Contuve la respiración por un momento. En ese preciso instante, otra voz familiar llegó a mis oídos. —Señora, no quiero quedarme en este lugar, solo quiero ver a Carlos, si usted deja que Carlos me vea, me iré y no causaré más problemas.Era Beatriz.¡Ella había venido!Por lo que escuché, vino a buscar a Carlos.Llamé a Carlos, pensé que se pondría en contacto con Beatriz, ahora parece que estaba equivocada.Esta mujer sí que es valiente, se atrevió a venir a casa de los Jiménez.— ¿Me estás amenazando acaso? — Alicia tampoco es una persona fácil de tratar.—Señora, no lo estoy haciendo, solo quiero ver a Carlos — Beatriz seguía con su actitud inofensiva, suave y muy frágil.Los ancianos siempre dicen que no se puede juzgar a las personas por su apariencia, y esto es cierto.La primera vez que vi a Beatriz, pensé que era muy inocente, al verla por primera vez, tuve la ilusión de que el mundo se había vuelto cada vez más limpio.Resultó que me dieron una fuerte bofetada.—Carlos no est
Sé que ella no lo beberá. Llegó hasta aquí para disfrutar de la riqueza y el lujo, soportó la gran humillación en el hospital y no murió allí, ¿por qué moriría ahora?Esto es solo una forma de obligar a Alicia a decirle dónde está Carlos.Ella cree que Gabriel y Alicia esconden a Carlos, e intenta impedir a cualquier costa que estén juntos.—Los métodos de la señorita Hernández son cada vez más audaces—pronuncié estas palabras mientras entraba.Alicia giró la cabeza al oírme, con una evidente expresión de pánico en su rostro. Sé que teme que malinterprete la presencia de Beatriz en este lugar.Beatriz no mostró sorpresa alguna, probablemente me vio cuando llegué, pero aun así estaba nerviosa, de lo contrario, su mano que sostenía el medicamento no temblaría.De inmediato, el rostro de Beatriz cambió a una expresión de tristeza. —No tuve más remedio, Carlos ha desaparecido, y no puedo contactarme con él por teléfono, Sara, como puedes ver, ya estoy desesperada.Ella volvió a usar su par
Me tambaleé y Alicia me sujetó. Vi a Beatriz, pálida y desquiciada, y mi corazón se estremeció. ¿Había quizás acertado con mis palabras?Mis afirmaciones habían sido solo especulaciones, una prueba, pero ahora la muerte de Andrés parecía no ser accidental.Si Beatriz estaba involucrada en esto, o incluso la había planeado, era una mujer aterradora. Ahora entendía la rabia de los padres de Andrés.—Beatriz, te delata por completo el miedo — insistí. La había acorralado, era hora de que mostrara su verdadera cara.Ella lo negaba. Continué: —Planeaste la muerte de Andrés porque se había convertido en un obstáculo para tu ambición, ¿verdad? Solo con él muerto podías ir con facilidad tras lo que querías. Sabías que como divorciada, conquistar a Carlos sería bastante difícil, así que escenificaste un encuentro para que Andrés la viera, segura que luego del accidente, Carlos se sentiría culpable y te cuidaría para siempre.—¡No, no es cierto! — gritó enloquecida Beatriz.—No importa lo que d
Beatriz se había ido, dejando a Alicia temblando de rabia. —¡Ese imbécil de Carlos ha sido manipulado por esa malvada mujer! ¡Y pensar que es tan inteligente… cómo se ha dejado engañar de esta forma! —exclamó, tomándome del brazo—. Sara, lo has oído todo.Sonreí con ironía. Claro que lo había oído.—Sara, Carlos ha sido engañado… —Alicia parecía querer decir algo más.—En ese momento la interrumpí, señora, el que pesca con anzuelo, pesca lo que quiere. Carlos simplemente cayó en la trampa porque le dio a Beatriz la oportunidad. Alicia abrió y cerró la boca, sin poder replicar. Solo suspiró: —¡Esa mujer es despiadada! ¡Hasta a su propio marido ha perjudicado! La codicia… la maldad humana…—No puedo permitir que Carlos se case con ella. Si entra en la familia, Gabriel y yo no duraríamos mucho — murmuró entredientes Alicia.Como forastera, no podía intervenir.—No, hay que denunciarla a la policía. Así no podrá seguir acosando a Carlos — Alicia me tomó preocupada de la mano, como si hubi
En los Jiménez había desenmascarado su hipocresía y sus miserables maquinaciones. Debía estar furiosa por ello.Beatriz me miró. Agarró la puerta de su coche, y cuando pensé que iba a abrirla para tirarme o pegarme, se inclinó nerviosa y se arrodilló frente a mi vehículo.No me lo esperaba. Había anticipado que me rogaría, pero en realidad no que se arrodillara. La mujer era realmente adaptable a las circunstancias.La verdad, que se arrodillara no me molestaba; lo merecía, después de todo, me había robado a mi prometido. Pero ahora estaba embarazada, y arrodillarse podía afectar en gran manera al feto. Si algo le pasaba, la culpa recaería sobre mí.Así que, ¿cómo podía permitirlo? Sin embargo, no bajé del coche para ayudarla. Esa mujer usaba a su hijo simplemente como escudo; si mostraba demasiada compasión, se aprovecharía de eso.Solo sonreí con ironía. —Señorita Hernández, ¿qué significa esto?—Sara, te ruego que me perdones, que perdones a mi hijo, que le des una oportunidad de vi
Nunca imaginé que su vida fuera tan dura en la intimidad.—Pero Andrés también era humano, se cansaba. Muchas veces lo vi levantarse a medianoche a fumar, y me daba mucha pena, me sentía culpable por ser una carga para él —dijo Beatriz entre sollozos, meneando nerviosa la cabeza.—Quería separarme de él, no solo por mí, ni porque lo despreciara, sino porque lo amaba y no quería que sufriera tanto —sus palabras cambiaron por completo la imagen que previamente tenia de ella.—Ahora ya no sufre, y ya no sufrirá más —murmuré.Beatriz percibió de inmediato mi sarcasmo. —Sara, tú nunca has vivido como yo, no lo entenderías.Su voz era fuerte, casi un grito desgarrador. Me miró fijamente, y luego su ira se disipó lentamente. —Sara, en cuanto a la muerte de Andrés, la verdad yo no lo maté. Solo quería que viera mi traición y que me dejara, que se liberara.—El accidente no fue provocado por ti, ¿verdad? —murmuré.—No, no —Beatriz negó con fuerza—. Andrés era tan bueno conmigo… no soy como tú p
¡¿Quererlo?! Era d una escarada.Miré su rostro angelical y mi voz se encrudeció. —Beatriz, te equivocas. No quieres a Carlos, solo quieres su estatus, la riqueza que él representa.Beatriz apretó los labios. —No lo niego, pero…Se detuvo un instante y luego dijo, con una crueldad absoluta que me heló la sangre: —Pero en este tiempo, él ha sido tan bueno conmigo como Andrés, y ya lo amo de verdad. Quiero pasar el resto de mi vida con él.Me estaba diciendo que Carlos era indispensable para ella, y que él la había amado.Incluso ahora, me veía como una rival. Pero me pedía ayuda.Y mientras me pedía ayuda, me clavaba enfurecida un cuchillo en el corazón. ¿Pensaba que era tonta?Sonreí con cierta ironía. —Sí, Carlos fue bueno contigo, pero huyó.El rostro de Beatriz se congeló por mi réplica. Seguí burlándome. —¿Estás segura de que él también quiere pasar su vida contigo?—Si regresa, encontraré la manera de retenerlo —dijo Beatriz con tristeza.Me despedí. —Entonces busca la manera de q
Carlos no respondió. Beatriz con su voz entrecortada lloraba desconsolada: —Carlos, no puedo vivir sin ti, no sé qué haré sin ti.Pero Carlos seguía sin hablar. Beatriz pensó que había colgado. —Carlos, Carlos, ¿sigues aún ahí?Mientras hablaba, le echo un vistazo al movil; la llamada seguía activa. —Carlos…—Beatriz, ¿quién te ha dicho que fueras a mi casa? ¿Te lo advertí, lo olvidaste? —finalmente, Carlos respondió.Las manos de Beatriz temblaban mientras sujetaba el teléfono. —Carlos, no tenía más remedio, quería como diera lugar proteger a este niño, el niño del que hablaste no le puede pasar nada.Ja,ja,ja.Sonreí en silencio, pero hace dos días quería abortar delante de los padres de Andrés.—Beatriz, esta es la última vez —la voz de Carlos era sombría.—Carlos…Se escuchó el tono de llamada finalizada. Beatriz apretó el teléfono con más fuerza. —Carlos, por favor, Carlos…—Señorita Hernández, devuélvame el teléfono, ha colgado —dije mientras recuperaba el teléfono.Beatriz se ta