Pagando a la vendedora la ensalada que ha comprado, Elizabeth va a tomar asiento en una de las mesas desocupadas, notando la mirada de los demás empleados de la compañía. Lo cuales solo parecen ver en ella una nueva enemiga, obviamente siendo responsabilidad de Victoria, que desde que llegó no ha dejado de cuchichear a los oídos de los demás y de apuntarla con el mentón. Por un momento sintió el impulso de ir hacia ella y ponerle la ensalada de sombrero para que aprenda a decirle las cosas en la cara, pero luego de respirar profundamente se resignó a hacer tal cosa. Sobre todo cuando podría perder su empleo y darle la oportunidad de quedar como la victima.—No hubiese imaginado que eras de las que se apartan del mundo, te creía más bien la reina del baile —comenta Luis sentándose en frente de su secretaria con una sonrisa divertida en los labios.—Me gusta relacionarme con personas que son tal y como se muestran, no con doble caras que solo te van midiendo para saber en donde dar su
—¿Así que ya conseguiste un buen vestido para la fiesta? —pregunta una mujer rubia acercándose al escritorio de Victoria.—¡Por supuesto, Stella, siendo la elegida para acompañar a Víctor no podía ir con poca cosa! —responde la secretaria guiñándole el ojo.—Sé que lo vas a encandilar, quizás hasta pases a ser la señora —asegura la rubia con emoción.—Se puede decir que es el plan. Es la primera oportunidad que tengo de estar en una especie de cita con él, y no pienso desaprovechar esta oportunidad —determina la mujer dedicándole una mirada a Elizabeth que fingiendo estar ajena a la conversación teclea en su computadora.—Tienes bastante trabajo por delante entonces, sobre todo ahora que su ex parece haber vuelto —comenta Stella que siempre está al tanto de todos los chismes.—Puedo asegurarte que he intentado todo lo que una mujer puede hacer para captar la atención de un hombre, pero él simplemente parece no verme. Al principio llegué a molestarme al considerar que se creía demasiad
—Victoria, por favor no olvides imprimer los graficos de las ventas del nuevo producto. Lo necesito para la junta de esta tarde —pide Víctor acercándose al escritorio de la secretaria sin quitar la mirada de unos papeles.—Sí, señor. Ya los tengo aquí —responde la secretaria con una sonrisa extendiéndole las hojas. Por cierto, había algo que quería preguntarle.—Sí, ¿Qué sucede? —pregunta el empresario levantando la vista con curiosidad.—Me preguntaba si podría retirarme un poco más temprano, ya sabe para poder prepararme para la fiesta —consulta Victoria con brillo en la mirada.—¿Eh? ¿La fiesta? Sí... claro, puedes irte cuando quieras, lo que creas que necesitas —responde el empresario obligándose a esbzoar una media sonrisa de amabilidad.Víctor ni siquiera presta atención a la mirada de ilusión de su secretaria, en ese momento en lo único que puede pensar es en que Elizabeth ha oido que irá a una fiesta con otra mujer. Lo cual está muy lejos de ser lo ideal, pero a esa altura no
—¿Y qué te parece? ¿Crees que será suficiente para ser tu pareja? —pregunta Victoria bajando por los escalones de la entrada de su casa con una gran sonrisa en su rostro casi sin maquillaje.—Sé ve bien —responde Víctor parado junto a su auto contemplando el hermoso vestido que marca sutilmente las curvas de la mujer, y que parece ser la combinación perfecta para su piel trigueña que parece brillar a la luz de los faroles de la calle.—¿Eso es todo lo que vas a decir? —reclama la mujer que lleva horas preparándose para impresionarlo.—De seguro serás de las mujeres mejor vestidas de la fiesta —acota el empresario a quien hacerle un cumplido le resulta extremadamente difícil, sobre todo cuando su mente está ocupada principalmente por Elizabeth.—Supongo que eso es el mayor halago que podría recibir de ti, tú también estás muy apuesto, solo espero que las cazadoras de fortunas no hagan fila para intentar ligar a uno de los solteros más codiciados —replica la secretaria con una sonrisa d
El empresario ni siquiera se molesta en contestar, podrían revestir esas paredes de oro que ni aún así lograrían provocarle algún efecto de admiración. Por lo pronto lo que único que le interesa es lograr mantenerse lo más lejos posible de sus padres durante las dos o tres horas que piensa permanecer allí, horas que le parecerán interminables, pero que debe resistir.Al bajar del vehículo, la pareja es asaltada por una oleada de destellos de las cámaras de los periodistas que buscan algún titular con el que poder comer al resto de la semana. Cuando Victoria intenta tomar el brazo de Víctor para posar, él se aparta sutilmente manteniendo la distancia entre ambos, quiere que aún en las fotos quede claro que no son una pareja sino simples compañeros de trabajo representando la Empresa a la que pertenecen. A pesar del eventual rechazo la mujer mantiene una sonrisa en sus labios, si bien su orgullo sufre un poco no piensa darse por vencida, la noche es larga y ella conseguirá su objetivo,
Víctor se echa hacia atrás en el sillón de su despacho pasándose las manos por el rostro con impaciencia, aún sigue lidiando con la separación que ha sufrido con Luis. Lo cual ha resultado mucho más contraproducente de lo que creía, no solo por haber perdido a su mano derecha, sino por la división de inversores que decidieron seguir a su socio.Y si bien la compañía aún no debe enfrentarse a pérdidas, lo pone en el aprieto de presentar un nuevo producto que afiance la compañía de los inversionistas que han decidido quedarse. La cuestión es que su cerebro parece estar demasiado agotado como para ser capaz de pensar en algo, de crear algo, y los medicamentos que aún están en etapa de investigación aún necesitan mucho más tiempo. —Un amigo convertido en enemigo, una competencia voraz del mercado que me va a aplastar si no estoy a la altura, y dilemas del corazón que ya no tengo idea de cómo lidiar con ellos. Vaya vida exitosa —murmura el empresario poniéndose de pie paseando la mirada p
Víctor camina nerviosamente en el patio de la mansión esperando a su visita, una a la que no creía que en algún momento iba a solicitar su presencia. Sobre todo desde su separación como socios, pero las circunstancias se lo exigen, aunque le parezca increíble le preocupa mucho más poder parar el avance de la enfermedad de Elizabeth, que cuidar de su orgullo.—¡Que conste que he venido solo porque me has dicho que era algo de urgencia! —exclama Luis acercándose a su ex compañero con cierto disgusto en el rostro.—Lo es… créeme. Acompáñame a caminar por el jardín —invita el empresario queriendo quedar lo más lejos posible del oído de su empleada.—No sé por qué estás jugando a esto del suspenso, pero tengo muchas cosas que hacer, así que preferiría que esto fuese rápido —reclama el ex socio caminando con las manos entrelazadas detrás de la espalda.—Se trata de Elizabeth —anuncia Víctor viendo la expresión de sorpresa de su invitado, confirmando su pensamiento de que aún sigue sintiendo
Mientras procesa unas frutillas para un postre, Elizabeth piensa en la visita de Luis, fue algo que en verdad la sorprendió mucho. De hecho, estaba segura de que no volvería a verlo allí y mucho menos para hablar con Víctor, ella escuchó la discusión que llevó a la ruptura de la sociedad y amistad que existía entre ellos. Y lo cierto es que parecía algo definitivo, algo irreparable.—Unidos por una causa mayor —murmura la mujer recordando las palabras del inesperado visitante.Desde que él se fue no ha podido dejar de darle vueltas a esas palabras, intenta pensar qué podría ser tan importante como para que dejasen de lado sus diferencias y orgullos. ¿Una gran oportunidad de negocios? ¿El descubrimiento científico del siglo? Y lo cierto es que por alguna razón no puede dejar de relacionarlo con el extraño interrogatorio que Víctor le hizo en el estudio, ¿Acaso tendrá algo que ver con su padre o con… ella? ¡No, claro que no, solo está imaginando cosas, seguramente no es nada más que una