Soy consciente que el hombre frente a mí, desde que lo he conocido, no ha sido alguien amable y mucho menos, me ha mostrado ser alguien bueno. Pero, sus palabras, sembraban en mí una duda que aunque quería eliminar, se quedaba en su lugar aunque tenue.

— ¿En serio? — pregunto curiosa y el hombre coloca su mano en mi espalda baja.

— Puedo ser tu genio de la lampara. Uno que puede cumplirte más de tres deseos. Solo necesito que estes de mi lado. Te aseguro que estando del lado ganador, tendrás muchos privilegios. — dice Carl acercándose peligrosamente a mis labios y yo sonrío.

— ¿Qué te hace creer que no estoy ahora en el equipo ganador?

— Ese medio hombre no puede ser el ganador. Ahora se regocija en los segundos estando en el trono, pero, eso va a tardar poco porque pronto tendrá que reconocer que era demasiado para él. — dice Carl y yo lo miró fijamente a sus ojos.

— ¿Es eso lo que te dices todas las noches para poder dormir? — Pregunto curioso.

Mi respuesta lo asombró un poco, sin e