Con la espalda apoyada en la pared de papel tapiz azul, Víctor vigila la puerta de Elizabeth de la misma manera que un halcón no quitaría la mirada de su presa. Luego de haberse asegurado con el servicio domestico de que nadie había salido de Palazzo del Paradiso, y de ver que ella no estaba en ninguno de los sitios de la planta inferior, decidió montar guardia allí.Está muy consciente de que las cosas entre ellos estuvieron muy lejos de llegar a su mejor resultado la noche anterior, así que sabe perfectamente que debe arreglar las cosas entre ellos, debe aclararla. Porque si bien cada decisión que tomó fue para asegurarse el bienestar de Elizabeth, no puede negar que actuó de manera egoísta al no serle sincero, pues aunque podría objetar que lo hizo para cuidarla, una parte de él le dice que no lo hizo por no soportar la humillación de no tener la solución para quedar como el héroe.—No sabía que necesitaba un guardia vigilando mi puerta, ¿Acaso he pasado de compañera de viaje a pri
De camino a la mansión en donde ha quedado en encontrarse con Luis, Víctor es incapaz de siquiera intentar entablar una conversación con Elizabeth. Si bien está feliz de que hayan hallado lo necesario para curarla, no está satisfecho con el hecho de no haber sido él quien lo encontrase, de no ser el héroe de la historia.Es un pensamiento egoísta, lo sabe muy bien, pero simplemente no puede evitarlo. Siempre ha sido él quien ha cuidado de Elizabeth, quien la ha apoyado, quien la ha salvado, quien ha estado brindándole todo lo que estaba a su alcance, quizás no todo lo que desearía, pero sí lo que cree que ha sido suficiente. Y estaba seguro de que sería él quien una vez más la salvase, pero esta vez ha sido desplazado, lo cual le hace temer que incluso signifique una reconciliación entre ella y Luis, algo que está seguro lo destrozaría.—El hecho de que haya encontrado un principio activo sobre el que trabajar no quiere decir que ya tenga la cura, ¿Verdad? —pregunta Elizabeth tratando
Debajo del agua de la ducha, Víctor piensa en lo que ha pasado últimamente, en cómo Luis parece haberle declarado la guerra por Elizabeth una vez más. ¿Y podría culparlo? Probablemente no, su socio ya se había hecho a un lado para dejarle el camino libre, y él no hizo nada al respecto para conquistarla, o mejor dicho para asegurarle un lugar a su lado. ¿Acaso sin querer dio una señal de desinterés o de que en realidad no está dispuesto a tener algo serio con ella?Apoyando la mano en la pared se recrimina por estar de nuevo por perderla, a esa altura ya debería haberse asegurado no tener que enfrentar la posibilidad de que alguien se la arrebate. Pero así están las cosas, sintiendo un ardor en los ojos y una presión en el pecho golpea la pared con rabia, con impotencia, deseando que las cosas fuesen más sencillas, queriendo que la vida deje de conspirar contra ellos.—Tal vez ya no tenga sentido seguir aferrándome a la idea de que podríamos llegar a tener una vida juntos, todo lo que
Después de un gran esfuerzo para lograr que Víctor la permitiese levantarse de la cama y dejarlo un minuto solo, Elizabeth baja las escaleras con prisa para abrir la puerta al que cree que debe ser el doctor. El cual ya ha tocado el timbre más de tres veces, y no quiere correr el riesgo de que se vaya, incluso cuando ella también comenzaba a disfrutar de la cercanía que estaba teniendo con su jefe.—Disculpe la demora para abrirle, pero Víctor no quería quedarse solo. Pase, por favor, él está arriba, recostado, nunca lo vi de esa manera —informa Elizabeth abriendo la puerta y comenzando a caminar hacia la habitación para que se jefe sea atendido rápidamente.Luego de examinarlo por un rato a pesar de lo esquivo de su paciente, el doctor se rasca su cabeza de cabello negro algo desordenado, y se dirige hacia el baño en donde comienza a revolver el botiquín creyendo tener una idea de lo que ha sucedido.—¿Doctor? ¿Qué es lo que está buscando? —pregunta la mucama arrugando la frente extr
Estacionada frente a la entrada a la mansión de Víctor, Helena mira extrañada como todas las ventanas están cubiertas por las cortinas, dando la impresión de que no hay nadie, o al menos con la intención de que quienes vayan piensen eso. Sin embargo, ella sabe bien que Víctor debería estar allí, la hizo volver de Sicilia tan repentinamente como la hizo viajar, sin brindarle la más mínima impresión de lo que había sucedido.—Y no bastándole con esa humillación, ahora ni siquiera me atiende el teléfono. ¿Se estará encamando con esa zorra de la mucama? —murmura la mujer tirando su celular al asiento del acompañante al escuchar que su decima llamada va al buzón de voz.Su orgullo cada vez más herido la tienta a hacer algo alocado para recordarle quien es ella, para que comience a darle el lugar e importancia que se merece. Pero a la vez sabe que el trabajo que debe hacer es delicado, el cual si se deja llevar por sus impulsos lo echará a perder. Así que por lo pronto no le queda más remed
Elizabeth se mira al espejo al probarse el quinto vestido desde que salió de la ducha, el que lleva ahora azul con un corte recto que resalta bien su figura, de hecho hasta cree que parece resaltar el color de su piel. Pero la verdad es que no está del todo seguro, y hasta comienza a temer haberse equivocado al aceptar esa idea de una cena con Víctor, o técnicamente una cita.—Algo que solo durará una noche, sin ilusiones ni esperanzas de un futuro, solo… solo para tener un buen recuerdo —murmura la mujer sentándose en el borde de la cama, ya que si bien cada fibra de su cuerpo parece estar embriagada en el sopor del deseo, una parte de ella parece recriminar que se merece mucho más que eso.Y es posible que en realidad se merezca más, pero sabe que si deja pasar esa oportunidad de al menos dejarse llevar por esa noche, lo lamentará por siempre. Cada parte de su ser le recriminará haber sido tan cobarde o demasiado presuntuosa, por lo que poniéndose de pie una vez más levanta el rost
Al sentir los rayos de sol sobre su rostro, Elizabeth abre los ojos con pereza, sintiendo en el cuerpo una mezcla de satisfacción y cansancio que le llevan a pensar qué ha sucedido la noche anterior. Ya que no recuerda alguna otra vez en su vida en la que haya despertado con esa sensación de… llenura, al girar el rostro hacia la izquierda y ver a un durmiente Víctor ñas imágenes cruzan rápidamente su cabeza, llegando incluso a hacer que se sonroje.Al verlo tan en paz como parece estar ella, se inclina a creer que él ha disfrutado de esa noche juntos tanto como ella, incluso llega a sentir el impulso de despertarlo con un dulce beso. Pero al recordar que su arreglo fue una noche juntos, se resiste y juntando toda su fuerza de voluntad se levanta de la cama lo más silenciosamente posible. Ya que no está segura de qué manera entablar una conversación luego de eso, por lo que recolectando su ropa por toda la habitación se viste y sale de la habitación.Estando en la ducha, sintiendo el a
Bajo el agradable calor y luz del sol matutino, Elizabeth se ha dado a la tarea de regar las plantas del jardín, usualmente es la tarea del jardinero. Pero le ha parecido que sería una actividad que le podría brindar algo de claridad a su mente. Y de paso tener una excusa para no tener que escuchar a Helena que parece haber decidido instalarse por un buen rato, y si bien sabe que deberá hacerse a la idea de soportarla de manera permanente, por ahora procurará evitarla cuanto pueda.—Mucama, cocinera, secretaria, y ahora jardinera. ¿Acaso hay algo que no hagas? —pregunta Luis acercándose a ella con una sonrisa divertida en el rostro.—Solo trato de mantener mi trabajo como cualquier otra persona, no hay nada de especial en eso —asegura la mujer sintiéndose reconfortada por su presencia que siempre ha sido agradable.—¿Y escapar de la presencia de ciertas visitas indeseadas? —murmura el empresario soltando una risa divertida, ya que él también escapó de Helena en cuanto pudo.—Sería poc