—Tu... ¿Tu familia?—consigo preguntar a pesar de mi consternación.Él no me ve a la cara, parece hasta avergonzado por tener que admitirlo. Y no puedo evitar sentirme todavía más confusa. Estoy intentando con todas mis fuerzas no llenarlo de preguntas, pero es más fuerte que yo.Siento mi pulso acelerarse y mis manos se aferran al barandal con tanta fuerza como si estuviera a punto de caer al vació.—Si—suspira—Su padre es hermano de mi padre, así que...—Son primos. ¿Porqué no me habías dicho nada?—Porque cuando Loan me contó esa noche acerca de ti, y de quién estaba detrás tuyo, no pude creerlo—confiesa. Tiene el semblante serio y cuando me mira a los ojos, sacude la cabeza—Yo... Yo no quise reaccionar de esa manera al tratarte así, ¿sabes? Es que no... No podía creerlo, simplemente. Cuando Loan me lo dijo, resultó ser como un balde de agua fría. No quise creerte, por eso dije lo que dije, pero cuando te fuiste y supe que la había cagado, sabía que había sido un idiota...Frunzo el
No escucho los latidos de mi corazón.Tampoco presto atención a nada más alrededor. El cuerpo actúa por si solo y me dirige a toda velocidad hasta las escaleras del hotel. No hay tiempo para esperar el ascensor y lo único que sigue rebobinando en mi cabeza es aquella risa maliciosa.Como si esto fuera un maldito juego para él.Sostengo los barandales que me llevan arriba con fuerza aunque se resbalan por el sudor. Subo los escalones más rápido de lo que alguna vez creí.No estoy aliviada en absoluto aún cuando llego a la puerta y golpeo la madera con tanta fuerza que parece que la voy a romper. Estoy temblando, no siento mis extremidades, mi cabeza solo está concentrada en alguien: Jessica. —Ya voy—escucho su voz a lo lejos. Los segundos en que tarda me desesperan, así que vuelvo a tocar ansiosa—¡Joder, que ya voy!—sus pasos se acercan a la puerta y cuando abre, me da una sonrisa divertida—Ah, eres tú. Pensé que era de nuevo el botones, lleva toda la mañana...—no dejo que siga hablan
Jessica. Joder, joder, joder, joder. Subo de dos en dos los escalones que me separan a mi de Loan y Max. No puedo evitar pensar en Sam y en si logró sacarse de encima a esos tipos. O por lo menos, esquivarlos el tiempo posible para que yo pueda tomar el arma. Hace tanto tiempo que no me encontraba en una situación como la de ahora. Casi que había perdido la costumbre de estar acelerada y con la adrenalina a flor de piel, pero desde que Samantha está aquí, todo me recuerda al pasado. Suelto una bocanada de aire cuando llego al piso que esa rubia imbécil me indicó. Veo la puerta que lleva el número 512 y doy un trote hasta ella. Entonces recuerdo que Sam me pidió que no dijera nada. Pero no me había puesto a pensar en que cojones voy a decirle a Loan entonces. Tendré que usar mis habilidades de actriz como cuando iba a la secundaria. Alzo la mano y golpeo. Puedo escuchar sus voces y risas desde dentro. Una punzada se alza en mi estomagó, joder, no quiero mentirle a Max. No de n
Dos semanas después de lo ocurrido en el hotel donde se hospedaban Max y los demás cuando vinieron a Italia, todo volvió a la normalidad. O así podría decirse.Seguí entrenando pero con mayor intensidad junto al entrenador que Arturo me había recomendado, las clases van bien, ya empiezo a poder mover bien los músculos y dar algunos golpes. No soy la mejor pero he avanzado mucho estos últimos días.Además de eso, también él se ha encargado de regañarme después de no haberle dicho en el momento lo que había pasado esa tarde. Fue muy preciso al dejarme claro que cuando algo así sucede, no puedo hacerme la heroína.—Terminaras con una bala en la frente—dijo cuando estuve en su oficina, con tanta naturalidad que logró asustarme un poco.Eric no ha vuelto a aparecer, no sé si debería tomármelo como algo bueno o malo, pero por el momento no volvió a dar indicios de su terrible existencia. El terror que me recorrió el cuerpo ese día todavía es difícil de superarlo, no puedo negar que tengo pe
—¿Segura que tienes todo?—Ya es la tercera vez que me lo preguntas—me reprende Chiara mientras rueda los ojos.Emito su expresión y me quedo en la acera del aeropuerto mientras veo como arrastra su segunda maleta con fuerza una vez el taxi que nos trajo reanuda su marcha. No puedo evitar sacudir la cabeza con negación. Menos mal que decidí salir tres horas antes para poder hacer los trámites con tranquilidad, porque de ser por ella...Me cuelgo el bolso en el hombro.—Si te diste cuenta que llevas dos maletas, ¿verdad?Le doy un vistazo rápido mientras entramos. La gente con boletos de avión en sus manos nos reciben por todas partes. —Si, ¿y?—¿Piensas matar a alguien allí y esconderlo en una?—alzo una ceja mientras abro mi botella de agua. Ella bufa y añado:—Es que joder, Chiara. No quiero ser aguafiestas, ¿sabes? Pero solo será una semana y tú parece que te mudas.Sacude la cabeza con fingida indignación.—Tal vez encuentre a algún viejo verde que quiera mantenerme de por vida y
No sé que diablos debería decir.El silencio que hay entre todos incomodo menos para la mujer que tengo enfrente, que no ha desistido de su sonrisa en un solo puto segundo. Hay una gran ola de sentimientos rondando dentro de mi, no sé como debería sentirme, pero claramente no debería ser de esta forma: acorralada.Quiero hacer miles de preguntas, saber el porqué de su regreso y como es que Max no dijo ni una sola palabra después de todas las veces que hemos hablado. No tendría que sentir desconfianza, pero lo hago.Quito la mano que ella me tenía aferrada y de manera poco disimulable paso la palma por mi pantalón, quitando de alguna manera su rastro.—Un placer conocerte—hablo entonces. La voz me sale un poco ronca. Ella me vuelve a sonreír y se corre a un costado, dejando a los demás ahora parte de la conversación.—No tenía idea de que llegabas hoy, Max apenas me había comentado. ¿De donde vienes?Nada en su tono de voz ni en su forma de hablar parece sincera. La miro a los ojos de
El clima se ha vuelto tenso de repente.Por un lado, Liv, Loan y yo parados en la barra de la cocina. Por el otro, Lily y Max separados por la distancia que impone el último.Y yo no sé como sentirme al respecto. Desearía que Chiara estuviera aquí. Sin embargo, la pequeña punzada en el estomagó me hace saber que no me termina de agradar que esa mujer comparta mesa conmigo está noche.Lo único que atino a hacer es volver a levantar la mirada hacía el rubio, quién tiene la suya clavada en mi. Me remuevo incomoda pero consigo entonces respirar hondo, enderezarme y pasarme las palmas de las manos por los vaqueros.Livia es la primera en romper el silencio.—Lily, que bueno volver a verte—dice mientras se seca las manos en el delantal—No sabía que estabas en la ciudad.La rubia le regala una sonrisa cerrada.—Llegué hace unos días—responde. Vuelca sus ojos en mi—Italiana... Que placer volver a vernos.Asiento lentamente.La verdad es que no. —Lo mismo digo.—¿Que vas a querer para cenar?
—Vaya, pensé que me recibirías de una mejor manera. Ya sabes, un café, un trago, ¿un “¿como estás, cuñadito?” “que bonito volver a verte”? —sacude la cabeza en negativa y estira su cuerpo con flojera.Le doy una mirada incrédula.—Te metiste en mi apartamento a la fuerza.—Si lo dices de esa manera, haces que parezca que soy un ladrón.—Ladrón, matón, mafioso. No hay mucha diferencia.Él sonríe para luego acercarse hasta la cocina como si se tratara de su propia casa y abre la nevera, sacando una botella de cerveza. Me echa una breve mirada antes de abrirla y darle un trago.—Tantos años han pasado, Samita y no has cambiado—señala. Se apoya contra la barra de desayuno—Me temes pero antes muerta que decirlo, ¿cierto? Me agrada.—Lo único que me apetece ahora es lanzarte la botella por la cabeza—gruño rodando los ojos. Me cruzo de brazos, estos mismos se encuentran con la piel de gallina—¿Me vas a decir que haces aquí?¿Donde está mi prima?Lo escucho bufar, tira la cabeza hacía atrás y