Capítulo 115: Respuestas amargas

Alanna no se quedó quieta. Después de lo que había pasado, después de tantos días sin saber nada de Leonardo, merecía respuestas. Si él no se las daba, entonces ella iba a buscarlas.

Con paso firme, cruzó la recepción de la empresa, sin detenerse cuando la secretaria intentó interceptarla.

—¡Señora Alanna! Ya le dije que el señor Leonardo no está disponible…

—No me importa —respondió sin mirar atrás—. No vengo por él.

La secretaria titubeó y luego simplemente la dejó pasar. Alanna se veía decidida.

Pero la verdad era que no estaba segura de lo que esperaba encontrar.

Cuando llegó a la oficina de Mauricio, golpeó la puerta con fuerza. No pensaba esperar a que la invitaran a entrar.

—¿Señora Alanna? —El asistente de Leonardo la miró con sorpresa cuando irrumpió en su despacho.

—¿Dónde está Leonardo? —preguntó sin rodeos.

Mauricio dejó el bolígrafo sobre el escritorio y suspiró. Sabía que tarde o temprano esto pasaría.

—Señora, yo…

—No quiero excusas, Mauricio —lo interrumpió ella, cruzá
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