Capítulo103
Inmediatamente miré a Sergio y regañé a Marta:

—Estás delirando de sueño. ¿Qué disparates dices?

—No estoy diciendo tonterías. Me refiero a que ambos son adictos al trabajo. Siento que no puedo aguantar más —Marta se recostó en el asiento del auto.

—Aunque no puedas, tienes que aguantar. No falta mucho —revisé específicamente el área restante por ajustar y, al ritmo actual, terminaríamos en unos diez días.

—¿Cuánto falta entonces? —Marta parecía no querer resistir ni un día más.

Miré a Sergio por el espejo retrovisor y respondí:

—Unos diez días.

—¿Diez días? —Marta lo dijo con un tono de desesperanza total.

Cuando llegamos al hotel, Marta ya estaba dormida. La llamé varias veces sin éxito. Finalmente, me acerqué a su oído y le dije:

—Si no te levantas, haré que Sergio te cargue.

—Vale, que me cargue —Marta extendió los brazos.

Me reí y la jalé:

—Vamos, levántate ya.

Marta, con los ojos entrecerrados, se dejó guiar por mí hasta el ascensor. Justo cuando llegamos a la puerta de la habita
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