Minutos antes de la cena navideña.Algo no anda bien conmigo, todos los sonidos a mi alrededor parecieran intensificarse: el estruendo que hace la chef al ordenar las cacerolas, Jennifer cortando las rodajas de zanahoria, Marisol masticando los snacks; incluso, puedo escuchar y sentir los latidos de mi corazón, mi mente se siente tan inquieta… No me estoy sintiendo bien.—Jen, voy a ir a tomar algo de aire, creo que el calor de la cocina me está afectando.—¿Quieres que te acompañe al jardín? —se escucha algo preocupada.—No, no… Yo puedo ir sola.—Ok, cualquier cosa me avisas —asiento a lo dicho por Jen e inmediatamente salgo de la cocina.Me estoy asustando, nunca me había sentido de esta manera…, es como si la oscuridad…«No, no, no…», se me hace difícil tranquilizarme, siento mucho miedo. La luz de las lámparas pareciese querer lastimarme con su intensidad.Justo ahora debo verme como misma loca corriendo por el pasillo, así que con brevedad y rudeza abro la puerta del baño, entro
Hay una parte dentro de mí que se revuelca y trata de tomar nuevamente el control, mas no puedo permitirlo, pues el mundo que nos rodea es demasiado siniestro como para permitir tanta debilidad.Lo que se viene no es fácil, necesito una dosis de demencia.Esta vez me han enseñado a inhalar aquel potente polvito blanco, su efecto es inmediato. Todo se vuelve a intensificar.—Mucho mejor, ¿no? —Mikael pregunta mientras pasa un mechón de mi cabello tras mi oreja.—Sí, me siento fantástica.Le veo reír mientras acerca sus labios a mi oreja.—Entonces, oficialmente tenemos a un nuevo consumidor en la familia Hikari.—Eso parece. —Puedo disfrutar de la música sin miedo o vergüenzas a que alguien me vea, me siento tan liberada.Nada me resulta tan importante como para sacarme de este estado de sosiego, las luces que destellan por todas partes de pronto se han vuelto tan intensas que hasta me impiden enfocar la visión hacia el fondo de la discoteca, solo puedo apreciar el delicado rostro de M
Desde un inicio he culpado de mis desgracias a un solo hombre, y al parecer siempre he sido yo quien ha llevado la perdición pegada en la suela de los zapatos.Solo bastó con que apareciera mi ángel guardián para que, de manera inmediata, se reprimiera toda aquella oscuridad.No me di cuenta en qué momento la discoteca dejó de sonar su música, aquí sólo se escucha el escándalo de las personas que están saliendo del local y las órdenes que dan los policías para despejar el lugar. Todo esto es mi culpa, me dejé llevar por la oscuridad, no pude con ella y tomó el completo control de mis acciones.—Detective Kross —es la voz de Delancis—, permítame hablar con mi hermana, a solas, antes de que se la lleve.EL detective parece dudar de las intenciones de mi hermana, así que tarda en responderle.—Bien…, esperaré aquí.No tengo el valor como para levantar la cabeza y mirar a la cara a mi familia, siento como mi hermana me agarra del brazo y con rudeza me jala hasta llevarme a una zona más il
Todo se dio tal como mi hermana me lo había pedido: mentí al decir que alguien me había drogado y quedé como la víctima. Mi caso es de esos que pasan frecuentemente en las discotecas, así que, al tratarse de mí, resultó fácil engañarlo. Y ahora que le he engañado, temo que esa mentira se alimente de otras desdichas hasta hacerse más grande.¿Por qué una mentira es más fácil de creer que la realidad?Soy escoltada hasta la salida de la jefatura por un miembro de la policía. El frio aquí fuera se ha intensificado o tal vez solo soy yo que ando sin energías. Necesito subir de inmediato al auto, este frío es insoportable, ya hasta me tiene temblando; así que, rápidamente, entre la neblina de la noche, hago una búsqueda visual por los hombros de la calle tratando de encontrar la camioneta negra de Delancis.El sonido de una bocina se escucha, al buscar la procedencia, la logró encontrar. Ella de verdad esperó por mí, Delancis parece ser de esas hermanas sobreprotectoras y muy comprometidas
Antes de que me consumiera la oscuridad logré encontrarme con Dios, él me aceptó y abrió un camino que se adecuaba solo para mí. Si me hubiese quedado en sus senderos, tal vez mi vida estaría resguardada en el bien, pero estamos desafiando a un destino necio y persistente, que se reúsa a aceptar cambios, se las arregló para sacarme de aquel camino y ahora siento que estoy perdida.¿Por qué me abandonaron en un monasterio?... ¿Mi madre sabía de mi oscuridad?Esta es una habitación amplia y con buena iluminación, las delgadas y translucidas cortinas deja que el sol se cuele con facilidad, dejando así una agradable calidez en la habitación. Estoy sentada sobre una silla de madera blanca y frente a un pequeño televisor que cuelga sobre una floreada pared empapelada: Aquí dentro huele a café y a rosas. Tomó un sorbo de mi taza mientras observo el programa mañanero que están transmitiendo en la televisión y mientras espero que la madre de Florence salga del baño, ya que justo la vine a visi
Aun estando acostada sobre mi cama y con el celular en mis manos, empiezo a buscar el número de contacto de Dimitri…Uno, dos, tres intentos fallidos para sostener el celular en mis manos. ¡Jesucristo, esto casi me revienta un seno!... Sostengo con fuerzas el celular en mis manos y continúo buscando el número de contacto de Dimitri… Aquí está… Al llevármelo a la oreja escucho repicar los tonos, este no demora en contesta la llamada.—¡Flor de jazmín, es un milagro recibir tu llamada! ¿A qué se debe esta sorpresa?—¡Dimitri, borraste el número de Richard!—¿Eh?—La vez que regresábamos de la casa hogar, tu estabas trasteando mi teléfono, y resulta que estabas borrando el número telefónico de Richard.—Ah, sí, borre el número de Elmo.—¡¿Elmo, ya le pusiste un sobrenombre?!—Sí, él es Elmo, Elmorrinoso —le escucho reír por el teléfono, eso me pone aún más furiosa.—¡Respeta, Dimitri!—Ok, ok… Veo que te importa…—Sí.—Donde lo vea lo mató —su tono es gélido y sincero—, nadie pone sus ojo
Hoy usaré mi sonrisa más bonita y rociaré tras mi oreja la mejor fragancia, esa que me hace ver el mundo de manera positiva.Sacó de mi closet la mejor ropita que tengo hasta ahora, el invierno aún se siente, así que elijo unos jeans largos que se ajustan perfectamente a mis piernas, me pongo una blusa de lana blanca y alrededor de mi cuello guindo una bufanda gris, la acomodo tal como me enseño Lottie. Me pongo mis botas negras y, con cierta dificultad, me paseo por toda mi habitación para practicar un rato mi taconeo, las botas no tienen un tacón demasiado alto, pero no quiero quedar en pena, y menos quiero avergonzar a Richard, a ningún chico le gustaría salir con una chica que camina como borracha desequilibrada.—Bien, no es tan difícil…, puedo moverme bien con esto.Me detengo frente al espejo y agarro el jacket negro que está sobre el perchero de alado, al ponérmelo me contemplo de arriba a abajo, acicalo mi cabello y reviso mi maquillaje…. Me veo fantástica.Mi celular acaba d
Jamás había visto un arma de fuego tan de cerca, por primera vez siento el pesado calibre sobre las palmas de mis manos, el frio del hierro me ha paralizado de tal forma que no me permite sostenerla con la firmeza y seguridad requerida, pues todos mis dedos están entumecidos por el miedo que siento. No sé nada de armas, desconozco cuál sea el modelo y en donde tiene puesta las balas. ¿Antes de disparar debería hacer alguna otra cosa? Lo único que sé es que las balas salen por el agujero de enfrente y que tiene esa pequeña cosa llamada gatillo.—¡N-No sé usar un revolver! —exclamo aterrada y casi susurrando—. ¡¿c-cómo se sostiene esto?!—No es un revolver, es una pistola semiautomática —Peter me corrige en voz baja—… Solo sosténgala como pistolita de agua ¿ok?—Las únicas pistolas que he sostenido en mi vida son las de goma caliente, las pistolas de manguera de agua y, si acaso, un secador de cabello.—Bueno, sostenlo cómo un secador de cabello, pero sin llevárselo a la cabeza, ¿Ok?—¡