DEREK MAGNANI—Sloane… solo hablemos, ¿entendido? —quise tranquilizarla, ceder un poco. En verdad estaba desconcertado por lo que había mencionado de su padre, sonaba como una esperanza, como la posibilidad de que su abandono hubiera sido culpa de ese maldito hombre, si así era, la mujer que había amado por tanto tiempo seguía siendo la misma de la que me enamoré, pero… Sloane estaba tan enojada que no parecía querer negociar. —Vete a la mierda, Derek… —contestó con los dientes apretados, siempre manteniendo el tono de voz por lo bajo para que nadie más escuchara nuestra discusión, mucho menos Brian. —Tenemos un hijo, no puedes dejar las cosas así —insistí, ahora intentando abogar por la compasión que pudiera sentir hacia Brian. ¿No era lo mejor para él que me conociera como su padre e intentar arreglar las cosas?—No te preocupes, ha estado bien sin ti todo este tiempo. Resulta que soy suficiente mujer para sacar a delante a mi hijo sin un hombre vengativo y egoísta, aparte de idio
SLOANE D’MARCOMientras terminaba mi dictamen donde afirmaba que el comportamiento de Eliot Magnani, mi paciente, estaba resultando contradictorio y parecía ajeno a su personalidad y psique, mi padre tocó a la puerta de la habitación un par de veces, dándome oportunidad de cerrar mi computadora antes de que él entrara. Giré sobre mi asiento y me quité las gafas, tallando mis ojos cansados por la luz de la pantalla antes de dirigirme a él. —He notado a Brian algo retraído… ¿todo está bien? —preguntó sentándose a la orilla de la cama—. ¿Tú estás bien?Suspiré apesadumbrada, temiendo que el comportamiento de mi bebé se debiera a la horrible interacción que tuvimos Derek y yo. De solo acordarme me volvía a hervir la sangre. Entendía que Cristine quisiera moverse por el camino de la paz, sabía tan bien como ella que Derek era víctima de sus impulsos y que, en realidad, de culminar su venganza, solo tendría más problemas de los que ya tiene, pero si ya se le había dicho que reaccionara y
SLOANE D’MARCO—¡Concentrémonos en lo bueno! —dijo Jimena más interesada en la parte legal—. Esto puede funcionar como prueba, aunque no es lo único que necesitamos para ganar el caso. Las huellas dactilares obtenidas por Cristine confirman que Eliot no es Eliot, junto con esto hablaré con un juez para reabrir ese caso e involucrar al hospital. —El presidente del consejo de psiquiatría será juzgado… —dije agachando la mirada al suelo—. Él es quien auspicia ese lugar, sin mencionar que fue quien levantó la demanda contra Derek Magnani hace más de veinte años. Lo culparán, creerán que es él quien lo dejó encerrado en esa celda como manera de cobrarse. »Cuando se entere de que yo firmé ese dictamen… tal vez intente acabar conmigo o peor, hacerme cambiar de parecer. Cuando el juicio comience lo mejor será que yo ponga distancia, puede que… sea perjudicial para el caso, influenciada por él —agregué con desagrado, sabiendo muy bien cómo funcionarían las cosas.—Wow… ¿por qué? ¿Pues quién
SLOANE D’MARCO—El hospital acaba de ser notificado. Solicitaron una revisión de registros, mandarán a un auditor. Estamos bajo la lupa —dijo Jonathan haciendo visible su estrés y miseria—. Me solicitaron el expediente de Derek Magnani, pero… resulta que yo no sabía que ese hombre debería de estar muerto. »Cuando tomé el lugar como director del hospital me dijeron que debía de quemar el expediente y la medicación apuntarla en expedientes ajenos a él, pero nunca me dijeron por qué o para qué y no le di importancia, incluso pensé que era una broma o hablaban en sentido figurado. »Ahora la justicia sospecha que tenemos un hombre recluido en el pabellón de alta seguridad que ni siquiera existe y no solo eso, están solicitando un «Habeas Corpus» para poder valorarlo psicológicamente y decidir si debería de estar encerrado o no. En caso de que no, bueno el hospital se metería en serios problemas, pues caerían cargos como secuestro, privación de la libertad, tortura y negligencia médica.
DEREK MAGNANILos labios de Carla se posaron una vez más sobre los míos, incluso su lengua me acarició húmeda y caliente, pero mi boca no respondió, no se derretía con su calor y al final tuve que desviar el rostro mientras mi cerebro proyectaba el momento que compartimos Sloane y yo en la oficina de Eliot. Podía recordar su mirada llena de lujuria y volver a sentir sus manos aferrándose a mi espalda.—¿Lo ves? —preguntó Carla ocultando su desilusión—. Pese a todo, por mucho o poco que hayamos sufrido en nuestras vidas y el dolor que nos une, no tenemos esa conexión. Nunca te haré sentir como lo hace Sloane, es por eso por lo que yo no puedo dejar de luchar por Luca, pese a su rechazo, porque en el fondo aún tengo esperanzas de que él regrese y recuerde co
SLOANE D’MARCOBajé la mirada hacia nuestras manos engarzadas y entonces vi su muñeca con esos verdugones maduros de una paliza pasada.—Cuéntame, Carla, ¿fue algún paciente quien te hizo estas heridas? —pregunté con ese tono suave y zalamero que aparentaba preocupación.—¿Qué? —preguntó arrancándome su mano de inmediato—. ¡No!—Tal vez estás manejando pacientes psiquiátricos de manera incorrecta. Ellos pueden ser muy violentos y…—¡No! Yo hago bien mi trabajo —me interrumpió nerviosa escondiendo sus manos como una niña pequeña, pero no podía disimular
SLOANE D’MARCO—Bueno, luego me lo saludan. Mmm… ¿Les parece si de una vez revisamos el casillero de Carla? —pregunté relajada, disfrutando del éxito. Tal vez si tenía un poco de maldad heredada de mi padre, pero estaba convencida de que yo la estaba usando para el bien, ¿cierto?—¿Mi casillero? ¿Por qué? —preguntó Carla temblando entre los brazos de Jonathan.¿Por qué? Porque es momento de hacerte pagar, maldita bruja, porque ya me cansé de que la ley tarde tanto, porque no tengo paciencia ni me tiembla la mano, porque el karma es lento y yo estoy sedienta de regresarles a ti y a Derek un poco del dolor que están causando.Agaché mi mirada, abr&ia
SLOANE D’MARCO—No te preocupes, cuando estés completamente bien, tu trabajo te estará esperando. De momento meteré tus vacaciones y no podrás venir, ¿entendido? —dijo Jonathan y aunque no le agradó del todo a Carla, aceptó porque sabía que no tenía opción. Volteó hacia mí y llorando aún más profusamente, se acercó con paso tembloroso haciendo que mi cuerpo se tensara, pensando que quería soltarme algún golpe, pero en vez de eso me abrazó con fuerza. —Gracias doctora D’Marco —susurró en mi oído entre sollozos falsos—. Juro que le regresaré con creces este favor que me ha hecho, ya lo verá. Se alejó de mí y aunque sus ojos aún estaban enrojecidos y húmedos por llorar, solo había rencor y la promesa de venganza, mientras su sonrisa tensa lo confirmaba. Había tantas cosas en mi cabeza, tantas maneras de responder a sus amenazas pasivo-agresivas. Por ofensas no paraba, tenía buena imaginación y combinada con mi ironía, bueno, era algo frustrante mantenerme callada, pero como bien habí