Al verla algo nerviosa y reacia a responder a mi confesión, le agarré una mano para tranquilizarla y eso la animo a hablar:
—No sé cómo puedo creerte… pero también siento muchas cosas por ti, aunque me siento bastante dolida por tu acusaciones, por tratarme como alguien que no vale la pena —quise explicarle mis motivos, pero me silenció con un apretón de mano—. Entiendo cómo te debes de haber sentido y he visto en primera persona el desastre que mi hermano causó en tu familia. Lo siento mucho.
En ese momento me di cuenta de que éramos los últimos clientes en el restaurante y, cuando salimos de allí, me detuve, le besé la mano y le dijo:
—Gracias por ser sincera conmigo, Leila.
Ella asintió y nos montamos a la moto para regresar a casa.
Cuando llegamos a la villa, Leila era un manojo de nervios. Durante el trayecto, sent&i
GIULIOMe sentía agotado de tanto pensar en todo lo que había ocurrido entre Leila y yo.En mi cabeza retumbaba una y otra vez aquellas palabras: «mientras me sigas reteniendo aquí». Sin embargo, todo se me olvidó e ingresé renovado a la villa, deseando ver a Leila junto a la piscina, jugando con Silvert o acompañando a mi padre en una partida de ajedrez.No obstante, cuando entré a la casa algo me dijo que ella no estaba allí.Justo en ese momento la enfermera de mi padre salió al vestíbulo.—¿Has visto a mi esposa? —pregunté sin siquiera saludar.—Buenos días, signore Greco. La señora Leila ha salido... —soltó una pequeña carcajada.—¿A qué se debe la gracia? —fruncí el ceño—. ¿A dónde
LEILAAl oír esas palabras, se me detuvo el corazón.—¿Qué has dicho? —inquirí con la voz estrangulada.Giulio estaba quieto como una estatua.—He dicho que es lo mínimo que puedo hacer por la mujer que amo —repitió y negué con la cabeza.—No... no puede ser —dije, sintiendo como si el mundo estuviera derrumbándose a mi alrededor.¿El demonio acababa de decir que me amaba?—Sí, Leila; me he enamorado de ti y desde el momento en que me alejé aquella mañana en Londres, no he podido sacarte de mi cabeza. Habría buscado cualquier excusa para volver a tu lado —se mordió el labio y suspiró—. No tengo derecho a mantenerte aquí, cuando lo que siempre has deseado ha sido tu libertad.»No seré un tirano. Tienes el poder de vengarte de m&i
2 meses después…Era momento de casarnos nuevamente, pero esta vez, en el jardín de la villa, con el resplandeciente Mediterráneo como testigo.—¿Estás lista? —inquirió Brendan, quien había venido desde Londres para acompañarme.—Más que nunca —respondí, tomando su brazo y caminando el recorrido de hierbas que me llevaría hasta mi demonio personal.Había escogido un vestido sencillo de seda color crema, que se ajustaba a mi cuerpo y me caía sobre los tobillos.Dejé mi cabellera color fuego suelta, extendida sobre mi espalda, cuyo único adorno era una corona de flores amarillas. No llevaba joyas, salvo los pendientes de esmeraldas que mi futuro marido —por segunda vez— me había regalado el día de mi cumpleaños.Cuando me acerqué a &eac
PRÓXIMAMENTE SINOPSIS Un juramento de revancha, una propuesta del pasado, un resultado escandaloso. Cuando Luciana abandonó a Julián para casarse con otro hombre, él se juró que encontraría el modo de hacerle pagar por aquella traición. Años después, Luciana estaba desesperada por resolver un problema ocasionado por su difunto esposo y que podría llevar a su familia a la ruina. Sin embargo, nadie estaba dispuesto a tenderle la mano a una empresa que prácticamente era un caso perdido. En ese preciso instante, Julián Ricci, aparece de nuevo en su vida, dispuesto a ayudarla a cambio de un alto precio que él sabía heriría profundamente su orgullo: ella debía entregarse a él y servirlo en la cama durante un periodo establecido. Sin embargo, las cosas no eran precisamente ni como Julián pensaba ocurrió en el pasado, ni como Luciana creía eran en ese momento. Un exquisito juego cruzado de venganza y
Me habían llamado desde el Royal London Hospital para darme la noticia más amarga que podría recibir en toda mi vida: mi hermana menor, Valentina, estaba muerta y necesitaban que fuera a identificar su cadáver.Me había quedado petrificado al oír aquellas palabras tan frías y crueles que hasta pensé se trataba de una enfermiza broma. Sin embargo, me colgaron en la cara con la frase rotunda de que esperarían por mí esa misma noche.Con el cuerpo frío y temblando por el terror de que no se tratara de una simple confusión, cogí una muda de ropa deportiva para reemplazar el pantalón de chándal con el que dormía siempre.Mis manos se aferraron con violencia al volante del coche, mientras conducía en dirección a la morgue del hospital.«¡MALDICIÓN!»Grité con furia golpeando el mando por aq
Dos semanas después del accidente…LEILARecogía las cosas de John despacio, mientras intentaba recordar el momento preciso en el que se había perdido por entero. Me sentía culpable por no haberlo detenido aquella noche y evitar que la vida de aquella muchacha se apagara sin remedio, arrastrada por él.Suspiré hondo y cerré las maletas.Mañana regresaría a Cork, en donde vivía con mis padres, laboraba en una pequeña oficina local y cursaba el último año de la maestría. Había venido a Londres con la intención de pasar unas vacaciones de verano apacibles y tratar de persuadir a mi hermano de que regresara a casa conmigo. Sin embargo, me llevaría sus cenizas junto con unos simples trapos que tenían aun su olor para que mi madre al menos conservara algo de él.Exhausta y o
LEILACompletamente decepcionada, a pesar de saber que había sido lo mejor, recogí mis cosas de la barra y me coloqué la chaqueta negra gastada de pana. Había tenido la esperanza de que la noche siguiera con la compañía de Luca, pero era tonto de mi parte esperar que alguien como él quisiera más que tontear con una chica como yo.Guardé en mi cartera el móvil y me crucé el lazo por los hombros para irme de una vez por todas. Quería despedirme de Brendan, pero no lo veía por ninguna parte. Resignada a marcharme sin siquiera poder despedirme de mi amigo, suspiré y giré sobre mis talones, chocando con algo duro que me hizo tambalear. De inmediato unas palmas firmes me sostuvieron de la cintura y mis manos asieron los anchos hombros de mi salvador.—No te marches sin beber una última copa conmigo —pronunció con su gruesa
LEILAMe sorprendí gratamente cuando Luca tomó mi mano y la aferró con fuerza, mientras su coche aparecía, pero conducido por un chofer.Él abrió la puerta trasera para mí y me ayudó a montarme, haciendo lo mismo luego de darle una propina al valet parking. En tono demandante, pidió que nos llevaran al The River´s Hotel; uno de los más lujosos de la ciudad.Durante el trayecto, moría de los nervios al sentir la profunda mirada de Luca posarse sobre ella sin darme tregua a que volteara a comprobar que me estaba escrutando.Tenía mis manos presionando con fuerza a mi bolso sobre mis piernas. Sentía como una fina gota de sudor se deslizaba desde mi nuca por mi espina dorsal. Las rodillas me temblaban tanto que si no fuera porque estaba sentada, me desplomaría sin remedio.Suspiré profundo y ese pequeño gesto e