A los días, Luna recibió la llamada de Warren. Todavía no podía hacerse a la idea de que era su padre, incluso cuando el sujeto le mostró las pruebas de paternidad, que realizó con su consentimiento. —¿Cómo estás? Puedo pasar a buscarte. —Tal vez debería decidirme pronto, luego no podré hacerlo —emitió tocando su abdomen. La consecuencia habitaba en su interior. Dos meses de embarazo y varios días. ¡Un bebé a la espera, complicando las cosas! —¿Hablas del bebé? —Sí, y no es que sea un error, ese día no bebí la píldora porque no quise hacerlo, Ethan me confundió por un momento, soy tan patética —se acusó a sí misma, resoplando. —Sabes que no debes hacerlo si no quieres. ¿Se trata de dinero? Entonces me encargaré, es lo mínimo que puedo hacer por ti, después de ausentarme mucho. —No quiero molestar, no es tu responsabilidad, solo mía. —Y de Ethan... Pero no es un incordio en absoluto. Deja que te ayude, me sentiré mejor al saberte estable... Supongo que quieres conseguir estudiar
7 años después...A Warren no se le borraba la sonrisa de la cara; ver a su hija convertida en la Creative Design y próxima heredera de la compañía, le inflaba el pecho de orgullo. Llevaba un elegante tafetán negro, recogido y maquillaje apropiado enmarcando su bello rostro. Era ella la viva imagen de su madre, y su mirada se la recordaba. No quería nunca ajar ese brillo y menos quitarle la felicidad que la envolvía. —Padre... ¿cómo me veo? —se acercó a él, con esa carita de ángel y los ojos inyectados de emoción. —Es innecesaria la inquisitiva, estás preciosa, como siempre —aseguró mirándola con amor y llevó una mano a su barbilla, la chica suspiró, el halago de su padre la sonrojaba —. Vale, estás perfecta, más que eso, no hay palabras para describirte. Quiero recordarte que en este día tan importante, estaré siempre allí, así que no te pongas muy nerviosa. —Es inevitable. Mírame nada más, mis palmas no dejan de sudar, incluso se me acelera el corazón de solo pensar en el mar de
En el fondo de su ser, Luna experimentó una serie de sensaciones que la llenaron de enojo; molestia aguda porque lo encontrara demasiado guapo, se suponía que con todo lo que le hizo no debía sino dedicarle acérrimo odio. Por su parte, el CEO, inevitablemente colocó sus ojos sobre la jovencita en medio de todos ellos. Lo más extraño de todo, ¿qué demonios hacia Luna a la par de Baxter? Todo era demasiado loco, no sabía a qué conclusión llegar. —A qué no adivinas quien está aquí —soltó a su padre, mirando fugazmente a su ex. Joseph giró la cabeza a su dirección, lleno de curiosidad. —¿De qué hablas? —Luna Cavalcanti. Su padre se contuvo de no soltar una risotada, no era nada nuevo par él. Ya sabía eso. —Al parecer eres el único que no lo sabe. Y no, ya no es más Cavalcanti, sino Baxter. Casi escupe el vino al escuchar eso.No se lo podía creer. —¿Hablas en serio? —emitió —. ¿Una Baxter? No sé qué clase de chiste has soltado. —Me enteré hace poco. ¿Por qué crees que nunca nece
La mujer se encargó de llevar a la cama a su pequeña hija y se quedó con ella durante algunos minutos, la costumbre de siempre, era habitual para ella permanecer un tiempo allí hasta verla dormir plácidamente, solo así se aseguraba de que descansaría bien. Algo que llegó a pasar es que Hope alguna vez se despertó sobresaltada por alguna pesadilla, entonces como una madre cariñosa se quedaba a dormir a su lado. —¿Quieres que hagamos algo mañana? —Pues... —se llevó un dedo a la barbilla, pensativa —. ¡Quiero ir a la playa! —Oh, eso no me lo esperaba. Sin embargo no será posible cariño, me encantaría llevarte a la isla más bonita del mundo y quedarnos una semana allí disfrutando, pero no será ahora —hizo un puchero —. Sin embargo lo apuntaré. Te prometo que no se me olvidará, mientras tanto, elije otro lugar. —Entiendo, mamá, no te preocupes. Llévame a ver una película.—Hecho, compraré los boletos en línea. Descansa. Cerró sus ojitos y pronto sucumbió al sueño. Luna se levantó de
7 años atrás...Luna hizo el amago de levantarse de la cama, su cabeza dolía y cada unas de sus extremidades habían sido atrapadas por la flojera. El desgano era tal, que levantarse de la colcha era un acto casi imposible. Ya tenía aproximadamente un mes viviendo en casa de su padre, todavía le costaba un poco adaptarse a pesar de que el trato que allí se le daba era bueno. —Luna, ven a desayunar conmigo —le dejó saber detrás de la puerta —. ¿Sabes? No es bueno que te saltes las comidas. Estás embarazada y debes alimentarte bien, soy tu padre y me preocupo por mucho por ti. La chica al borde de la cama sacó el labio inferior, apresada otra vez por la desazón que cada cierto tiempo hacía de las suyas, porque sí, ella sufría mucho. —Iré en un momento —se le quebró la voz, afectada con toda la situación. Su padre se sintió fatal, odiando saberla tan triste por todo ello. Se había esforzado bastante para que ella pudiera seguir su vida tranquilamente y que emocionalmente no se sintie
Ethan estaba presente en la cena con sus padres; a pesar de que ese ambiente no era en el que quería estar, si asistió es para que lo dejaran en paz. Ni siquiera tenía mucho apetito, lo poco que se estaba llevando a la boca era a regañadientes.—Tu padre y yo lo estuvimos pensando y es lo mejor para todos. Ethan, hemos sido muy pacientes contigo y permitimos que desastres tras escándalos sucedieran. Sin embargo ha llegado el momento de poner las cosas en su lugar, eres un adulto que debe actuar como tal. Todos esperan de ti que seas maduro y por supuesto que sientes cabeza. —Aquí van de nuevo —murmuró, casi en un gruñido —. No quiero tener esta conversación otra vez. Joseph intervino de inmediato. —¿Hasta cuándo vas a seguir haciendo el ridículo y dejando mal a la compañía? Ya estoy cansado de que mi hijo no actúe como un adulto. ¡Piensa en todo lo que he hecho para mantener una buena imagen! Pero tú siempre lo terminas arruinando —acusó —. Ya tienes treinta y seis años, Ethan. —
Joseph y su esposa se fueron a la cama. Elena se quedó leyendo un libro, mientras que su esposo revisaba el móvil. —Extraño demasiado a Jonas. Él sabría cómo llevar las riendas del negocio sin tener escándalos a su alrededor. Todavía creo que es injusta su muerte, no lo merecía. —Nadie lo merece. —Joseph, sé que también piensas lo mismo que yo, sabes perfectamente que Jonas de los dos, es el mejor. —Era... Jonas no está más con nosotros. Ethan es bastante peculiar, en ningún momento ha hecho mal su trabajo en la compañía, pero es un fiasco en su vida personal y eso quiera o no influye en el ámbito laboral. —No es digno de ocupar tu lugar.Joseph dejó el teléfono sobre la mesita y la enfrentó. —¿Solo porque Jonas fue digno debió quedarse con la presidencia? No pongo en tela de juicio de que pudo haber sido un buen jefe, pero también habría sido salpicado con toda la verdad que tarde o temprano saldría a la luz —agregó dejándola estática, siempre que se tocaba aquel tema, se incom
—¿Me queda bien este color o el rosa? —quiso saber la opinión de su amiga Sol, con quién mantenía una videollamada. —Te seré sincera, los dos vestidos te sientan de maravilla, eso hace que el color no interese, ¿tendrás una cita? —¿Te has vuelto loca? No, si fuera así ya te lo habría dicho, no se trata de una cita. Es solo una salida con Hope y Calvin. —¿Calvin no está por allí? —meneó las cejas y tontamente suspiró repetidas veces —. Es decir...—No, no está por aquí, y ya deja de ser tan coqueta. ¿Todavía seguirás ocultando que te gusta? Es un buen hombre y tienes mi aprobación para tener una relación con él. ¿Qué es lo que estás esperando? —Nada —desvió la mirada —. Se supone que las cosas entre nosotros tienen que darse naturalmente, no quiero forzar nada. —Solo pierdes el tiempo —torció los labios —. Usaré el rosa. —Buena elección... Oye, ¿qué se ha sentido volver a ver a tu exesposo? Hasta la expresión le cambió de solo escuchar eso. —Nada, ¿se supone que deba sentir alg