El empresario ni siquiera se molesta en contestar, podrían revestir esas paredes de oro que ni aún así lograrían provocarle algún efecto de admiración. Por lo pronto lo que único que le interesa es lograr mantenerse lo más lejos posible de sus padres durante las dos o tres horas que piensa permanecer allí, horas que le parecerán interminables, pero que debe resistir.Al bajar del vehículo, la pareja es asaltada por una oleada de destellos de las cámaras de los periodistas que buscan algún titular con el que poder comer al resto de la semana. Cuando Victoria intenta tomar el brazo de Víctor para posar, él se aparta sutilmente manteniendo la distancia entre ambos, quiere que aún en las fotos quede claro que no son una pareja sino simples compañeros de trabajo representando la Empresa a la que pertenecen. A pesar del eventual rechazo la mujer mantiene una sonrisa en sus labios, si bien su orgullo sufre un poco no piensa darse por vencida, la noche es larga y ella conseguirá su objetivo,
Víctor se echa hacia atrás en el sillón de su despacho pasándose las manos por el rostro con impaciencia, aún sigue lidiando con la separación que ha sufrido con Luis. Lo cual ha resultado mucho más contraproducente de lo que creía, no solo por haber perdido a su mano derecha, sino por la división de inversores que decidieron seguir a su socio.Y si bien la compañía aún no debe enfrentarse a pérdidas, lo pone en el aprieto de presentar un nuevo producto que afiance la compañía de los inversionistas que han decidido quedarse. La cuestión es que su cerebro parece estar demasiado agotado como para ser capaz de pensar en algo, de crear algo, y los medicamentos que aún están en etapa de investigación aún necesitan mucho más tiempo. —Un amigo convertido en enemigo, una competencia voraz del mercado que me va a aplastar si no estoy a la altura, y dilemas del corazón que ya no tengo idea de cómo lidiar con ellos. Vaya vida exitosa —murmura el empresario poniéndose de pie paseando la mirada p
Víctor camina nerviosamente en el patio de la mansión esperando a su visita, una a la que no creía que en algún momento iba a solicitar su presencia. Sobre todo desde su separación como socios, pero las circunstancias se lo exigen, aunque le parezca increíble le preocupa mucho más poder parar el avance de la enfermedad de Elizabeth, que cuidar de su orgullo.—¡Que conste que he venido solo porque me has dicho que era algo de urgencia! —exclama Luis acercándose a su ex compañero con cierto disgusto en el rostro.—Lo es… créeme. Acompáñame a caminar por el jardín —invita el empresario queriendo quedar lo más lejos posible del oído de su empleada.—No sé por qué estás jugando a esto del suspenso, pero tengo muchas cosas que hacer, así que preferiría que esto fuese rápido —reclama el ex socio caminando con las manos entrelazadas detrás de la espalda.—Se trata de Elizabeth —anuncia Víctor viendo la expresión de sorpresa de su invitado, confirmando su pensamiento de que aún sigue sintiendo
Mientras procesa unas frutillas para un postre, Elizabeth piensa en la visita de Luis, fue algo que en verdad la sorprendió mucho. De hecho, estaba segura de que no volvería a verlo allí y mucho menos para hablar con Víctor, ella escuchó la discusión que llevó a la ruptura de la sociedad y amistad que existía entre ellos. Y lo cierto es que parecía algo definitivo, algo irreparable.—Unidos por una causa mayor —murmura la mujer recordando las palabras del inesperado visitante.Desde que él se fue no ha podido dejar de darle vueltas a esas palabras, intenta pensar qué podría ser tan importante como para que dejasen de lado sus diferencias y orgullos. ¿Una gran oportunidad de negocios? ¿El descubrimiento científico del siglo? Y lo cierto es que por alguna razón no puede dejar de relacionarlo con el extraño interrogatorio que Víctor le hizo en el estudio, ¿Acaso tendrá algo que ver con su padre o con… ella? ¡No, claro que no, solo está imaginando cosas, seguramente no es nada más que una
—¿Q-qué? ¿Q-qué estás diciendo? —pregunta Víctor sintiendo un escalofrío recorriéndole la espalda ante la inesperada noticia.—Que vamos a ser padres… ¿No te parece una noticia hermosa? —murmura la mujer manteniendo su sonrisa en los labios.—Pero… siempre nos cuidamos… no… no debería haber sucedido —declara el empresario mirando con nerviosismo a Elizabeth, que incluso a pesar de estar dándole la espalda puede notar lo tensa que se encuentra.—Ya sabes que no son cien por ciento seguros, aunque yo prefiero pensar que fue un regalo del destino para que nos demos una nueva oportunidad para ser felices juntos —señala Helena extendiendo sus manos para tomar las de él.Sintiéndose incapaz de poner sus pensamientos en orden, Víctor acepta el agarre de su ex novia por puro instinto, simplemente creyendo que es lo que debería hacer. Aunque la verdad es que no tiene idea de cómo va a enfrentar esa situación, no solo porque jamás pensó en ser padre, y mucho menos con Helena que jamás mostró te
Elizabeth camina por el supermercado empujando el carrito de las compras a través del pasillo de artículos para bebé, sin saber la razón por la que ha ido hasta esa parte, se detiene un momento frente al tierno rostro de un bebé impreso en un paquete de pañales. Soltando un largo suspiro piensa que pronto en la mansión habrá un niño, el hijo de su jefe, del cual quizás ella deba cuidar. Algo que sería algo extraño, o más bien el recuerdo de todo lo que ella no pudo lograr con Víctor. Incluso casi que llega a arrepentirse de haberle aconsejado que vuelva con Helena por ese embarazo, pero a la vez siente que ha hecho lo correcto, y además si él hubiese deseado tener algo con ella ya habría actuado.—¿No sabía que en la mansión había un bebé o acaso tú…? —pregunta Ana deteniéndose con su carro frente a la mucama de su hijo.—No… no los hay aún, solo… solo estaba curioseando un poco. Como bien sabe en casa nuca hubo un bebé —se justifica Elizabeth esbozando una sonrisa forzada, esperando
Sentado en su estudio con un vaso de whisky en la mano, Víctor suelta un largo suspiro de cansancio, rayando en la desesperación. Toda su vida se ha propuesto ser lo suficientemente fuerte como para soportar cualquier golpe que le viniera, pero los recientes eventos que le ha tocado pasar parecen haber derribado sus fortalezas. Ya no es solo el perder a Elizabeth por una enfermedad incurable, sino perderla para siempre porque tiene que hacerse cargo del hijo que hay en el vientre de Helena.—Una existencia miserable, condenada al fracaso, lo único que podría llegar a brindar algo de luz a mi futuro podría ser ese niño —murmura el empresario tratando de hallar algún rayo de luz en medio de ese negro futuro hacia el que se dirige.A pesar de ser catalogado como un hombre frío y calculador, como cualquier otro ser humano siempre ha deseado una mujer a la que amar y que lo ame, una familia que sea su refugio y contención, un hogar al que desear volver después de cada día de luchar en la j
Preguntándose qué habrá logrado Ana con su visita a Víctor, Elizabeth revuelve la salsa que ha preparado para los Capelettinis. La verdad es que se sintió algo culpable por haber sido incapaz de guardar el secreto de su jefe, pero a la vez la inundó cierta paz ante la posibilidad de que hubiese una manera de librarlo de las garras de Helena. La cual resultó ser mucho peor de lo que ella imaginaba, pensar que hasta ella cayó en su puesta en escena la hace reprocharse su ingenuidad.—Pensar que de entre las dos personas que más he llegado a detestar, llegaría a sentir afecto o gratitud hacia una de ellas —murmura la mucama pensando en Ana, que no solo se quedó a cenar la noche anterior, sino que incluso hoy ha llegado a horas tempranas, casi como si se estuviese preparando para instalarse.Sea lo que sea que le haya dicho a Víctor, debió de ser muy contundente como para lograr pasar de ser una exiliada de la casa a visita permanente. Aunque quizás lo que más debería preocuparle es si es