No puede ser

Los pasillos estaban llenos y el bullicio se compartía en todos los rincones de la preparatoria de Kuri, aun en el apartado de los sanitarios para mujeres; en la planta alta.

En uno de los cubículos individuales, con la puerta cerrada, Alexa hacía un esfuerzo por mantenerse de pie apoyada contra la puerta, sintiendo que las rodillas le temblaban, el corazón le daba un vuelco, las lágrimas de un esfuerzo sorpresivo corrían por sus mejillas y una presión inflexible se ejercía en la boca de su estómago.

Conteniendo una arcada más, la cuarta en la mañana y la de mayor urgencia. Ni siquiera esperó a tomar la hoja de permiso firmada por la profesora Yuuhi cuando ya estaba delante del inodoro del sanitario ante otro espasmo de náusea.

El desayuno...

No, un par de simples rebanadas de pan tostado, mantequilla y jalea no

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