DEREK MAGNANI
—Pensé que me odiabas… —susurré posando mi mano sobre la suya, presionando las heridas abiertas de su palma contra la de mi pecho, dejando que nuestra sangre se mezclara. Entonces sus hermosos ojos regresaron a mí.
—Odio lo que estás haciendo. Odio que me dieras la espalda cuando te busqué. Odio que lastimes a gente inocente sin darte tiempo de ver más allá, de darte cuenta de que ellos no tienen nada que ver con lo que te ocurrió… pero lo que más odio es que… —Sloane cerró los ojos dejando que un par de lágrimas cayeran de sus ojos y sus labios temblaran— …pese a todo aún guarde esperanzas de que abras los ojos y te des cuenta de que esto está mal y que quieras enmendar el camino, de que… quieras ser un padre
DEREK MAGNANISloane entreabrió sus labios sin saber qué decir y mi mano subió hasta su rostro, fascinado por su belleza. Estaba hipnotizado y enamorado. ¡Como la había extrañado todo este tiempo! Mi tacto pareció relajarla un poco, pero no lo suficiente, así que la interrumpí antes de que me amenazara o deseara abandonarme como si todo lo que habíamos hecho fuera un error. —Si quieres que me detenga, si quieres que pare mi campaña de venganza, entonces lo haré. —Sus hermosos ojos castaños se clavaron en los míos, estaba sorprendida por lo que una sesión de sexo intenso podía conseguir. Una vez más abrió la boca, pero las palabras no se formaron—. Solo quiero una cosa y es que vengas conmigo, te estoy rogando para que lo hagas. —¿De qué estás hablando? —Retrocedió desconcertada y se cubrió con mi saco, sintiéndose indefensa y vulnerable ante mi petición.—Eso era lo que querías, ¿no? Que deje todo esto y me quede a tu lado. Lo haré —contesté sentándome con dificultad, tenía las pier
DEREK MAGNANIAbrí la ventana y me asomé, había pocas personas en el jardín, la búsqueda se había diezmado, más de la mitad de los invitados ya se había ido cuando la reunión fracasó. Con cuidado salí, caminado por las tejas casi en cuclillas. Me acerqué a la orilla y entonces Sloane me agarró del brazo, sacando casi medio cuerpo por la ventana. —Ten cuidado… —pidió de manera sincera y sus ojos delataron su angustia. Cada vez que ella demostraba preocuparse por mí, hacía que mi corazón se desbocara. —No te preocupes, sé lo que hago —contesté invitándola a seguirme, ofreciéndole mi mano como apoyo—. Confía en mí. Hubo tensión entre los dos, yo tenía miedo de que ella no tomara mi mano, sentía que, si dudaba de mí, si no confiaba, me destrozaría, pero… ¿no estaría justificada después de todo lo que he hecho? ¿Su rechazo no sería mi merecido premio por intentar destruir todo lo que ella se esfuerza por mantener de pie? Cuando creí que jamás vendría conmigo, sentí sus delicados dedos
DEREK MAGNANICon cuidado, Sloane bajó de mi espalda, temblorosa y asustada, incluso mareada, pero me pareció que no era por mi habilidad de simio al colgarme de las ramas. Se apoyó en la corteza del árbol más cercano y cubrió su boca, como si estuviera conteniendo el vómito. —¿Estás bien? —Su semblante verdoso me preocupó y ella solo asintió, pero no le creí. Era como si se fuera a desmayar en cualquier momento. Entonces los gritos dentro de la oficina fueron más evidentes. Se trataba de la señora Spoti, desesperada, vociferando el nombre de su hija, incluso se asomó por la ventana como si desde ahí pudiera ver a Berenice. Estaba envuelta en un llanto histérico cuando el padre de Sloane la tomó por los hombros y con gentileza hizo que se alejara, ocultándose de mi vista.—¿Qué le diré? ¿Cómo le explicaré lo que pasó? —susurró Sloane mientras retrocedía con los ojos llorosos, sin prestarme ni un poco de atención—. Querrá respuestas y las va a obtener, lo sé, lo hará y yo no podré ne
BERENICE SPOTICubrí mi boca con ambas manos mientras mis ojos se llenaban de lágrimas y mi corazón latía con tanta fuerza que parecía que se me saldría del pecho. Acaricié las flores con ternura, desarmándome y perdiendo la fuerza con cada paso que daba, entonces tomé una de las notas que colgaban de los jarrones que contenían los lirios. «No me olvides, por favor», leí, y en cuanto sonreí, mis mejillas empujaron a las lágrimas que aún se aferraban a no caer de mis párpados. Pegué la nota a mi pecho mientras negaba con la cabeza. —No podría… —susurré y tomé la siguiente nota con emoción. «¿Estás segura?»Mi sonrisa se hizo aún más grande y volteé hacia él, asintiendo mientras lidiaba con la emotividad del momento. Mi chico salvaje y rebelde parecía un cachorrito triste bajo la lluvia. Tomé la siguiente nota y conforme mis ojos pasaban de una a otra palabra, la voz de Luca la repitió en alto, como si la hubiera memorizado. —No importa si no es así, porque cuantas veces te olvides
BERENICE SPOTIAgotada, dormité un poco sobre el pecho de Luca, pero mi estómago me recordó que no habíamos cenado y fue el primero en refunfuñar, haciendo que me despertara. Cuando alcé la mirada noté que Luca lucía media sonrisa. —Creo que mi bebé tiene hambre… —susurró mientras sobaba mi vientre, el cual ya comenzaba a notarse. Mientras se levantaba de la cama no podía dejar de pensar en esa actitud pesarosa que parecía no abandonarlo. Abrí la boca para decir algo, pero él simplemente se enfundó unos pantalones y salió de la habitación. No tardó mucho en regresar con la cena caliente en una charola. Me acomodé en la cama, envolviéndome en la sábana y empecé a salivar, la comida se veía bastante bien. Pinché el primer bocado con mi tenedor y justo cuando lo tenía entre mis dientes, noté que Luca parecía inapetente. ¿Extrañaba a su familia? ¿Estaba tan afectado por todo esto? No sería extraño, es solo que esa actitud relajada que siempre solía mostrar hasta en los peores momentos y
SLOANE D’MARCOApreté los ojos con fuerza antes de abrirlos. Por un momento mi cerebro estaba desconectado de la realidad, creyendo que estaba aún en mi casa, que se me hacía tarde, como siempre, para dejar a Brian en la escuela, pero cuando me apoyé sobre mis palmas para levantarme, una de ella me dolió como el infierno y de nuevo me dejé caer sobre la cama. El daño que me había hecho con esa rosa ahora me estaba pasando factura.Mientras me revisaba las heridas inflamadas percibí el aroma a loción masculina en las sábanas y almohadas. Olía delicioso, a hombre sexy. No pude evitarlo y clavé mi nariz en la almohada como si fuera un pervertido oliendo pantaletas.Por fin tuve que sacar mi rostro e inhalar aire fresco antes de ahogarme. Entonces vi a Derek recargado en la pared, de brazos cruzados y media sonrisa. Tenía toda la pinta de villano sexy y de inmediato me sonrojé por mi comportamiento. —Buenos días… —pronunció mientras yo me sentaba en la cama, notando por fin que no estaba
SLOANE D’MARCOSi no hubiera confiado en mi padre y sus aparentes buenas intenciones, esto jamás hubiera pasado. Si tan solo hubiera sabido todo, desde su infidelidad hasta su odio hacia los Magnani, pero era joven, amaba a mi padre, él se comportaba como el esposo perfecto y el padre amoroso y comprensivo que cualquiera quisiera tener. No había manera de que esperara un golpe tan grande de su parte, pero como dijo Zafrina, hubo pequeñas banderas rojas que yo no supe reconocer por mi edad o exceso de confianza y eso me condenó. Pero ¿quién en su sano juicio desconfía de su propio padre cuando este es tan dulce y bueno? Entiendo si hubiera sido un borracho golpeador, pero… cuándo se comportan como todo un ejemplo a seguir, ¿cómo puedes simplemente no confiar en él y dejar que meta sus manos en tu cabeza?—No, fue culpa de tu padre… —me interrumpió Derek, sacándome de mis pensamientos y tomando mi rostro entre sus manos—, y del mío, pero para suerte de él, está muerto y ya no hay forma
SLOANE D’MARCO—¡¿Fatal?! ¡¿Eso es lo mejor que me puedes decir sobre esto?! —exclamé causando eco en la taza del baño. —Descuida, es normal que por las hormonas las mujeres se vuelvan algo irritables —agregó el doctor asomándose por la puerta, solo aceptó alejarse cuando descargué mi mirada llena de furia en él—. Ah… comenzaré a recoger mis cosas. Con permiso. —Derek… —dije en un susurro y recargué mi espalda sobre el frío azulejo de la pared—. Estoy embarazada en medio de una guerra, una que tú decidiste comenzar…Apretó las mandíbulas, pero no dijo ni una sola palabra, parecía absorto, desconectado.—No quise ser dramática al principio, pero dadas mis circunstancias… ¿estás de acuerdo que este jueguito que estás jugando puede acabar con la vida de alguien? Tan solo imagina que Carla pierde la cabeza y apuñala a Cristine, ¿te gustaría? ¿Es el resultado que esperas? ¿Qué hay de Berenice y el bebé de Luca? Los medicamentos que mi padre le estaba dando pudieron hacerla abortar o peor