CLAMOR A DIOS

Adele Smith

—No yo vine a buscar algo y lo voy a conseguir, sin importar los sacrificios que tenga que hacer— Me digo a mi misma decidida después de segundos de duda, ¡el que tenga miedo de morir que no nazca!—

El edificio, se ve bien, de hecho todo se ve mejor que de dónde venimos, pasamos por los pasillos y ella me lleva hasta la administración del edificio, me llevan a ver el modesto y lindo lugar el cual pago por con dos meses de adelanto.

—Este lugar no me gusta.— Dice Alexa y me abraza, sabía que esto pasaría

—Solo será un tiempo, te prometo que nuestra próxima casa te encantara.— Le digo y ella lloriquea.

—Es un apartamento tipo estudio, tiene una sola habitación, pero es muy cómodo, limpio, y además tiene una vista preciosa ¿No te parece?— Le dice la administradora a mi hermanita que mira  a través de la ventana, haciendo un puchero,

—No esta tan mal.— Gimotea Alexa, Marie y  la administradora nos dejan solas y luego de quince minutos tocan a la puerta nuevamente, abro con cautela encontrándome con una linda repartidora de pizza.

—Bienvenidas.— Dice extendiéndome la caja que debo declinar.

—Oh es un error, no hemos pedido pizza.— Le digo salivando por el olor.

—Ya la cancelo, la señora Marie es solo una bienvenida,— Me responde la chica.

—Gracias.— Le respondo recibiéndola, los ojos de Alexa se iluminan, no recuerdo la última vez que comimos pizas, las dos estamos muy delgadas, sobretodo yo que dejaba de comer, para alimentarla a ella, pero no me arrepiento, si tuviese que hacerlo de nuevo lo hago una y mil veces.

—¡Esta deliciosa!— Gime mi hermanita comiéndose la cuarta rebanada, no sé donde entra tanta comida en un cuerpito tan diminuto, a las diez nos vamos a dormir, pero casi no lo hago pensando todo tipo de tonterías, como que la señora Marie, me resulta muy familiar...

Las horas pasan y yo me trasnocho como una tonta pensando en cosas que no tiene ningún caso, no soy tan inteligente como creí.

Me despierto con Alexa empujándome—Tengo hambre.— Me dice sobándose la panza.

—Espera, debemos comprar algo de comida.— Le digo y ella asiente feliz, cuando la miro bien, me doy cuenta que esta lista.

—Bien apúrate, por favor, que tengo mucha hambre.— Me dice ella, hago lo propio y estoy lista en quince minutos.

Me arrastro con ella de la mano hasta un supermercado, debo preguntar a todo el mundo hacia dónde ir, compro todo lo que necesito y mas, se acabo la vida llena de carencias para las dos.

—¿Podemos llevar unas manzanas?—Me pregunta mi hermana y yo asiento.

—¿Y cambur?— Continua y yo asiento, metiendo diferentes cosas que tengo mucho tiempo sin comer,  como crema de maní, desayunamos con cereal y leche en la casa, después de organizar las compras, es sábado al medio día, sin embargo ubico una escuela para mi hermana y arreglo todo lo administrativo para llevarla el lunes a su nueva escuela.

—No te darán trabajo con esa ropa.—Asegura Alexa al verme mirarme al espejo.

—Estoy de acuerdo contigo, pero no sé que puedo usar.— Le respondo.

—Podemos preguntarle a la señora Marie.— Me responde ella, con seguridad.

—Alexa, me da pena estar molestando a los demás a toda hora.— Respondo.

—No seas tonta, ¿no viste que la tienda decía veinticuatro horas? gente— Me pregunta.

—Pero si está ocupada, no la molestaremos, okey— Respondo seria colocándome el abrigo, está un poco roído, pero es funcional, sin embargo para conseguir el puesto que quiero debo verme lo mejor posible

Anoche no me fije muy bien en la tienda de la señora Marie, estaba cansada para detallar nada, una chica diferente me atiende hoy y me ve de arriba abajo en forma despectiva.

—Estas en el lugar equivocado, como puedes ver este lugar no es para gente como tú.—

—¿Gente como yo?— Cuestiono indignada.

—Por Dios mírate, una muerta de hambre como tú, nunca podrá comprar la ropa que venden aquí.— Me dice, ella, no soy pretenciosa, pero si quiero entrar a trabajar en la transnacional NB, Deo vestir de forma muy elegante y esta ropa me gusta, pienso apreciando todo sin darle importancia a la opinión de la vendedora.

—Ese vestido se te vera lindo.— Dice Alexa, y  lo tomo de la percha.

—Deja eso allí, lo puedes dañar.— Me dice la mujer halándome la ropa como si estuviese loca.

—¿Qué sucede?— Pregunta Marie, llegando hasta nosotras.

—Estas pordioseras que no se quieren ir, pero ya las saco jefa.— Dice la mujer, comenzando a empujarme.

—La única que se va a ir de aquí eres ti Jimena, no debiste tratar así a mis amigas.— Le responde Marie, dejándome fría, nos acabamos de conocer, no somos sus “Amigas”.—

—Gracias por la Pizza de anoche señora Marie, estuvo deliciosa.— Le responde Alexa y la abraza.

—No puedes hacerme esto, ¡soy una de tus mejores vendedoras!— chilla “Jimena”.

—Te puedo dejar quedarte, si le pides unas disculpas a mis amigas.— Condiciona Marie.

—No puedo creer que pongas a esas primero que a mí, no lo acepto yo nunca le pediré disculpas ¡a esa pordiosera!, Marie rueda los ojos bien como tú quieras, puedes pasar por la oficina en una hora buscando tu liquidación.

—Marie, no sabes el error que estas cometiendo al rodearte de gente barata.— Dice La mujer antes de irse.

—No le den importancia a lo ocurrido con Jimena ¿Qué les gusta?— Me pregunta y yo me pongo roja de la cabeza a los pies.

—Me da vergüenza admitirlo, pero no sé que comprar.— Le respondo.

—¿Y eso porque?— Cuestiona ella.

—Hace mucho que no compro nada para mi, voy a aplicar a un trabajo de asistente ejecutivo de uno de las empresas más importantes del país, no tengo idea de que llega una mujer elegante.— Le respondo sincera, con ganas de llorar.

—Tengo unos trajes ejecutivos de dama, que seguramente te quedaran preciosos, también tengo ropa preciosa para Alexa, me dice ella con una sonrisa, me fijo en sus ojos y tienen un tono gris similar al mío, ese color de ojos es muy extraño, pero no comento nada.

—Te quedan hermosos los colores fríos como este gris claro, este azul marino, este  gris plomo, y este negro, todas las ejecutivas deben tener un traje negro, combinadas con estas camisa de colores vivos, el día de la entrevista, debes colocarte el gris claro con la camisa roja, dice tomando ropa, asumiendo que me quedaran bien.

—Gracias por la sugerencia.— Respondo.

—Tienes un rostro hermoso. Debes depilarte las cejas y un corte recto a la altura de los hombros resaltara tu belleza y te dará un aspecto distinguito, tienes el pelo más lindo y liso que he visto en mi vida.— Me dice ella.

—Mi papá lo tenía igual.— Le respondo tocándomelo, hace tiempo que quiero hacerme algo así de radical en el pelo, la verdad.

—Me coloco la ropa que me sugirió y me queda como un guante, nunca en mi vida me vi tan linda

—Debes usarlo con tacones medios, porque los altos te agotaran demasiado y ese trabajo será tuyo, eres una mujer inteligente.—

—No sabes lo que significan sus palabras para mí, tengo un poco de miedo.— Susurro aprovechando que Alexa, también esta probándose ropa.

—Puedes lograr todo lo que te propongas, no aceptes un no por respuesta, sé que lo harás bien.— Declara y yo asiento.

—Cuando voy a cancelar no quiere cobrarme, eso ya está muy extraño.—No voy a abusar de su hospitalidad, has hecho mucho por mi y por Alexa.— Le digo seria colocando la tarjeta en sus manos.

—¿Por qué te cuesta aceptar un regalo?, regarte estar cosas es nada para mi.— Explica.

—Aceptare que me regales, este sombrero,  que Adele no me quiso comprar.— Le dice mi hermanita.

—Entonces te lo regalare con todo el gusto y el amor del mundo.— Le responde la señora

—Marie, eres la mejor amiga del mundo mundial.— Exclama mi hermanita, me siento incomoda recibiendo regalos, porque no sé que nos pedirá a cambio después.

También, compre varios vestidos ejecutivos que se pueden usar con chaquetas y abrigos y servirán para un trabajo como el que aspiro.

Cuando cortan mi cabello estoy en shock, es algo que para otros parecerá insignificante, decidí no cortar mi pelo desde el día en que murió mi papa hace siete años, Alexa era una bebe, la única madre y padre que conoce soy yo.

Este corte significa el inicio de una nueva vida, en la que mi pasado en Valle encantado quedan el pasado, cambie tanto en poco tiempo solo con un poco de ropa nueva y un corte de cabello, que a mí misma me sorprende, estoy segura que si Jimena  o alguno de los habitantes de aquel pueblo del que Salí, me ven hoy en día, definitivamente no podrían reconocerme.

El lunes llega en un abrir y cerrar de ojos, Alexa se ve preciosa cuando entra al colegio, pero sus ojos brillantes delatan el miedo y la emoción que siente, el colegio es público por lo que podrá estudiar, así no yo no tenga dinero, la escuela es espaciosa y bonita no tengo mucho tiempo para recorrerla porque la entrevista comienza a primera hora.

Son las siete y media cuando llego frente al edificio de la transnacional NB, siento  que todas las mariposas del mundo están aleteando dentro de mi estomago, soy la chica del campo que vino a conquistar la gran ciudad.

Apenas entro en la recepción ya hay mucho movimiento, ¡estoy abrumada! Con la gente, que pasa afanados, hablando por teléfono, sin saludar, una chica me observa y sonríe— Buenos días , en que puedo ayudarte?— Pregunta en forma mecánica, esta perfecta de pies a cabeza, parece una modelo de revistas, tal vez tampoco tenga una oportunidad real aquí, pienso con temor.

—Soy Adele Smith, vengo, por una entrevista de trabajo, para el puesto de asistente.— Silabeo tratando de contener mis nervios, me aferro a mi cartera pero se me nota a lenguas lo nerviosa que estoy.

—Hola Adele, toma el ascensor de allá, y dile al operador que vas al piso veintisiete.— Señala la mujer entregándome, una identificación de visitante, respiro profundo y hago tal cual me ordeno.

El ascensor, se abre y cierra en varios pisos, con gente entrando y saliendo, estoy tan ansiosa que siento que el trayecto se me hizo eterno, cuando se abre el artefacto en el piso veintinueve, me quedo con la boca abierta viendo la cantidad de aspirantes al puesto, todas y cada una con apariencias, como si vinieran de una pasarela, con peinados y maquillajes perfectos y cuidadosos y yo me aparezco con el cabello suelto y gloos en los labios…

Me aferro a mi currículo, como si de él dependiera mi vida, tomo asiento en una silla, todas están colocadas en forma de fila, disimuladamente hago un conteo silencioso de veinticinco aspirante, mi estomago se contrae de horror.

— ¿Qué puedo ofrecerle a la empresa que no le ofrezcan ellas?—

— ¿Cuántos idiomas hablas tú?— Le pregunta la chica que está a mi lado a la que está a su lado, tienen rato hablado.

—Solamente dos: Francés e Ingles ¿y tú?— Le responde la otra

Por Dios una bilingüe y la otra poliglota, yo necesito este trabajo, por lo que comienzo a clamar a Dios internamente con el corazón en la garganta.

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