DEREK MAGNANI—Estás desvariando… —contesté volteando hacia Sloane, viéndola pequeña e indefensa en el sofá. Tomé su ropa del piso y se la entregué. El cuento de hadas había acabado y era momento de que se fuera de mi vida, como ya lo había hecho antes. —Te juro que no recuerdo mucho de lo que ocurrió entre nosotros… pero quiero recuperarlo —contestó con lágrimas en los ojos mientras comenzaba a vestirse—, porque estoy completamente segura de que fuiste lo más importante de mi vida, por algo sigo cayendo rendida ante ti cada vez que nos reencontramos, y la última vez dejó secuelas… ¿sabes?Fruncí el ceño, decidido a pedirle que se largara y no volviera, pero la duda me carcomía, entonces alguien llamó a la puerta y sin aceptar que entrara, mi secretaria se asomó. Iba de la mano de un pequeño niño pelirrojo de ojos negros que parecía curioso, viendo cada esquina de mi oficina con atención hasta que se fijó en Sloane. —¡Mami! —exclamó con emoción y soltó la mano de mi secretaria para
DEREK MAGNANI—¿La mano de Berenice? —preguntó Sloane en un hilo de voz. —Sí, todo cayó por su propio peso. Berenice aceptó la terapia y el señor Magnani quiso hacerse cargo de ella y del bastardo que lleva en su vientre —dijo el hombre con repudio, como si el bebé de Berenice fuera alguna clase de alimaña desagradable—. Es un buen hombre con un gran corazón por acoger a mi hija durante su desgracia. —Entiendo… mejor de lo que creí o de lo que me gustaría. ¿Para qué recordar si tienes planes muy precisos para el futuro? Aferrarte al pasado solo va a obstaculizar tu nuevo proyecto. Hubieras empezado por ahí —dijo Sloane guiñándome un ojo y retrocediendo antes de tomar a Brian en brazos. Era claro que estaba dolida, pero se estaba esforzando por no demostrarlo—. Los dejo para que hablen del compromiso. Mis felicitaciones, señor Magnani, hasta luego, señor Spoti. De esa manera dio media vuelta y salió de la oficina, negándose a volver a verme a la cara. En cuanto la puerta se cerró, l
DEREK MAGNANI—Sloane… solo hablemos, ¿entendido? —quise tranquilizarla, ceder un poco. En verdad estaba desconcertado por lo que había mencionado de su padre, sonaba como una esperanza, como la posibilidad de que su abandono hubiera sido culpa de ese maldito hombre, si así era, la mujer que había amado por tanto tiempo seguía siendo la misma de la que me enamoré, pero… Sloane estaba tan enojada que no parecía querer negociar. —Vete a la mierda, Derek… —contestó con los dientes apretados, siempre manteniendo el tono de voz por lo bajo para que nadie más escuchara nuestra discusión, mucho menos Brian. —Tenemos un hijo, no puedes dejar las cosas así —insistí, ahora intentando abogar por la compasión que pudiera sentir hacia Brian. ¿No era lo mejor para él que me conociera como su padre e intentar arreglar las cosas?—No te preocupes, ha estado bien sin ti todo este tiempo. Resulta que soy suficiente mujer para sacar a delante a mi hijo sin un hombre vengativo y egoísta, aparte de idio
SLOANE D’MARCOMientras terminaba mi dictamen donde afirmaba que el comportamiento de Eliot Magnani, mi paciente, estaba resultando contradictorio y parecía ajeno a su personalidad y psique, mi padre tocó a la puerta de la habitación un par de veces, dándome oportunidad de cerrar mi computadora antes de que él entrara. Giré sobre mi asiento y me quité las gafas, tallando mis ojos cansados por la luz de la pantalla antes de dirigirme a él. —He notado a Brian algo retraído… ¿todo está bien? —preguntó sentándose a la orilla de la cama—. ¿Tú estás bien?Suspiré apesadumbrada, temiendo que el comportamiento de mi bebé se debiera a la horrible interacción que tuvimos Derek y yo. De solo acordarme me volvía a hervir la sangre. Entendía que Cristine quisiera moverse por el camino de la paz, sabía tan bien como ella que Derek era víctima de sus impulsos y que, en realidad, de culminar su venganza, solo tendría más problemas de los que ya tiene, pero si ya se le había dicho que reaccionara y
SLOANE D’MARCO—¡Concentrémonos en lo bueno! —dijo Jimena más interesada en la parte legal—. Esto puede funcionar como prueba, aunque no es lo único que necesitamos para ganar el caso. Las huellas dactilares obtenidas por Cristine confirman que Eliot no es Eliot, junto con esto hablaré con un juez para reabrir ese caso e involucrar al hospital. —El presidente del consejo de psiquiatría será juzgado… —dije agachando la mirada al suelo—. Él es quien auspicia ese lugar, sin mencionar que fue quien levantó la demanda contra Derek Magnani hace más de veinte años. Lo culparán, creerán que es él quien lo dejó encerrado en esa celda como manera de cobrarse. »Cuando se entere de que yo firmé ese dictamen… tal vez intente acabar conmigo o peor, hacerme cambiar de parecer. Cuando el juicio comience lo mejor será que yo ponga distancia, puede que… sea perjudicial para el caso, influenciada por él —agregué con desagrado, sabiendo muy bien cómo funcionarían las cosas.—Wow… ¿por qué? ¿Pues quién
SLOANE D’MARCO—El hospital acaba de ser notificado. Solicitaron una revisión de registros, mandarán a un auditor. Estamos bajo la lupa —dijo Jonathan haciendo visible su estrés y miseria—. Me solicitaron el expediente de Derek Magnani, pero… resulta que yo no sabía que ese hombre debería de estar muerto. »Cuando tomé el lugar como director del hospital me dijeron que debía de quemar el expediente y la medicación apuntarla en expedientes ajenos a él, pero nunca me dijeron por qué o para qué y no le di importancia, incluso pensé que era una broma o hablaban en sentido figurado. »Ahora la justicia sospecha que tenemos un hombre recluido en el pabellón de alta seguridad que ni siquiera existe y no solo eso, están solicitando un «Habeas Corpus» para poder valorarlo psicológicamente y decidir si debería de estar encerrado o no. En caso de que no, bueno el hospital se metería en serios problemas, pues caerían cargos como secuestro, privación de la libertad, tortura y negligencia médica.
DEREK MAGNANILos labios de Carla se posaron una vez más sobre los míos, incluso su lengua me acarició húmeda y caliente, pero mi boca no respondió, no se derretía con su calor y al final tuve que desviar el rostro mientras mi cerebro proyectaba el momento que compartimos Sloane y yo en la oficina de Eliot. Podía recordar su mirada llena de lujuria y volver a sentir sus manos aferrándose a mi espalda.—¿Lo ves? —preguntó Carla ocultando su desilusión—. Pese a todo, por mucho o poco que hayamos sufrido en nuestras vidas y el dolor que nos une, no tenemos esa conexión. Nunca te haré sentir como lo hace Sloane, es por eso por lo que yo no puedo dejar de luchar por Luca, pese a su rechazo, porque en el fondo aún tengo esperanzas de que él regrese y recuerde co
SLOANE D’MARCOBajé la mirada hacia nuestras manos engarzadas y entonces vi su muñeca con esos verdugones maduros de una paliza pasada.—Cuéntame, Carla, ¿fue algún paciente quien te hizo estas heridas? —pregunté con ese tono suave y zalamero que aparentaba preocupación.—¿Qué? —preguntó arrancándome su mano de inmediato—. ¡No!—Tal vez estás manejando pacientes psiquiátricos de manera incorrecta. Ellos pueden ser muy violentos y…—¡No! Yo hago bien mi trabajo —me interrumpió nerviosa escondiendo sus manos como una niña pequeña, pero no podía disimular