Capítulo 50: Sellos

Los besos que tanto nos hemos dados, comienzan a ser más intensos y él mismo, me hace a un lado para poder quedar frente a mí. Por su condición, no puede subirse sobre mí, pero, a su manera, se coloca de lado y comienza a explorar mí cuerpo.

Una posición que usaba para mirar a mi hermana dormir, estando acostada, él le cambia el significado cuando comienza a besarme, tocar e incluso succionar suavemente la piel por donde su boca pasa. 

No sé cuál es su magia, pero, mi cuerpo se enciende como una fogata que está a punto de convertirse en un incendio, mi piel se eriza con el toque de sus manos y yo siento que hay un choque de lava dentro de mi cuerpo, más la humedad de mi entrada que parece un humedal que necesita ser atendido.

Aparentaba calma, como el agua que contiene en su interior varios animales, muchos de ellos agresivos, pero, que no perturban la superficie de esta. Así me encontraba yo, con tantos toques que me hacían apretar mis manos en las sábanas de la cama,
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