, pues el mal humor le brota por cada poro de su piel. Al cabo de largos minutos en silencio, llegamos a un restaurante. No recuerdo de alguna reunión a esta hora de la tarde y mucho menos que abarcara parte de la noche. Debo avisar a mi hermana para que deje al niño con la vecina en lo que llego a casa. Abrí el bolso y saqué el teléfono del interior del mismo. Mi hermana agarró la llamada al segundo tono.—Aun demoras en llegar, hoy debo estar más temprano en el club — inquirió agitada.—¿Qué
DereckSe me quedó viendo muy confundida, sin entender a lo que me refería. No existe mujer más despistada que ella, y yo creyendo que Gabriela era la única que no entendía de indirectas y Jane le ha ganado. Aunque esa inocencia no me la creo del todo, ha de ser como otras que se hacen las desentendidas y luego les brota de la nada las garras, los cuernos y la cola de diablas. El resto de cena fue en completo silencio. Tampoco me animé a hablar, por qué de repente estaba diciéndole todas esas palabras a ella, si según yo, no me agrada ni la forma en la que respira. Es como ese pan viejo y duro que ni con agua me baja por la garganta ¿Qué carajo hago hablándole en doble sentido? Quizá sea el cambio que ha tenido en estos últimos días, lo que ha llamado mi atención. Luce bien, muy bien. Eso no lo voy a negar. Y eso es lo que quiero creer.&mda
Jane—No. No soy capaz de salir así, señora Mariela — mordí mi labio inferior con el rostro rojo de vergüenza, este vestido es demasiado revelador para mi gusto —. No tienes otro que no sea tan… exuberante.Negó con la cabeza.—¿Y porque otro, si con el te ves hermosa? — inquirió con una dulce sonrisa —. Dejarás a más de uno encantado, mi niña. Este vestido lo he hecho especialmente para ti. Para que demuestres la belleza que siempre has llevado por dentro y por fuera.Me quedé viviendo mi propia imagen en el espejo. El vestido es muy hermoso, eso no lo puedo negar. Pero en el no me siento para nada cómoda, es que simplemente, no soy yo. Estoy acostumbrada a usar ropa normal, una que no sea tan extravagante, pues nunca me ha gustado llamar la atención. La alarma que había programado para el encu