Debajo del agua de la ducha, Víctor piensa en lo que ha pasado últimamente, en cómo Luis parece haberle declarado la guerra por Elizabeth una vez más. ¿Y podría culparlo? Probablemente no, su socio ya se había hecho a un lado para dejarle el camino libre, y él no hizo nada al respecto para conquistarla, o mejor dicho para asegurarle un lugar a su lado. ¿Acaso sin querer dio una señal de desinterés o de que en realidad no está dispuesto a tener algo serio con ella?Apoyando la mano en la pared se recrimina por estar de nuevo por perderla, a esa altura ya debería haberse asegurado no tener que enfrentar la posibilidad de que alguien se la arrebate. Pero así están las cosas, sintiendo un ardor en los ojos y una presión en el pecho golpea la pared con rabia, con impotencia, deseando que las cosas fuesen más sencillas, queriendo que la vida deje de conspirar contra ellos.—Tal vez ya no tenga sentido seguir aferrándome a la idea de que podríamos llegar a tener una vida juntos, todo lo que
Después de un gran esfuerzo para lograr que Víctor la permitiese levantarse de la cama y dejarlo un minuto solo, Elizabeth baja las escaleras con prisa para abrir la puerta al que cree que debe ser el doctor. El cual ya ha tocado el timbre más de tres veces, y no quiere correr el riesgo de que se vaya, incluso cuando ella también comenzaba a disfrutar de la cercanía que estaba teniendo con su jefe.—Disculpe la demora para abrirle, pero Víctor no quería quedarse solo. Pase, por favor, él está arriba, recostado, nunca lo vi de esa manera —informa Elizabeth abriendo la puerta y comenzando a caminar hacia la habitación para que se jefe sea atendido rápidamente.Luego de examinarlo por un rato a pesar de lo esquivo de su paciente, el doctor se rasca su cabeza de cabello negro algo desordenado, y se dirige hacia el baño en donde comienza a revolver el botiquín creyendo tener una idea de lo que ha sucedido.—¿Doctor? ¿Qué es lo que está buscando? —pregunta la mucama arrugando la frente extr
Estacionada frente a la entrada a la mansión de Víctor, Helena mira extrañada como todas las ventanas están cubiertas por las cortinas, dando la impresión de que no hay nadie, o al menos con la intención de que quienes vayan piensen eso. Sin embargo, ella sabe bien que Víctor debería estar allí, la hizo volver de Sicilia tan repentinamente como la hizo viajar, sin brindarle la más mínima impresión de lo que había sucedido.—Y no bastándole con esa humillación, ahora ni siquiera me atiende el teléfono. ¿Se estará encamando con esa zorra de la mucama? —murmura la mujer tirando su celular al asiento del acompañante al escuchar que su decima llamada va al buzón de voz.Su orgullo cada vez más herido la tienta a hacer algo alocado para recordarle quien es ella, para que comience a darle el lugar e importancia que se merece. Pero a la vez sabe que el trabajo que debe hacer es delicado, el cual si se deja llevar por sus impulsos lo echará a perder. Así que por lo pronto no le queda más remed
Elizabeth se mira al espejo al probarse el quinto vestido desde que salió de la ducha, el que lleva ahora azul con un corte recto que resalta bien su figura, de hecho hasta cree que parece resaltar el color de su piel. Pero la verdad es que no está del todo seguro, y hasta comienza a temer haberse equivocado al aceptar esa idea de una cena con Víctor, o técnicamente una cita.—Algo que solo durará una noche, sin ilusiones ni esperanzas de un futuro, solo… solo para tener un buen recuerdo —murmura la mujer sentándose en el borde de la cama, ya que si bien cada fibra de su cuerpo parece estar embriagada en el sopor del deseo, una parte de ella parece recriminar que se merece mucho más que eso.Y es posible que en realidad se merezca más, pero sabe que si deja pasar esa oportunidad de al menos dejarse llevar por esa noche, lo lamentará por siempre. Cada parte de su ser le recriminará haber sido tan cobarde o demasiado presuntuosa, por lo que poniéndose de pie una vez más levanta el rost
Al sentir los rayos de sol sobre su rostro, Elizabeth abre los ojos con pereza, sintiendo en el cuerpo una mezcla de satisfacción y cansancio que le llevan a pensar qué ha sucedido la noche anterior. Ya que no recuerda alguna otra vez en su vida en la que haya despertado con esa sensación de… llenura, al girar el rostro hacia la izquierda y ver a un durmiente Víctor ñas imágenes cruzan rápidamente su cabeza, llegando incluso a hacer que se sonroje.Al verlo tan en paz como parece estar ella, se inclina a creer que él ha disfrutado de esa noche juntos tanto como ella, incluso llega a sentir el impulso de despertarlo con un dulce beso. Pero al recordar que su arreglo fue una noche juntos, se resiste y juntando toda su fuerza de voluntad se levanta de la cama lo más silenciosamente posible. Ya que no está segura de qué manera entablar una conversación luego de eso, por lo que recolectando su ropa por toda la habitación se viste y sale de la habitación.Estando en la ducha, sintiendo el a
Bajo el agradable calor y luz del sol matutino, Elizabeth se ha dado a la tarea de regar las plantas del jardín, usualmente es la tarea del jardinero. Pero le ha parecido que sería una actividad que le podría brindar algo de claridad a su mente. Y de paso tener una excusa para no tener que escuchar a Helena que parece haber decidido instalarse por un buen rato, y si bien sabe que deberá hacerse a la idea de soportarla de manera permanente, por ahora procurará evitarla cuanto pueda.—Mucama, cocinera, secretaria, y ahora jardinera. ¿Acaso hay algo que no hagas? —pregunta Luis acercándose a ella con una sonrisa divertida en el rostro.—Solo trato de mantener mi trabajo como cualquier otra persona, no hay nada de especial en eso —asegura la mujer sintiéndose reconfortada por su presencia que siempre ha sido agradable.—¿Y escapar de la presencia de ciertas visitas indeseadas? —murmura el empresario soltando una risa divertida, ya que él también escapó de Helena en cuanto pudo.—Sería poc
Sintiendo que todo su cuerpo es sacudido por un violento temblor, Víctor intenta mantener firme la mano con la que está tratando de llenar un par de vasos con whisky. Ver a Elizabeth besándose con Luis fue como recibir un golpe en la boca del estomago, pero que luego él viniera para decirle que van a casarse, fue como si hubiese recibido una puñalada al corazón. Por un momento hasta creyó que solo se lo estaba diciendo para restregárselo en la cara, pero al ver su rostro de felicidad, fue capaz de comprender cuan enamorado está de ella. Algo que en realidad no lo hace menos doloroso, ni más fácil de sobrellevar, solo lo hace sentir como una especie de monstruo por no alegrarse de la felicidad ajena.—¿Y? ¿No vas a decir nada? ¿No te alegras de que tu viejo amigo por fin haya encontrado el amor? —pregunta Luis sentado en uno de los sillones del estudio, con una expresión de radiante felicidad en el rostro.—¿Qué? ¡Sí, claro que me alegro! Brindemos por esta nueva etapa de tu vida en l
—¿Y bien? ¿Qué es lo que piensas hacer con tu hijo? —pregunta Ana sentándose a la mesa del amplio comedor en el que su marido está almorzando carne de res con papas al horno.—No estaba al tanto de que tuviera que hacer algo con él —murmura el hombre de pelo gris sin mucho interés en el tema, conociendo lo suficiente a su esposa como para saber la dirección que tomará esa conversación.—¡Hay que hacer algo porque su ex que está en la quiebra se hace pasar por embarazada para conseguir casarse con él y quedarse con su fortuna, esa maldita tramposa! —declara la protectora madre teniendo presente que su hijo es demasiado inocente como para darse cuenta de las verdaderas intenciones de esa mujer.—¿Helena? Sí… me he enterado de los problemas financieros de su familia, aunque ella estuvo con Víctor cuando él aún no tenía siquiera un centavo, no parece una locura que lo estén ahora que los papeles se han invertido. Además, nuestro hijo ya no es un niño, él sabe lo que hace —cuestiona el pa