Durante el descanso, estuvo conversando con su respecto a lo que le propuso a su marido la mujer también opinaba que no tenía derecho a pedirle que se fueran a vivir juntos esa era una decisión importante y con eso de alguna forma estaban engañando a la pequeña haciéndole creer que una ilusión que no existía. —Sol, no tiene nada de malo que seamos padres separados, él está por su lado y yo por el mío, nuestra hija no tiene ningún problema con eso, ella puede pasarla bien con él y también a mi lado. Siento que todo esto lo hace para que esté cerca suyo, no volveré con él, aún tengo poco de dignidad —le dio un sorbo a su zumo. —¿Lo quieres? —¿Qué? —A veces me confundo, veo que no te interesa en absoluto y luego aparecen chispas en tu mirada cuando te expresas de Ethan, tal vez todavía exista un poco de ese amor que le tuviste en el pasado, pero bien dicen que solo es suficiente con alguna chispa para que vuelva el fuego. —No seas tonta, ya te pareces a mi padre diciendo tonterías —
Se puso de cuclillas, a su altura, ya casi anochecía. Y Ethan se encontraba a solo tres metros, recargado del auto; a la espera de la pequeña que se quedaría con él en casa, esa noche. Observó la escena dándose cuenta de lo apegada que era Luna a su hija, entonces comprendía que su amor materno era infinito, que todo ese tiempo pudo entregarle al cariño que él no. —Hope, prométeme que te vas a portar bien, estarás en una casa diferente, hazle caso a tu padre; si te dice que no puedes hacer algo, entonces obedece. Sé una buena chica, si deseas hablar conmigo pídele que te preste el móvil. Así podremos estar en contacto —acarició sus mejillas. —Mami, no me iré del país, no te pongas triste. Antes de lo que imagines, estaré aquí.—Ay, mi niña. Es imposible que no me ponga así pero quédate tranquila me la cama y dormiré pensando en que tú estarás bien. Dile a papá que te haga un desayuno nutritivo, nada de cereales. —De acuerdo —la abrazó otra vez. Finalmente su hija se acercó a su p
La mañana era un desastre, el hombre se sentía cansado por todo lo que tenía que hacer, pero no tenía demasiado tiempo, había dormido muy poco, por eso estaba exhausto, tratando de aprovechar lo que le quedaba, menos de media hora, antes de que su hija entrara al colegio, ni hablar de la junta pautada para esa mañana, tendría que disculparse con los presentes.Él era el primero en odiar la impuntualidad, pero lamentablemente ese día no sería responsable con el horario. Lamentablemente no podría cumplir con lo que su madre le dijo a la niña de comer saludable, lo más rápido era preparar cereales con leche, al menos se llevaría algo al estómago y no asistiría a la escuela sin desayunar. —Los cereales son deliciosos, pero mamá dice que no me alimentarán. —No te preocupes, hija, esto es una emergencia, no siempre vas a comer cereales, además te daré dinero para que puedas comprarte algo en el cafetín de la escuela. Prométeme que no le vas a decir a tu madre que te di de comer cereales.
—¡Estoy cansada de lo mismo, Warren! —gritó histérica la mujer, levantándose de la cama, todavía con las sábanas alrededor de sus delgado cuerpo desnudo, el hombre se llevó ambas manos a la cara, lleno de frustración no sabía cómo apaciguar lo que ocurría. —¿Crees que resulta ser sencillo para mí? ¡Mierda! Se trata de mi hija, ella es alguien a la que quiero mucho y no deseo verla en malos términos conmigo, ¿no te dije que lo haría pronto? Me sacas de quicio, deseo que seas al menos un poco paciente y me dejes de asfixiar con todo este asunto. —¿Ahora soy la que te impide respirar con normalidad? ¡Solo te estoy pidiendo que seas sincero con Luna y le cuentes de nuestra relación! No entiendo cómo quieres que no me enfade contigo si lo has estado dejando para el futuro, y cada vez alejas más el momento adecuado, no existirá un momento adecuado para decirle que estamos saliendo. —Se nos está haciendo tarde para ir a la compañía, vayamos antes de que me estrese más. Sol se volvió a é
Después de la presentación que terminó exitosa, se dirigió a la oficina de su padre con la intención de hablar más de su verdadero origen, quería con urgencia saber quien era su mamá y si podía buscarla. —Padre... ¿estás desocupado? —No, pero voy a disponer de algunos minutos para atenderte. ¿Todo en orden? —¿Cómo puedes hacerme siquiera la pregunta? Iré al grano. Quiero saber quién es mi verdadera madre y si tengo alguna manera de ponerme en contacto con ella. Es lo mínimo que podrías hacer por mí, darme información relevante para encontrarnos.Joseph podía apostar hasta de abrazos cruzados, que Ethan no descansaría hasta conseguir lo que pedía su hijo, estaba empeñado en hacerlo. —Vale, tengo información de tu madre no creo que sea el momento ni el lugar para conversarse de algo tan personal. —Para mí cualquier lugar me funciona, nunca hicieron nada bien, me mintieron toda mi vida y aún así esperas que exista un momento adecuado, eso es lo más absurdo que he escuchado. Joseph
El CEO se puso a su altura. —Vale, no es algo de otro mundo, a veces es normal temer a ciertas cosas,pero en el odontólogo solo se te ayudará, no tienes que tener miedo, eres una chica fuerte. ¿A qué sí? Sollozó. —Me da miedo. —Hope, ya se nos está haciendo tarde, despídete de tu padre y vamos a casa, no me hagas pasar por lo mismo del otro día —advirtió mirándola. —Luna, hagamos algo. ¿Podrías hacer que la cita con el médico sea otro día? —¿Qué? No, no puede ser. —¿Eso significa que no puedo tomar decisiones ni siquiera porque se trata de mi hija?Esa no era una inquisitiva común, más bien le estaba haciendo un reclamo por negarse a aplazar la visita al odontólogo. Luna no se lo podía creer, no tenía ningún derecho a expresarse de esa manera. Menos cuando la visita al doctor era por el bien de la niña. —Ethan, por favor, ya es suficiente. Mañana y todos los días posteriores puedes verle, incluso hoy en la noche. —Claro y como no se te ocurre otra cosa intentas apaciguar todo
Luna llegó a la casa. Después de una larga insistencia accedió a conocer esa propiedad en la que su exmarido había colocado el ojo, una casa enorme con jardines preciosos, lo que alguna vez había descrito su hija. Hope ya correteaba por la zona. —¡Ten cuidado! Ansiosa subió al columpio y jugó un poco. Ella siguió admirando la casa en el recorrido. El tipo de bienes raíces los estaba acompañando, adicional a eso, aportaba datos de la casa y demás. Luna a través de la ventana miró a su hija alegre, ella amaría vivir en un lugar como ese. No tenía ninguna duda. Volteó a ver a Ethan, que en esas semanas no dejó de insistir con vivir los tres en la misma casa. Pero ella solo aceptó con la condición de cada uno estar por su lado. Vivir bajo el mismo techo no significaba que ellos tendrían que mantener una relación. Ethan estuvo de acuerdo con la condición a sabiendas de que eso lo acercaría más a ella, pudiendo de esa manera, tener la chance de recuperarla. Le dejaría saber que no
—Que raro, no me contesta las llamadas, a veces creo que se ha puesto mal y no me dice nada —torció los labios. Hablaba sola cuando su padre irrumpió en su oficina y le dio el aviso de que Sol no vendría a trabajar. —Sol no viene. Pude hablar con ella. —Menos mal porque no toma mis llamadas, pero a ti sí te ha contestado, voy a creer que dejó el teléfono cargando, cualquier otra cosa con tal de no pensar que no me quiere contestar la llamada —llegó a la conclusión suspirando pesadamente. —Debe ser eso...—Ah, padre, ya terminé lo que me pediste. Espero sea lo que imaginabas. —Lo será, eres buena en todo lo que haces.—No lo apruebes sin antes verlo. —Luna, siempre lo haces bien —emitió dulce —. ¿Puedo saber cómo va todo eso de la casa? —Finalmente se ha decidido comprar esa propiedad, es grande, perfecta para Hope. Estaremos allí. Cada quien por su lado. —Vale. Ambos son adultos, podrán hacerlo. —Sí... —Iré a visitarlos después. —Avisa y haremos una barbacoa, padre. (...)