De exilio a venganza: El despertar de la luna blanca.
De exilio a venganza: El despertar de la luna blanca.
Por: DiegoAlmary
1.

Se casaba con ella, el amor de mi vida se casaba con otra mujer, con mi hermana Lilith, por que yo no era suficiente, no era más que una omega sin loba que servía el té y lavaba los baños, no era más que una esclava en la familia.

Soy la hija mayor de la manada Luna azul, pero en mi sangre no corre la magia de los lobos. Mi padre tuvo una segunda hija de sangre pura, una loba de raza superior que ocupó el lugar que me correspondía en la manada, relegándome al papel de una sirvienta, pero ese día era más agotador de lo normal. 

Todos los generales de mi padre se habían reunido para presenciar el matrimonio de mi hermana con un lobo fuerte y poderoso de la manda que estaba destinado a convertirse en el alfa, pero ese lugar era el que me correspondía a mí, sin embargo, estaba ahí en la cocina preparando el pudín.

Ser azotada era algo común, pero esa noche los golpes fueron especialmente frecuentes. 

La boda dio inicio con una gran algarabía, fui empujada entre los esclavos hacia el salón principal, dónde estaba mi madrastra sentada en la cabecera de la mesa junto con mi padre, pude ver a la pareja ideal, mi hermana Lilith y a Mael, el hombre con el que se supone que debía casarme.

Pasé gran parte de mi adolescencia fantaseando con eso, con el hecho de que él, cuando fuera mi esposo, me sacaría de la vida desastrosa que tenía, pero también se me había arrebatado ese derecho, ¿cómo el lobo más fuerte de la manada se casaría con una mujer sin lobo, una insana? 

Ahí estaban, sentados uno al lado del otro, Mael clavó sus ojos azules en los míos y apartó la mirada con indiferencia, una indiferencia que me cruzó el corazón con un cuchillo, pero así eran las cosas.

Dejé el pudín sobre la mesa y  traté de regresar corriendo a la cocina, nadie me dirigía la palabra, era la hija rota del alfa, pero mi madre levantó la voz por sobre los demás.

— Alicia — dijo — Limpia esto — me volví hacia atrás y vi como señalaba una mancha de vino sobre el fino mantel al lado de mi hermana Lilith. 

Me  vi humillada  al llegar con un trapo en las manos y limpiar el vino derramado.

— ¿Qué se siente? — me preguntó Lilith, siempre me había odiado, aunque nunca supe la razón — ver que me caso con el hombre que siempre has amado — su voz fue un susurro, pero yo alcancé a escucharla, y tuve tanta rabia de que se regodeara de mi desgracia que volqué la copa de vino sobre su blanco vestido. 

El golpe en mi mejilla me lanzó al suelo, Lilith era una loba, yo una humana sin ningún tipo de magia, era mucho más fuerte que yo y sentí el sabor de mi sangre en la boca. 

Mi padre se puso de pie, y mirándome con fiereza bramó.

— ¡Has querido arruinar la boda de tu hermana! 

— Papá, yo…

— ¡Nada! — gritó — pasarás la noche en el calabozo. Un grupo de guardias me tomaron por los brazos y me sacaron del lugar, humillada y maltratada fui llevada hacia el calabozo, pero al menos no me quitaron la daga que tenía conmigo y que afilaba cada noche.

Me lanzaron como si fuese un monstruo y me dejaron ahí, en el frío de la noche. Me puse de pie y observé la luna a través de los barrotes de la ventana.

— ¿Por qué soy así? — le pregunté — ¿por qué no tengo una loba? — pero la luna no contestó, ¿Cómo podría contestar?

un rato después alguien golpeó con los nudillos un barrote de mi celda, cuando levanté la cabeza lo vi, a Mael. me miró con una mesla de lástima y compasión.

— ¿Por qué haces esto? — me preguntó — desde que eramos niños sabían que mi gran sueño era convertirme en el alfa de esta manada, ¿por qué quieres arruinarlo? — yo le aparté la mirada, que creyera que yo quería arruinar su gran noche era un insulto para mi, así que le aparté la mirada.

— Tú sabes que soy feliz por ti… aunque no sea conmigo.

— Alici… — un grito lo silenció, algo que vino desde afuera, así que me miró una última vez — volveré — y dicho esto salió corriendo del calabozo.

Levanté la cabeza y saqué la daga que tenía entre el vestido, al parecer, uno de los guardias que custodiaban la entrada del calabozo había gritado, y entonces, los vi, caminar por el pasillo, con paso lento y meditado, dos enormes lobos blancos.

Di dos pasos atrás, en la manada de mi padre no habían lobos de pelaje blanco, eran una leyenda, un mito nada más. Sus ojos brillantes se posaron en mí, y entonces sin previo aviso se abalanzaron sobre los barrotes y comenzaron a romperlos.

Retrocedí asustada, con el corazón golpeando con fuerza en mi garganta, los lobos comenzaron a romper los barrotes y uno de ellos metió la cabeza, así que tomé la empuñadura de mi daga y la hundí profundo en su ojo. 

El lobo chilló con fuerza y retrocedió, pero el hueco entre los barrotes se hizo más grande y al final el otro lobo logró entrar en la celda. Se abalanzó sobre mí e intentó quitarme el vestido, ¿acaso quería abusar de mí?  Tiró de mi falda con fuerza y me arrastró hacia afuera, como si quisiera sacarme de la celda. 

Grité, pero nadie vino en mi ayuda, con el corazón acelerado intenté cortar con mi pequeña daga al lobo que me arrastraba, pero una enorme fuerza me lo quitó de encima. Era uno de los lobos de mi padre, con el pelaje oscuro. Los lobos blancos se miraron entre ellos y salieron despedidos por el otro extremo de la cárcel.

El lobo de mi padre regresó a su forma humana y me miró asqueado.

— ¿Te ibas a ir con ellos? — preguntó — yo lo vi, ¿estás aliada con los lobos blancos? El alfa debe saberlo — salió corriendo del calabozo y yo lo seguí.

— Claro que no estoy con ellos — grité — ellos me querían dañar — pero el lobo no me escuchó.

Salí corriendo del calabozo y cuando llegué al gran salón me sorprendí al verlo. Todo estaba hecho un desastre, al parecer la manada había sufrido un atentado. 

— ¡Papá! — grité y corrí hacía donde mi padre estaba hablando con el lobo que me acusó en la cárcel, y cuándo sus ojos se posaron en los míos vi la rabia en ellos.

— Siempre tuviste envidia de tu hermana — me dijo — pero conspirar con los lobos blancos para arruinar su boda es una traición que no estoy dispuesto a tolerar, Alicia, estás desterrada de la manada Luna azul.    

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