SLOANE D’MARCOApreté los ojos con fuerza antes de abrirlos. Por un momento mi cerebro estaba desconectado de la realidad, creyendo que estaba aún en mi casa, que se me hacía tarde, como siempre, para dejar a Brian en la escuela, pero cuando me apoyé sobre mis palmas para levantarme, una de ella me dolió como el infierno y de nuevo me dejé caer sobre la cama. El daño que me había hecho con esa rosa ahora me estaba pasando factura.Mientras me revisaba las heridas inflamadas percibí el aroma a loción masculina en las sábanas y almohadas. Olía delicioso, a hombre sexy. No pude evitarlo y clavé mi nariz en la almohada como si fuera un pervertido oliendo pantaletas.Por fin tuve que sacar mi rostro e inhalar aire fresco antes de ahogarme. Entonces vi a Derek recargado en la pared, de brazos cruzados y media sonrisa. Tenía toda la pinta de villano sexy y de inmediato me sonrojé por mi comportamiento. —Buenos días… —pronunció mientras yo me sentaba en la cama, notando por fin que no estaba
SLOANE D’MARCOSi no hubiera confiado en mi padre y sus aparentes buenas intenciones, esto jamás hubiera pasado. Si tan solo hubiera sabido todo, desde su infidelidad hasta su odio hacia los Magnani, pero era joven, amaba a mi padre, él se comportaba como el esposo perfecto y el padre amoroso y comprensivo que cualquiera quisiera tener. No había manera de que esperara un golpe tan grande de su parte, pero como dijo Zafrina, hubo pequeñas banderas rojas que yo no supe reconocer por mi edad o exceso de confianza y eso me condenó. Pero ¿quién en su sano juicio desconfía de su propio padre cuando este es tan dulce y bueno? Entiendo si hubiera sido un borracho golpeador, pero… cuándo se comportan como todo un ejemplo a seguir, ¿cómo puedes simplemente no confiar en él y dejar que meta sus manos en tu cabeza?—No, fue culpa de tu padre… —me interrumpió Derek, sacándome de mis pensamientos y tomando mi rostro entre sus manos—, y del mío, pero para suerte de él, está muerto y ya no hay forma
SLOANE D’MARCO—¡¿Fatal?! ¡¿Eso es lo mejor que me puedes decir sobre esto?! —exclamé causando eco en la taza del baño. —Descuida, es normal que por las hormonas las mujeres se vuelvan algo irritables —agregó el doctor asomándose por la puerta, solo aceptó alejarse cuando descargué mi mirada llena de furia en él—. Ah… comenzaré a recoger mis cosas. Con permiso. —Derek… —dije en un susurro y recargué mi espalda sobre el frío azulejo de la pared—. Estoy embarazada en medio de una guerra, una que tú decidiste comenzar…Apretó las mandíbulas, pero no dijo ni una sola palabra, parecía absorto, desconectado.—No quise ser dramática al principio, pero dadas mis circunstancias… ¿estás de acuerdo que este jueguito que estás jugando puede acabar con la vida de alguien? Tan solo imagina que Carla pierde la cabeza y apuñala a Cristine, ¿te gustaría? ¿Es el resultado que esperas? ¿Qué hay de Berenice y el bebé de Luca? Los medicamentos que mi padre le estaba dando pudieron hacerla abortar o peor
SLOANE D’MARCO—No sé cuánta libertad me quedé, no sé hacia donde iré ahora que sé que estás embarazada, ahora que anhelo borrar todo y tener una vida diferente y una familia… Solo sé que quiero estar con mi hijo el mucho o poco tiempo que me quede. Quiero escucharlo decirme papá antes de que todo se vaya a la mierda —dijo mientras caminaba hacia la puerta.—¿Me dejarás encerrada aquí? —pregunté angustiada, en cuanto él volteó tomó mi rostro entre sus manos y me besó, sus labios destilaban amor y tristeza, una tan profunda que conmovió mi corazón y lo hizo llorar. —No hay candados en este departamento, si quieres irte, hazlo —contestó contra mi boca, pegando su frente a la mía—. Quiero que te quedes porque así lo quieres, porque me crees capaz de protegerte y amarte, pero eso ya lo decidirás tú. De esa manera dio media vuelta y me dejó completamente sola con mis pensamientos y mi corazón roto. Él tenía fe en que me quedaría por amor y en parte, sí, tenía razón, no quería alejarme d
SLOANE D’MARCO—¿Lo recuperaste abriéndole las piernas? ¡Vaya hazaña! —exclamó Carla burlona, pero podía notar que la tristeza había dado paso a la furia ardiendo en sus ojos y sus mandíbulas apretadas. —Sí, bueno. Con sexo y diciéndole que sería padre una vez más fue suficiente —agregué con ponzoña en cada una de mis palabras. Esta pequeña lombriz iba a aprender lo que era destilar veneno de una verdadera serpiente como yo. Que todo el dolor que mi padre me generó desde mi adolescencia sirviera para algo, canalizándolo para dañar a quienes se lo merecen.—¡Embarazada! ¡Ja! ¡Eso es imposible! ¡Maldita mentirosa! —vociferó rabiosa, retrocediendo un par de pasos para verme mejor, buscando un vientre abultado que aún no estaba. —Pues él me creyó y eso es más que suficiente, aunque mi embarazo fuera una mentira, él jamás se enterará, tengo tiempo para ocupar mi útero con un bebé y ahora que estamos juntos no pienso dejar que Derek salga de la cama. —Sí, retorcí la verdad, pero no mentí,
SLOANE D’MARCO—Bueno, supongo que tuvo su etapa de Power Rangers contigo. —Levanté los hombros con apatía, mientras mi corazón latía dolorosamente en mi pecho, fingiendo que nada me importaba. —¿De Power Rangers? —preguntó Carla retrocediendo confundida a lo que yo sonreí. —¡Sí, porque se revolcó con un jodido monstruo! —solté entre risas estridentes haciendo que la ira de nuevo pintara su cara. ¡Ya sé! Fue un chiste tonto y poco atinado para la situación, pero… ¿quién dijo que no me podía divertir en estos momentos? ¿Por qué tomármelo tan en serio si podía disfrutarlo? Aún soltando esas risas relajadas que poco a poco se comenzaban a desvanecer en el aire, bajé de nuevo mi atención hacia las imágenes y traté de verlas no como una amante dolida y traicionada, sino como un doctor revisando una radiografía. Aunque Carla aparecía con el pecho desnudo y abrazándose a Derek, noté que él ni siquiera la tocaba. Sus labios estaban pegados, pero la mirada de él estaba clavada en el vacío
SLOANE D’MARCOCarla dio un par de pasos hacia él, con las manos estiradas como si quisiera alcanzar su rostro, pero Derek la tomó por las muñecas y la alejó con un empujón, rechazándola, rompiéndole el corazón en el proceso, lo pude notar por como el brillo aumentó en los ojos de esa perra, quería llorar. Había cometido un grave error y lo sabía. —Si no quise que entraras al departamento es porque quería hablar primero contigo —soltó por fin Derek—. Quería explicarte que mis planes habían cambiado, aunque aún no sé de qué forma, sin embargo, eso no significaba que te desampararía, pero ¿qué me encuentro después de recibir la llamada desesperada del casero? ¡A ti amenazando a Sloane con un cuchillo! ¡¿Estás loca?! —Derek, no lo entiendes… ella empezó —dijo como una niña pequeña, envuelta en llanto. —¡Está embarazada! ¡No solo atacaste a la mujer que amo sino a mi hijo! —exclamó Derek furioso, podía ver cada uno de sus músculos tensándose debajo de su playera mientras sus manos se
SLOANE D’MARCODerek tomó por el cuello a Carla tan fuerte que pudo ponerla de pie con un solo movimiento logrando que distrajera su atención de mí y volviera a su miseria. Sus planes se habían ido a la mierda, Derek ya no era suyo.—Escúchame bien, huye de la ciudad, huye del país, porque si mi hijo sufre las consecuencias de tu visita, si algo le pasa, si Sloane lo pierde por lo que has hecho hoy, no voy a parar hasta encontrarte y te juro que te ahorcaré con tus propias entrañas —siseó Derek no solo sorprendiendo a Carla, sino también a mí. ¿Cuánto odio y violencia albergaba en su interior para hacer amenazas tan brutales? —Derek… ella… ella… me manipuló, ella… —comenzó a gimotear Carla, pero en vez de causar lástima en él, solo aumentó su odio y desagrado. Ya era muy tarde, el papel de víctima se le había caído y no había manera de recuperar su confianza. Derek la arrojó aún más lejos y se quedó en la puerta viéndola partir, arrastrando lo que le quedaba de dignidad en la suela d