SLOANE D’MARCO—Tal vez si hablaras con ella podrías comprenderla mejor, ponerte en sus zapatos y comprender lo que está pasando del otro lado —insistí, levantándome junto con ella. Me quedaba claro que esa imagen de chica torpe y tonta solo era una pantalla, y me parecía una inteligente jugada. Sabía que necesitaba de una sesión más profunda para deducir si sufría de límite de la personalidad o algún trastorno similar, pero me quedaba claro que tenía el corazón más frío de lo que aparentaba y una mente bastante ingeniosa.—No vine a hacer amigas, no vine a sentir empatía por nadie, no es mi intención descubrir los traumas de Cristine y justificar su falta de inteligencia emocional e instinto de sobrevivencia —contestó caminando hacia la puerta—. Vine a hacer de la vida de esos ególatras y poderosos embusteros, un infierno. Para eso me paga.Señaló escaleras arriba, refiriéndose a Eliot. —Así que hagan y piensen lo que quieran. Convenzan a Eliot para que cuente todo y los involucre
SLOANE D’MARCOLa noticia nos conmocionó a todos. Luca no solo regresó con un par de bebés y una esposa en recuperación, sino con la novedad de que Eliot había sido despedido por el consejo. Mi mirada de inmediato se fugó hacia Cristine, quien sostuvo con ambas manos su abdomen abultado y sus ojos se abrieron con sorpresa.—Fue mi culpa —soltó Derek en cuanto Luca explicó los papeles de compraventa y las negociaciones con otras empresas—. Todo eso lo hice cuando estaba en su lugar, cuando quería destruir todo lo que él tenía.—Bueno, no es que tengamos manera de comprobar eso —dijo Jimena, quien no solo estaba encantada con los nuevos niños de la familia, sino que había sido consultada por Luca para encontrar la forma de que Eliot recuperar su lugar como CEO—. Lamentablemente lo único que tenemos es una tumba vacía y un convicto libre. La policía no ha informado sobre lo frustrante que ha sido no encontrar un cuerpo. No pueden cerrar el caso y las cosas se pondrán peor.—¿Cuál es el c
CRISTINE FERRERAEl mensaje que me había llegado de ese número desconocido era corto y directo: «Soy la amante de tu esposo, si quieres enfrentar esto de una vez por todas te espero en la cafetería donde nos espiaste. Si llegas acompañada, me voy.» Me moví por impulso, salí de casa llena de curiosidad, pero ahora, mientras aparcaba frente al lugar, ya no tenía ganas de enfrentarla. Ese arranque de cobardía, de simplemente dejar todo atrás, me invadió. Era la misma sensación que tuve cuando vi en el noticiero a Eliot platicando con Ivette en ese restaurante. Solo quería olvidar todo y fingir que nada había ocurrido. Era lo más fácil, lo más indoloro, no esperar respuestas a preguntas que no quieres hacer y simplemente irte. Odiar al mundo y darle la espalda, pero esta vez no pude.Inhalé profundamente, resignada, antes de enviarle un mensaje a Luca: Ve por los niños a la escuela. Me quedé viendo la pantalla de mi celular por largo tiempo, pero no contesté ninguna de sus llamadas, nec
CRISTINE FERRERA—Despierta, lo peor que te puede pasar es una bala en la cabeza o en la de tus hijos —sentenció esa mujer sin apartar su mirada de mí—. Por eso estoy aquí, tal vez necesitas una dosis de miedo real. ¿Quieres saber la verdad? Con gusto yo te la diré, te sacaré de la ignorancia y te abriré las puertas del infierno al que nos estamos enfrentando Eliot y yo. Apoyó los codos sobre la mesa y el mentón sobre sus manos. Parecía una niña a punto de hacer una travesura y estarlo disfrutando. El breve silencio tal vez era una invitación a huir o responder, pero no tuve ni una sola palabra en mente, la curiosidad me estaba carcomiendo y la culpabilidad ya empezaba a clavarse en mi corazón. —Bueno, creo que de momento queda claro que no soy la amante de Eliot. Él jamás me ha tratado de manera especial o cariñosa, a decir verdad, no es un hombre muy tierno, ni siquiera normal, es hostil, frío y aprovecha cada oportunidad para gritarme o hacerme sentir estúpida. —Parecía estar eva
CRISTINE FERRERAMe sentía abrumada. Toda la información que había dejado caer sobre mí me mareó. Cada vez que volteaba hacia el pasado y escuchaba las súplicas de Eliot resonando en mis oídos, me sentía culpable. Aunque aún consideraba que fue injusto que me privara de toda esta información, podía comprender mejor. ¿Podía juzgar a Eliot por enfocarse en cuidar de mí? ¿Estaba justificado su silencio cuando se comprendían los riesgos por los que estaba pasando y que deseaba que yo no sufriera? Cubrí mi rostro con ambas manos, intentando procesar todo, pero cada vez me sentía más desesperada.—No llores porque siento feo. Solo… relájate y déjanos trabajar —dijo la reportera con la voz cargada de lástima. En ese momento la mesera se acercó con dos tazas de chocolate caliente, mientras ambas nos veíamos directo a los ojos, tal vez no con la misma hostilidad del principio, pero tampoco como un par de amigas. La reportera empujó suavemente una de las tazas hacia mí. —Mi mamá siempre dice
CRISTINE FERRERANo supe cuántos segundos me quedé con el teléfono en la oreja, sabiendo que pese a todo problema que pudiéramos tener, Eliot seguía demostrándome que estaría para mí, no importaba que tan enojado o decepcionado pudiera estar.De pronto me sentí como la villana. ¿En qué momento los papeles habían cambiado? ¿Cómo es que ese hombre frío y cruel ahora era el héroe que no tenía espacio en su corazón para el rencor y la venganza? ¿En qué momento dejé de ser la mujer que luchaba por sus hijos y enfrentaba la hostilidad del hombre que amaba con la frente en alto y conservando su dignidad, para convertirme en alguien maleable, vulnerable y tibia para tomar decisiones? ¿Ese era el efecto que todas las desgracias habían dejado en mí? ¿Era culpa de mi exceso de confianza? No, como bien había dicho Donna, podía tener miles de pretextos, pero la única que había decidido andar por este camino era yo y ahora estaba siendo víctima de las consecuencias de mis propios actos. Me mantuv
CRISTINE FERRERA—Sloane, debo de estar con Cristine, debo de estar con ustedes. Las piltrafas de hombres que tienen a su lado solo sirven para traicionarlas y ponerlas en peligro —contestó Zafrina con la frente en alto—. Estoy pensando seriamente en hacer que Derek se busque otro lugar. Desde que están juntos tú te has vuelto algo irreverente y me preocupa tu bebé tanto como el de Cristine. —¿Cómo? —preguntó Sloane escéptica y con una sonrisa burlona—. Ah… siempre he sido irreverente, no solo desde que Derek está a mi lado. —Mi niña, ¿no ves el daño que te está causando solo por su interés en proteger a su hermano? No tengo problemas en que hagas una familia con él cuando todo esto termine, pero por ahora preferiría que tu entorno fuera completamente seguro —insistió Zafrina intentando alcanzar el rostro de Sloane con ambas manos, pero esta retrocedió. La veía como si no la conociera. —Zafrina, insisto, creo que tenemos que hablar, pero afuera. Cristine no tiene que estresarse más
DONNA CRUZEl acero de las esposas comenzaba a cortarme las muñecas, aun así, seguí caminando con una gran sonrisa, viendo a personas mil veces más peligrosas que yo esperando su juicio. Era irónico, mi crimen era decir la verdad en voz muy alta, la de ellos matar, violar y robar. ¿En verdad podían echarnos al mismo costal? Bueno, para la justicia éramos la misma clase de escoria.—Serás procesada… —dijo el sargento Esposito obligándome a sentarme entre un violador y su víctima, porque sí, el hombre de mi derecha; tatuado, de apariencia sucia, sonrisa torcida y lleno de tatuajes, era el verdugo de la chica con ojos llorosos y rostro golpeado de mi izquierda. Su ropa aún estaba rota y manchada. ¡Bendita justicia! ¡Bendita la gente que nos cuida! Son la misma mierda, pero con uniforme y placa—. Estarás en encierro preventivo hasta que un juez decida donde cumplirás la condena. El sargento se hincó delante de mí, como si fuera una niña pequeña, pero su sonrisa solo me decía que estaba f