Apenas salimos del salón de estar, un agudo grito de emoción proveniente del vestíbulo nos llama la atención. Es Marisol, y su entusiasmo nos arranca una sonrisa. Al parecer, se acaba de despertar y la emoción de la mañana de Navidad se desborda en ella.—¡Los regalos, los regalos! —grita mientras baja las escaleras dando saltos, como si el simple hecho de pisar cada escalón fuera una espera innecesaria entre ella y sus regalos.—¡Cuidado, Marisol! ¡Te puedes caer! —le advierte Delancis, siguiéndola de cerca, aunque con un paso más sosegado. Ambas llevan el mismo diseño de pijama navideña, un conjunto rojo y blanco que hace juego con sus lazos en el cabello. La imagen es tan adorable que es difícil no detenerse a observarlas un instante.Henry, por su parte, se sobresalta y susurra con un miedo apenas contenido:—¡El Diablo! —Su voz apenas es audible, pero se escuda detrás de su hermana, usando su figura como una barrera. Antonella, manteniendo la calma, le da un leve codazo en el cost
El área social de la mansión parece estar inspirada en locaciones propias del paraíso. La piscina, con su arquitectura ovalada y sus baldosas de un delicado tono celeste, es un espectáculo en sí misma. Desde un extremo, el agua fluye en un desbordamiento suave, formando una cascada que cae hacia un nivel más bajo, probablemente diseñado para niños. Allí, un pequeño tobogán termina en aguas poco profundas, creando un espacio seguro y divertido.Me encuentro sentada en una hamaca colgante de bambú y nailon, cuyos suaves cojines invitan a entregarse a una siesta reparadora, aunque ahora no es el momento para eso. Estoy en compañía de mi hermano menor, Ermac; ambos nos relajamos en un par de hamacas bajo un techo translúcido de PVC, mientras una pequeña chimenea portátil nos mantiene cálidos. Desde nuestras hamacas, observamos a Marisol, quien está concentrada en su nuevo caballete, plasmando en su lienzo el paisaje invernal que se extiende frente a nosotros. La quietud del ambiente y el l
Y un día llegará alguien que, a pesar de sus celos, te hará sentir verdaderamente importante.Durante el viaje, apenas terminé mi llamada con Richard, Dimitri buscó mi mano y la sostuvo con una firmeza inquebrantable, como si temiera que en cualquier momento algo o alguien pudiera arrancármela de su alcance. Intenté soltarme en varias ocasiones, pero él insistía, entrelazando sus dedos con los míos de forma casi desesperada, como quien se aferra a un último respiro de aire.Finalmente, llegamos a la casa hogar New Hope. Este es el lugar que siempre he considerado un refugio, el sitio que ansío visitar una y otra vez, donde cada sonrisa y mirada de los niños me llena de una paz profunda. ¿Habrá sido pura casualidad que Dimitri eligiera precisamente este lugar? Lo dudo mucho. Es evidente que ha investigado mi pasado a fondo, cada rincón de mi vida hasta lo más profundo de mis afectos.—Sor Inocencia, es un gusto volver a verla —me saluda la monja encargada del hogar, una anciana de arrug
He hecho una promesa, y ahora debo encontrar la manera de cumplirla. No pienso jugar con las ilusiones de Liam como Dimitri lo hizo. Sin embargo, adoptar no es tan sencillo: para hacerlo, debo estar casada legalmente y cumplir con una serie de requisitos. Y, lamentablemente, ser parte de una familia mafiosa no es precisamente algo que facilite el proceso; si eso saliera a la luz, rechazarían la solicitud sin pensarlo. Por eso, Dimitri no puede casarse conmigo.Todavía está por confirmar si mi familia realmente está involucrada en el crimen organizado, pero las probabilidades son altas, y si resulta ser cierto, solo complicaría todo... Aun así, quiero adoptar a Liam, necesito hacerlo. Su bienestar ahora se ha vuelto una prioridad, y me duele pensar que las circunstancias puedan separarnos de ese objetivo.Me pregunto qué tiene planeado Dimitri en relación con Liam. Me dijo que intentaría remediar su error, ¿habrá sido en serio? Lo miro de reojo y lo veo absorto en su celular, con una ex
Narrado desde la perspectiva de Doña Murgos.¿Quién dice que las viejitas no vemos porno?... Este calor incita al pecado... ¡Anda suelto Satán!Elevemos una plegaria al cielo para que cada actor porno conserve su fornido cuerpo y para que sus troncos permanezcan así de vigorosos. Nunca había visto tanta salvajeza concentrada en un solo video. Espero que a Delancis no se le ocurra regresar a su cuarto; mira las cochinadas que se pone a ver cuándo nadie la está observando… Salió igual de traviesa que su madre.—¡In your face, baby! —escucho decir a uno de los actores porno, su tono de voz es tan excitante y varonil…¡Oh, santo cielo! Esto está más caliente que un verano en el trópico. La juventud... cuántos litros de colágeno y energía pura en esos hombres. Y es que son tan buen mozos que parecen esculpidos por dioses.Si yo tuviera la frescura de aquella actriz, tendría la vieja coneja completamente babeada; tanto, que podría deslizarme sobre esta silla plástica sin esfuerzo. Pero no. L
Minutos antes de la cena navideña.Algo no anda bien conmigo. Todos los sonidos a mi alrededor parecen haberse amplificado de golpe: el estruendo que hace la chef al acomodar las cacerolas, el ritmo monótono de Jennifer cortando zanahorias, el crujido insistente de Marisol masticando snacks. Incluso puedo escuchar y sentir cada latido de mi corazón como si resonara en mi cabeza. Mi mente está inquieta, atrapada en un torbellino de sensaciones extrañas. No me estoy sintiendo bien.—Jen, voy a salir a tomar un poco de aire —digo, tratando de mantener la calma—. Creo que el calor de la cocina me está afectando.—¿Quieres que te acompañe al jardín? —pregunta Jennifer con preocupación evidente.—No, no… Yo puedo ir sola.—Ok, cualquier cosa me avisas.Asiento y, sin perder tiempo, salgo de la cocina. Pero conforme avanzo, la sensación empeora. Me estoy asustando. Esto no es normal. Nunca me había sentido así antes.Es como si la oscuridad se cerrara sobre mí, cargada con un peso invisible q
Hay una parte dentro de mí que se revuelca y trata de tomar nuevamente el control, mas no puedo permitirlo, pues el mundo que nos rodea es demasiado siniestro como para permitir tanta debilidad.Lo que se viene no es fácil, necesito una dosis de demencia.Esta vez me han enseñado a inhalar aquel potente polvito blanco, su efecto es inmediato. Todo se vuelve a intensificar.—Mucho mejor, ¿no? —Muto pregunta mientras pasa un mechón de mi cabello tras mi oreja.—Sí, me siento fantástica.Le veo reír mientras acerca sus labios a mi oreja.—Entonces, oficialmente tenemos a un nuevo consumidor en la familia Hikari.—Eso parece. —Puedo disfrutar de la música sin miedo o vergüenzas a que alguien me vea, me siento tan liberada.Nada me resulta tan importante como para sacarme de este estado de sosiego, las luces que destellan por todas partes de pronto se han vuelto tan intensas que hasta me impiden enfocar la visión hacia el fondo de la discoteca, solo puedo apreciar el delicado rostro de Muto
Desde el principio, he culpado a un solo hombre por mis desgracias, pero la verdad siempre ha estado frente a mí: soy yo quien ha llevado la perdición adherida a la suela de mis zapatos.Solo hizo falta la presencia de mi ángel guardián, un instante en el que su mirada me alcanzó, para que esa oscuridad que me envolvía se replegara, humillada ante su luz. Como si su sola existencia fuera capaz de exponer lo que soy y lo que me temo: mi mayor enemiga.Todo esto es mi culpa. Me dejé llevar por esa oscuridad que juré dominar. No fui lo suficientemente fuerte, y ella tomó control absoluto de mis acciones. Ahora estoy aquí, perdida en mis propios errores, enfrentando las consecuencias de lo que jamás debí permitir.No sé en qué momento la música de la discoteca se detuvo. Ahora, el lugar está lleno de murmullos, gritos lejanos y el eco de las órdenes que los policías lanzan para desalojar a la multitud. Todo parece un caos, un reflejo de mi interior.—Detective Kross —la voz de Delancis res